En 1993, una joven de 23 años identificada como Terry Knorr, llegó hasta la policía de Utah (Estados Unidos) para denunciar el asesinato de dos de sus hermanas y contar los aberrantes maltratos que sufrían por parte de su madre. Las autoridades no le creyeron y la contactaron con un psiquiatra, quien también desechó su historia.
Con el objetivo de lograr justicia, la mujer buscó la ayuda del programa de televisión American Most Wanted, quienes la pusieron en contacto con detectives de Place County, California, donde años antes fue encontrado un cuerpo sin vida (y hasta entonces sin identificar) de una de sus hermanas. En ese lugar se inició una investigación, que finalmente dio con la responsable de todo: Theresa Knorr, la madre de Terry.
13 días después, Knorr fue arrestada por la policía bajo los cargos de homicidio, conspiración para cometer dichos asesinatos y homicidio por tortura. Aunque se declaró inocente en un principio, luego se retractó y aceptó su culpa, bajo la condición de no ser condenada a pena de muerte.
¿Quién es Theresa Knorr?
Theresa nació en Sacramento, California, en el seno de una familia de clase media, que perdió todo cuando su padre fue diagnosticado con Parkinson y tuvo que renunciar a su trabajo como asistente de quesero en una lechería local. Esto provocó que el hombre cayera en una profunda depresión y se desquitará con su esposa e hijos.
La madre de Knorr se las arregló para solventar los gastos de la familia, pero murió por una falla cardíaca cuando Theresa tenía 15 años.
La mujer y sus hermanos quedaron en la completa ruina, por lo que cuando conoció a Clifford Sanders, un hombre cinco años mayor que ella, pensó que había encontrado una forma de independizarse.
En 1962, con sólo 16 años, dejó el colegio, quedó embarazada de su primer hijo (Howard) y se casó con el hombre, el primero de cuatro fallidos matrimonios.
La relación, sin embargo, estaba lejos de ser ideal. Theresa se obsesionó con una supuesta infidelidad de su esposo y lo acusó de maltratarla físicamente.
Aunque acudió a la policía por los supuestos maltratos, no quiso presentar cargos en contra de Sanders, lo cual pudo haber prevenido lo que vino después.
Tras una fuerte discusión, el hombre le informó que se iría de la casa. Theresa, quien estaba embarazada de su segunda hija (Sheila), no fue capaz de soportar esto y cegada por la ira le disparó por la espalda con una escopeta, matándolo al instante.
En el juicio también se declaró inocente y señaló que actuó en defensa propia, porque su marido era violento y la maltrataba, algo que fue refutado por la familia de él e incluso su propia hermana. Finalmente, fue absuelta. Tenía 18 años.
La madre Monstruo
Tras aquel episodio, la mujer comenzó a beber más de la cuenta y a descuidar a sus dos pequeños hijos, a quienes dejaba por días al cuidado de las parejas que tenía en el momento.
En 1966, se casó con el soldado Robert Knorr, adoptó su apellido y tuvo cuatro hijos más (Suesan, William, Robert y Terry). Se separaron en 1970 y como venganza, Theresa prohibió al hombre ver a los niños.
Tras ello se casó en dos oportunidades más con el trabajador ferroviario Ronald Pulliam y con el editor del diario Sacramento Union Chester “Chet” Harris. Ambas relaciones se desintegraron en cuestión de meses, debido a los celos de la mujer, su alcoholismo y a la despreocupación por sus hijos.
Para su cuarto divorcio, la mujer acaba de cumplir 30 años y sus problemas con el trago estaba fuera de control y empezando a dejar consecuencias en su cuerpo.
Comenzó a subir mucho de peso y su carácter se volvió aún más agresivo y volátil. Si antes descuidaba a sus hijos y los golpeaba ocasionalmente, ahora los castigaba de forma inhumana.
No sólo no los dejaba salir de su departamento de dos dormitorios, en Sacramento, sino que los apartó completamente del mundo para que no contaran lo que ocurría en la casa.
Entre otras cosas, la mujer castigaba a los niños apagando cigarros en su piel, sometiéndolos en el suelo de la cocina y arrojando cuchillos cada vez que se enojaba.
Pese a que todos eran maltratados, Theresa se ensañó con sus dos hijas mayores. Suesan y Sheila, quienes se estaban convirtiendo en adolescentes atractivas, comenzaron a despertar la envidia de su madre, quien a cada minuto perdía más y más su belleza.
Theresa, quien estaba celosa de la cercana relación que Suesan había tenido con su último esposo, comenzó a acusarla de ser una bruja que la estaba maldiciendo para hacerla engordar, por lo que en una ocasión, la obligó a comerse una olla entera de comida caliente, la cual depositó en sus piernas para quemarla.
Tras recibir una gran golpiza, Suesan huyó de casa y acudió a la policía en busca de ayuda, pero los uniformados creyeron la versión de la madre, quien aseguró que la joven sufría de problemas mentales, por lo que la enviaron nuevamente a casa.
