La artista e ilustradora, Guada, es capaz de dibujar viñetas inspiradas en las emociones que puede vivir una persona a lo largo de su vida. "Cuando uno crea algo, te sacas una parte de ti para añadirle ficción y gracia, para exagerarlo y poder transmitir un mensaje", reflexiona en la siguiente conversación con BioBioChile.

El 26 de febrero de 2018, la vida de María Inmaculada Guadarrama o simplemente Guada, cambió para siempre. En ese día en el calendario, la diseñadora gráfica venezolana pisó suelo chileno por primera vez. De este viaje, ya lleva seis años, viviendo en Santiago.

Dentro de sus experiencias en territorio chileno, la ilustradora detalla que ahora se siente “enraizada” al país, destacando a lo largo de la conversación con BioBioChile, cómo ha sido llegar a un nuevo lugar.

La artista oriunda de la ciudad costera de Punto Fijo, repasa su camino para desarrollarse como artista, ya que hoy con sus viñetas y sus personajes, explora lo que nos hace seres humanos.

La decisión de Guada

Desde pequeña, Guada sintió que trabajar haciendo “dibujitos” es lo que quería hacer cuando grande. “Cuando me enteré que habían personas que les pagaban para dibujar en los periódicos, yo dije: ‘quiero hacer eso"”.

A partir de ahí, se decidió que los dibujos eran lo suyo, una determinación que la acompaña hasta ahora. “Cuando tenía diez años, publicaba cómics en el diario mural de la escuela”, reconoce Guada a la presente redacción.

Fueron estos primeros pasos, cuenta, que demostraron que la niña iba en serio. No había espacio en su cabeza para querer estudiar otra profesión. Además la autora, expresa que es “terquita” desde la infancia y que cada propósito que se traza lo intenta cumplir.

Para Guada significó que era posible empezar desde cero en otro país. “Yo cuando llegué aquí, me recibieron personas que me hicieron mucho más fácil las cosas, como que hubiese caído bien suavecito, un amigo me alojó por una semana, y luego otra amiga me dio trabajo por seis meses y prácticamente no tuve que estar buscando trabajo al principio, o sea, fue todo muy, muy amable”, recuerda la ilustradora sobre sus primeros meses en Chile.

La creatividad según Guada

Con un recorrido de 10 años, primero a través de la creación del webcómic The unspoken truth, un espacio en que reflexionaba sobre la vida con imágenes inspiradas en el amor, las relaciones sexoafectivas, la autoestima y la salud mental, de todo esto cuenta, desarrolló una mirada madura sobre su carrera y su propio trabajo creativo.

En ese sentido, piensa que “cuando uno crea algo, te sacas una parte de ti para añadirle ficción y gracia, para exagerarlo y poder transmitir un mensaje”.

Asimismo la conexión con sus personajes es una búsqueda constante, que mezcla situaciones y pasajes de la vida misma. “Voy tomando las historias tanto mías, como de otras personas, para contarlas a través de las viñetas”, recalca.

“Cuando estaba en mis 20 años y creé a la jirafa psicóloga, me sirvió para que no me creyera mis propias películas mentales. Por esto, considero que mis personajes, son mis hijos creativos, que me han ayudado a integrar partes de mí, como me pasa con la jirafa y el zorro, que es el lado mío más ansioso y triste que se quiere sentir amada”.

Y hay más, puesto que ahora mantiene su mente ocupaba con unos personajes, el sindicato de las ovejas negras, que son sus nuevos hijos, pero son incómodos, porque buscan “romper con los patrones heredados”, admite Guada.

El arte como terapia

Acerca de sus influencias, Guada repasa que Rayma Suprani y Maitena, son sus caricaturistas favoritas. Aunque no puede olvidar mencionar a la autora de “El camino del artista”, Julia Cameron, una obra que le permite avanzar en su trabajo artístico.

En esta línea, Guada indica que “todas las personas que dibujamos al final somos unos niños por dentro, para que tu trabajo sea dibujar tienes que ser súper sensible y yo siento que ese libro me ayudó mucho a cuidar a esa niña interior”, reconoce a BBCL.

Justamente en esta labor de autocuidado, la artista venezolana reflexiona que se encuentra en un punto de su vida, donde surgen nuevos temas, como los miedos y las propias heridas, siendo una nueva etapa marcada por su madurez emocional.

Ahora que se mantiene lejana al contenido más millennial, que la llevó a hacerse conocida a través de su cuenta de Instagram @guadascribbles, hoy con diez años de carrera, afirma que “claramente no soy la misma, también reconozco que las creaciones van cambiando con uno”, detalla.

La ilustradora revela que con sus libros “La verdad tácita” y “Todo sobre humanos” hubo un proceso “de agarrar una emoción, dibujarla y expresarla. Siempre trato de conectar con el diálogo y la emoción, por eso siento que la emoción me dice algo para usarla. Al final lo que intento es tratar de escuchar lo que me quiere transmitir la emoción”.

Finalmente, Guada con 35 años y recién casada, avisa que sus viñetas abordarán esta nueva etapa en su vida. “Hay cosas que hay que dejarlas ir, para abrazar cosas que se sienten más auténticas”, reflexiona.