Hace cerca de 7 años atrás, en marzo del 2010, la artista visual y performance Marina Abramović inauguró en el Museo de Arte Moderna (MoMa) de Nueva York (EEUU) una exhibición que incluía sus trabajos más importantes recogidos de sus casi cuatro décadas de carrera.
En la oportunidad, Marina realizó una de sus presentaciones más icónicas e impactantes que quedaría plasmada para siempre por un inesperado encuentro con un viejo amor.
Por horas, la artista se sentó en una silla frente a una mesa y otra silla, para mirar a los ojos a los asistentes que se sentaran en frente de ella para compartir su presentación. Luego de algunas horas, llegó su ex pareja, el artista Ulay, a quien no veía hace 23 años tras terminar su relación.
El emotivo video se convirtió rápidamente en viral, conmoviendo a los espectadores y usuarios quienes se emocionaron con el reencuentro de los artistas. Sin embargo, este sólo fue el comienzo de un lamentable final.
Marina y Ulay
Marina Abramović, nacida en Serbia hace setenta años, empezó su carrera en las performancers a comienzos de la década de los 70′, siendo hoy reconocida como la “Madrina del arte de la performance”.
Su trabajo, basado en la exploración entre el vínculo del artista con su audiencia, los límites del cuerpo y la apertura de la mente, encontró un compañero de oficios cuando conoció al fotógrafo y performarcer Frank Uwe Laysiepen, conocido como “Ulay”.
Los artistas que se fusionaron en una profunda conexión amorosa, intelectual y espiritual, crearon en una década varios proyectos de los cuales destacaron cuatro: The Other (El otro), Relation in Space (Relación en el espacio), Relation in Movement (Relación en movimiento) y Death Self (la muerte misma).
En ellos realizaron presentaciones artísticas de performance (en orden con las mencionadas) en donde se comportaban como gemelos (para edificar una relación de plena confianza), corrían por horas en círculos para crear un tercer componente y dieron 365 vueltas a un automóvil en un museo para representar los años.
Sin embargo, una de las más impactantes fue “Death Self” en donde ambos juntaros sus bocas para inspirar el aire expelido por el otro hasta que ya no pudieran respirar.
Luego de 17 minutos, ambos cayeron desmayados al piso inconscientes. El objetivo de esta presentación era explorar la relación en un sentido negativo en donde las parejas absorben la vida de la otra hasta destruirla.
La relación de Marina y Ulay, evidentemente, escapaba de los márgenes comunes de una pareja y es así como el término de su emparejamiento tampoco podía ser común.
Cuando decidieron terminar en 1988, ambos caminaron desde un extremo distinto de la Muralla China, acordando acabar la relación cuando se encontraran al centro. Desde ese encuentro, no se vieron más hasta 2010.
Del amor a la realidad
Después del emotivo encuentro de Ulay y Marina en el Museo de Arte Moderno en donde ambos se miraron a los ojos unos minutos y el amor parecía intacto tras dos décadas de separación, muchos pensaron que los artistas volverían a retomar su romance y obras.
El video, que muestra a ambos emocionados y a Marina llorando, tiene más de 15 millones de reproducciones desde esa fecha. No obstante, ese fue el único momento ‘romántico’ que la pareja compartió desde su reencuentro.
Ulay demandó a su ex pareja en 2015 por un incumplimiento de contrato que no le proporcionaba los derechos de autor de los trabajos que hicieron juntos. Es así como la artista perfomarce fue demandada por su compañero de juventud por 172 millones de pesos (chilenos).
Según contó el portal español El Mundo, el tribunal de Holanda estableció que Abramovic violó un contrato que firmaron en 1999, “incidiendo en que no le proporcionó a Ulay las declaraciones exactas de las ventas de sus obras conjuntos y únicamente le había pagado cuatro veces en el transcurso de 16 años”.
El tribunal estableció que Ulay tenía un 20% de derechos de las ventas de las obras, las que su ex nunca le pagó. Marina también perdió los créditos de los trabajos hechos en conjunto entre 1976 y 1980.
“Marina no es para mí sólo una socia de negocios”, aclaró Ulay dentro la polémica al portal The Guardian y continuó: “Toda nuestra obra se ha hecho historia: está en los libros escolares. Pero ella ha malinterpretado deliberadamente las cosas, o ha echado hacia la izquierda mi nombre”.
“Toda esta pelea legal me parece desagradable y angustiosa”, señaló el artista, quien batallaba contra un cáncer en ese año (proceso documentado en la cinta Project Cáncer).
Actualmente ambos artistas continúan exponiendo sus obras, incluso ambos cuentan -por separado- con un documental biográfico en donde explican su vida y concepto artístico. Sin embargo, no se les ha vuelto a ver juntos fuera de un tribunal.