Recintos turísticos con acceso a ríos y lagunas, bosques y parques nacionales son parte de los destinos preferidos de muchas familias chilenas durante las vacaciones. Se trata de espacios para conectar con la naturaleza, relajarse, pero también para tener precaución para evitar contraer enfermedades.

Muchos de estos cuadros son provocados por bacterias y virus. Particularmente, en el caso de las bacterias, es factible contraer algunos patotipos de E. coli patógenos, Salmonella spp y Shigella sp, comenta Karin del Campo, microbióloga y académica de Tecnología Médica de la USS.

Estos microrganismos pueden desencadenar diarrea de diversa gravedad, fiebre, cólicos y tenesmo (contracción dolorosa a nivel abdominal), síntomas directamente relacionados con el número de bacterias ingeridas y el sistema inmunitario del paciente, puntualiza la experta.

“La falta de medidas de higiene es la principal causante de estas afecciones. No lavarse las manos correctamente después de ir al baño, el consumo de carnes o derivados animales como los huevos sin la cocción necesaria para eliminar bacterias, o de frutas y verduras contaminadas con aguas servidas mal lavadas, son parte de las prácticas que nos predisponen a contraer estas patologías”, explica Del Campo.

En el caso de los virus es un poco más complejo. Entre ellos destaca el Hanta, que se encuentra en ratones silvestres de cola larga (Oligoryzomys longicaudatus). “Este roedor pertenece a la familia Cricetidae, ampliamente distribuida a nivel nacional, principalmente en zonas no urbanas. El virus es eliminado a través de los fluidos del ratón, como las salivas, la orina y las heces”, agrega la docente.

“El Hanta ingresa al organismo por diversas vías: respiratoria (inhalación de micro gotitas de los fluidos mencionados), ingestión directa, inoculación directa por perdida de barrera dérmica (heridas o mordeduras), fómites o frutas y verduras que hayan estado expuesto a estos elementos”, señala la microbióloga.

¿Cómo podemos protegernos de adquirir estas enfermedades?

Las medidas de precaución, en el caso de microorganismos bacterianos, implican un correcto lavado de manos, sobre todo luego de ir al baño. “También hay que respetar los tiempos de cocción de alimentos cárnicos y lavar frutas y hortalizas, sobre todo las que crecen a ras de suelo”, dice la académica.

En el caso del virus Hanta, las recomendaciones primordiales son la ventilación de lugares (sobre todo aquellos que llevan mucho tiempo cerrados y no habitados), higienización de la zona y de utensilios con cloro, “el que debe ser usado de manera eficiente, en una dilución de este desinfectante a razón de 1 gota de cloro por 1 litro de agua”, detalla.

También se recomienda almacenar los alimentos en contenedores herméticos y en altura, no acumular basura y alimentos que puedan atraer a estos roedores, beber agua potable, no consumir frutos silvestres sin lavarlos correctamente, transitar por senderos habilitados, etc.

“La administración de los campings también deben entregarnos varias garantías para que nuestra estadía sea lo más segura posible, entre ellas se incluyen: baños con sistema de buena disposición de excretas, agua potable, jabones, mantenciones de senderos y zonas de acampar despejados y libres de arbustos, zona de basura y depósitos delimitados y diferenciados”, concluye la académica de la USS.