1958 se presentaba como un año clave en la historia de Chile, se iniciaba un nuevo periodo de campaña de cara a elecciones presidenciales, las cuales se realizaron en el mes de septiembre. La política de ese entonces se configuraba de una forma mucho más tradicional, siendo los partidos tradicionales quienes lideraban las preferencias.
Fue así como, en un primer momento, fueron cuatro los políticos que llegaron a la carrera por la presidencia de la República. Jorge Alessandri representaba al Partido Conservador y la derecha más tradicional; Eduardo Frei al centro social y los cristianos; Luis Bossay al Partido Radical y un centro más laico; y Salvador Allende al Partido Socialista y la izquierda.
No obstante, nadie contaba con un quinto candidato que surgió en último momento. Se trata de Antonio Zamorano, exsacerdote y político chileno que también militaba en el PS.
Pues bien, fue ese mismo año que Zamorano decidió iniciar una postulación presidencial de manera independiente. Se salió del PS y reunió apoyos tras crear el Partido Unión Nacional Laborista, de marcada tendencia hacia la izquierda.
La historia dice que fue la candidatura de este expárroco la que definió la futura victoria de Alessandri, debido a que le restó votos claves a Salvador Allende. Pese a que apenas obtuvo un 3.3% de los sufragios.
Zamorano antes de la vida política
Según un reportaje de 2011 del noticiero 24 horas, la historia de Zamorano puede elevarse a la categoría de mito, ya que constituye uno de los primeros “batacazos” en la política chilena, que en esos años era mucho más tradicional que en estos días.
Este sacerdote nació en la Ligua un 30 de septiembre de 1908. Fue hijo del empresario de transporte Benancio Zamorano y doña Herminia Herrera.
Tuvo una infancia sin mayores contratiempos en su ciudad. Su vida cambió al ingresar, por su voluntad, al Seminario Franciscano de Santiago, ordenándose sacerdote en 1932. A esto sumó cursos de pedagogía en la Universidad Católica de Chile.
Trabajó como docente de Filosofía, Griego, Latín, Hebreo, Álgebra y Trigonometría en el Seminario de la comuna de La Granja por un lapso de cinco años. Luego se trasladó hasta la ciudad de Iquique, donde por siete años fue profesor del Seminario de la ciudad.
Según detalla el sitio Memoria Chilena, fue nombrado como párroco de la localidad de Catapilco, en la región de Valparaíso, en el año 1940. Desde ese momento fue conocido como el “Cura de Catapilco”.
El mito señala que el hombre siempre estuvo ligado a la política en la zona interior de la región. Sin ir más lejos, se dice que muchos políticos locales acudían a él para lograr apoyos concretos de popularidad en sus campañas, aunque esto nunca fue comprobado.
Zamorano decidió retirarse de la vida sacerdotal en el año 1956. Ocho años más tarde se casó con Aurelia Julio Valdivia, en la comuna de Maipú.
Su carrera política se inició en 1950, cuando inició su militancia en el Partido Socialista de Chile. Dos años más tarde tuvo su primer éxito en el denominado servicio público, al ser elegido regidor de la comuna de Zapallar.
En 1957 se presentó como candidato a diputado, de forma independiente, en las elecciones parlamentarias. Fue electo por la agrupación que era compuesta por las ciudades de Valparaíso y Quillota. El periodo se extendió hasta el año 1961.
El gran salto de su carrera política lo dio en 1958, cuando se presentó como independiente a la elección presidencial de ese entonces. Nadie supo con claridad cuáles fueron sus reales motivos.
Ese año, y como forma de fortalecer su campaña, creó el partido Unión Nacional Laborista, el cual fue considerado como representante de la izquierda progresista de la época.
La elección de 1958
Como ya se ha dicho, en la elección presidencial de 1958 se presentaron cuatro candidatos de diferentes espectros políticos. Desde un comienzo, la candidatura de Zamorano fue vista como un complot hacia Salvador Allende.
Patricio Navia e Ignacio Soto Castro, ambos cientistas políticos chilenos, desarrollaron una investigación denominada El efecto de Antonio Zamorano, el Cura de Catapilco, en la derrota de Salvador Allende en la elección presidencial de 1958, en el cual destacan que el expárroco restó votos a todos los candidatos, no sólo a Allende.
Según los dos autores, el discurso del “Cura de Catapilco” compitió con la crítica hacia la oligarquía chilena que ya emitía el médico socialista, aunque el hombre de la Ligua añadía un componente más moralista.