Como era de esperar, Theresa se vengó de Suesan y la golpeó hasta el cansancio con guantes de cuero. No conforme con eso, obligó a que sus propios hermanos tomaran turnos para azotarla.
Pero el castigo no terminó ahí, porque luego la amarró a la cama y la alimentaba sólo dos veces al día hasta que tuvo que jurar que no volvería a escapar.
La bala que mató a Suesan
En 1982, tras una pelea donde Suesan seguía negando haberla hechizado para engordar, Theresa le disparó en el hombro. En estado crítico, la mujer obligó que sus otros hijos la trasladaran a la tina de baño, donde la curó y cuidó para evitar llevarla al hospital. Aunque se recuperó por completo, la bala nunca salió de su pecho, lo que más tarde le costaría la vida.
Dos años más tarde, Theresa y Suesan se volvieron a enfrentar lo cual terminó con la joven siendo atacada con unas tijeras. Nuevamente, la madre se negó a llevarla a un hospital, por lo que fue nuevamente tratada en casa.
Cansada de los malos tratos, la mujer de 18 años logró convencer a su mamá de dejarla irse a vivir a otra cuidad, pero Knorr le puso la condición que le permitiera sacar la bala alojada en su hombro para eliminar la evidencia del hecho y que no la fuera a denunciar a la policía. Desesperada por irse, Suesan aceptó.
Theresa ordenó a su hijo de 15 años realizar el procedimiento con un cuchillo de cocina. A la joven le dio pastillas antipsicóticas y alcohol como anestesia, lo que provocó que perdiera el conocimiento y despertara al día siguiente con un dolor insoportable.
En los días siguientes desarrolló septicemia, pero los antibióticos e ibuprofeno que le dio su mamá no surtieron efecto, y ella empeoró.
Los gritos de dolor eran tan fuerte, que Theresa –por miedo a que los vecinos la escucharan- los acalló poniendo cinta adhesiva a la boca de su hija y la ató de manos y pies. Posteriormente sacó a la joven de la casa, con la ayuda de sus hijos William (17) y Robert (16), y la llevó a un puente cerca de Place County, California, donde la quemó viva.
El final de Sheila
Tras la muerte de Suesan, el resto de los hijos de Theresa cayeron presas del pánico, especialmente Sheila, la hija favorita de la mujer. La joven de 19 años era obligada a prostituirse para ayudar económicamente a su familia, lo que le permitía entrar y salir del departamento cuando quisiera.
Con el tiempo, Knorr comenzó a imaginar que su hija estaba embarazada y que además le había contagiado una enfermedad de transmisión sexual a través del baño que todos usaban. Cuando la chica no confesó, la golpeó con fuerza y luego la encerró en un pequeño armario junto al baño, donde casi no podía respirar.
Theresa prohibió a sus otros hijos dejar salir a su hermana y darle agua o comida. Días después, la joven murió dentro del clóset y su madre dejó su cuerpo descomponiéndose allí.
Cuando el olor era imposible de respirar, la mujer decidió sacar a su hija del lugar y junto a sus hijos William y Robert, llevaron su cuerpo a unas montañas lejanas donde la abandonaron en una caja.
Preocupada porque los vecinos alertaran a la policía por el olor, la mujer ordenó a sus hija menor Terry que vertiera liquido de encendedores por todo el departamento para quemarlo con la evidencia del crimen. Lo curioso es que si bien el lugar ardió en llamas, el clóset quedó intacto.
El escape
Tras la muerte de Sheila en 1986, la familia se separó y todos tomaron diferentes rumbos, excepto Robert, quien siguió junto a su madre hasta que fue condenado a 16 años por matar al dueño de un bar durante un robo.
El mayor de los hermanos, Howard, abandonó a la familia muchos años antes de todo lo ocurrido y jamás volvió a contactarse con ellos. William, en tanto, se fue a vivir con su novia y Terry, utilizó la documentación de su hermana mayor para alejarse de su madre.
En 1993, Terry, quien ya no podía con la culpa de todo lo ocurrido, decidió acudir a la policía para denunciar a su madre. Aunque en Utah (Estados Unidos) no la escucharon, sí lo hicieron en el programa de televisión American Most Wanted, quienes la pusieron en contacto con detectives de Place County, California.
La policía de California logró vincular la denuncia con dos cuerpos de mujeres sin identificar que habían sido encontrados años atrás, lo que permitió el arresto de Theresa Knorr y sus hijos Robert y William.
Robert testificó contra su madre y obtuvo una sentencia de tres años por ser cómplice en la muerte de su hermana, veredicto que cumplió paralelamente con la condena que previamente tenía. En 2016 fue nuevamente sentenciado a ocho años de prisión por distribución y posesión de pornografía infantil.
Por su parte, William fue dejado en libertad bajo palabra.
Aunque la mujer se declaró inocente, luego aceptó los cargos bajo la condición de no ser condenada a muerte. Finalmente fue sentenciada a dos cadenas perpetuas, aunque en 2027 podría apelar para obtener libertad bajo palabra.
Actualmente tiene 72 años y su historia ya fue llevada al cine en 2010, en la película The Afflicted, también conocida como Another American Crime.