En su análisis de Navia y Soto detalla que aquella elección se definió por los tradicionales tercios, ya que Alessandri (derecha) obtuvo 31,6%, mientras que Bossay y Frei Montalva (centro) sumaron 36,2% y Allende con Zamorano (izquierda) se quedaron con el 32,2%.
Dentro del 3,3% que obtuvo el exsacerdote, su apoyo más fuerte estuvo dentro de lo que conocemos como Región de Maule (Talca y Linares) y la ciudad de Valparaíso, aunque su influencia habría afectado tanto a Allende como a Alessandri.
El análisis de ambos es: “Curiosamente, la votación de la izquierda en Talca en la elección legislativa de 1957 había sido especialmente baja. La suma de los votos de las dos facciones del PS fue de 10,9%, muy por debajo de la votación del Partido Liberal (18,9%), PR (16,5%), de las dos facciones del Partido Conservador (16,4%). Luego, la votación base de la izquierda en Talca era bastante menor, incluso, a lo que consiguió Salvador Allende en 1958. La votación válida total en Talca en 1957 fue de 14.010 votos, por debajo de los 17.922 votos que se registraron en la presidencial de 1958.
A lo que agregaron: “El apoyo a Antonio Zamorano bien pudo haber provenido de los nuevos votantes, pero dado que la base electoral de la izquierda en Talca era bastante baja, es improbable que esos nuevos votantes hubieran estado inclinados a apoyar a Salvador Allende de no haber existido la candidatura de Antonio Zamorano. Es más, hay buenas razones para creer que si la votación del excura fue tan alta en zonas donde la derecha había sido dominante, algo pudo haber tenido que ver el acarreo de votantes que era entonces una práctica reconocida. De cualquier forma, acarrear votantes para que sufragaran por Antonio Zamorano no afectaba el apoyo a Salvador Allende en esa comuna”.
Respecto a la otra comuna maulina expresaron: “En Linares, comuna en la que Jorge Alessandri y Salvador Allende tuvieron una disputa muy reñida, el cura de Catapilco obtuvo un 16,3% de la votación. La izquierda tampoco tenía mucha presencia en Linares. En la elección de diputados de 1957, el PS obtuvo un 4,9%, muy por debajo de la votación del Partido Liberal (26%) y de las dos facciones del Partido Conservador (19,8%), Agrario Laborista (15,3%), Partido Demócrata (11,3%), PR (9,9%) y de la Falange Nacional (8,8%). Los 9.520 votantes válidos en Linares en 1958 superaron a los 7.585 que participaron en las parlamentarias de 1957. Una vez más, no hay razón para suponer que la alta votación de Antonio Zamora-no en Linares haya provenido de personas que, de no haber estado el Cura de Catapilco, hubieran apoyado a Salvador Allende”.
Sin embargo, un reportaje realizado por 24 Horas pareció confirmar lo que muchos temieron en aquellos años, ya que un hombre identificado como Sergio Vargas, asistente de Zamorano Herrera mientras era sacerdote, confirmó que él tuvo reuniones secretas con Jorge Alessandri en el poblado de Catapilco.
“Varias veces vino a hablar con él, eso me consta. Yo una vez le ayudé a sacar una propaganda que tenía hacia la casa que tenía don Antonio. Esa propaganda era de Don Antonio”, expresó.
En su relato, Vargas aseguró que desde el entorno del candidato conservador hubo ayuda para fomentar la candidatura del exsacerdote, por lo que sí podría haber sido una maniobra para perjudicar al candidato de la izquierda.
Lo concreto es que aquella elección definió a Alessandri como Presidente de la República con 389.909 votos que le dieron un 31,56% de las preferencia, Allende obtuvo 356.493 votos que correspondieron al 28,85%. Zamorano fue último con 41.304 sufragios que le dieron un 3,34% del total.
Un calculo simple estima que el socialista, sin el “Cura de Catapilco” de por medio, habría obtenido 397.797 votos que correspondían a la izquierda y habría derrotado a Alessandri. Aunque eso siempre será mera especulación.
Se sabe también que Antonio Zamorano dio su apoyo público al dictador Augusto Pinochet en el plebiscito de 1980, lo que hizo especular con que siempre había sido un espía de los partidos de derecha en el PS.
Lo cierto es que este personaje de la política murió el 13 de septiembre de 1995 a la edad de 86 años, aunque su “efecto político” será recordado por siempre como sinónimo de “hombre pintoresco” o “traidor de la izquierda”, dependiendo del sector que se le mire.