Un caso frío para una familia estadounidense y para las autoridades chilenas. La desaparición del profesor que amaba escalar y escogió Los Andes, sin saber que sería su último y trágico destino, sigue siendo un misterio a casi 40 años de ocurrida.
“Necesito escapar de esta nieve de Pensilvania”, fueron las últimas palabras de Boris Weisfeiler a su hermana, Olga. Nunca más supo de él.
Era un matemático nacido en Rusia, nacionalizado estadounidense, pero de origen judío. Apuntó a Chile para su “escape”, con una pasión por escalar que lo trajo a este país, sin saber que quedaría atrapado entre la historia reciente y el olvido.
Esta breve pero significativa reseña saca a flote sus deseos, sus orígenes y su juventud impetuosa, que lo llevó a estrellarse con una realidad ajena, en un contexto convulso que ya tenía sufriendo a los chilenos.
Pasaron casi 40 años desde que ese nombre hizo eco en Los Andes, sitio que lo arrastró a Sudamérica.
Boris Weisfeiler y su último viaje a Chile: “Allí es verano”
Tenía 43 años y preparó todos sus implementos para escalar. Antes de tomar un avión, rumbo a Los Andes chilenos, Boris Weisfeiler habló por teléfono con su hermana, quien escuchó su determinación por viajar al Sur de América.
“Necesito escapar de toda esta nieve de Pensilvania. Me voy al sur. Allí es verano”, relató la mujer a la BBC, entre los sitios internacionales que se encargaron de recordar su historia en 2016. Para ese entonces, ya se cumplían más de 3 décadas de la desaparición de Boris Weisfeiler.
El profesor de matemática de Pensilvania de origen ruso, tuvo la última charla con su hermana menor antes de emprender el vuelo. Corría, aún, 1984.
Las fotografías cedidas por su familia a la prensa internacional, reflejaban la sonrisa de un hombre aventurero, que puso su mirada en suelo y la zona montañosa chilena. Destilan, además, el dolor por no saber de su paradero y, sobre todo, por lo que aconteció luego de su incansable búsqueda.
En enero de 1985, su mochila, la que alzó en su espalda desde Pensilvania, fue hallada en un río cercano a la zona andina.
Una investigación preliminar adujo que Boris se ahogó al tratar de cruzar el afluente, no obstante, su experticia como escalador se colocó entre las primeras dudas de que ese fuera su destino.
Secuestro y asesinato: los archivos desclasificados
En plena dictadura de Augusto Pinochet, Boris Weisfeiler decidió llegar a Chile y conquistar Los Andes, como el escalador experto que era. Nunca imaginó que, de golpe, su vida y la de su familia se iría abajo.
Luego de adjudicar su muerte a una asfixia por inmersión, en un río local y sin que su cuerpo fuera encontrado, emergieron detalles que dieron cuenta de un posible secuestro y asesinato. Los primeros en poner a rodar esa teoría fueron los documentos desclasificados desde EEUU hace ya 22 años (2000), por el gobierno de Bill Clinton.
Se trata de archivos que tienen que ver con el asesinato y desaparición de ciudadanos estadounidenses durante la dictadura militar chilena.
Un testimonio en la documentación sostiene que una patrulla del ejército chileno lo interceptó y lo llevó a Colonia Dignidad, en la Región del Maule, fundada en la década de los sesenta por el exnazi Paul Schäfer, y utilizada para torturar a opositores pinochetistas.
Según el testigo citado en los informes estadounidenses, Weisfeiler fue interrogado en este lugar, para luego ser ejecutado en el acto.
“Lo mataron de un disparo en la nuca”, reza el documento que cita el sitio web de la televisión británica.
Con la información poniendo en perspectiva un nuevo y trágico fin, la familia del matemático de origen judío tenía la esperanza de recuperar su cuerpo, desde algún lugar recóndito de Chile.
La captura por el caso Boris Weisfeiler que generó esperanzas
La versión del asesinato de Boris Weisfeiler no estaba probada, pero su familia quería llegar al fondo de la verdad.
BioBioChile publicó en agosto del 2012 el paso judicial para poder llegar a esta. El juez especial Jorge Zepeda abrió un juicio contra ocho expolicías y exmilitares por la desaparición del matemático estadounidense Boris Weisfeiler. Los señaló como presuntos autores del delito de “secuestro calificado” y “cómplice”.
Habían pasado 28 años de la desaparición del ruso-estadounidense. Para esta etapa de la desaparición, nuevos detalles salieron a la luz. Entre estos, que la patrulla militar interceptó al profesor de matemáticas cerca de la frontera con Argentina. Como este vestía, en parte, ropa militar, lo confundieron con un “extremista”, lo capturaron y mantuvieron cautivo hasta su final fatal.
Una nota judicial respecto al caso, agregó que los acusados mantuvieron “una conducta persistente de ocultamiento acerca de las circunstancias de la detención y del paradero de este ciudadano norteamericano”.
De la esperanza al revés: el cierre de un caso que generó expectativa
Los familiares de Boris Weisfeiler creyeron estar muy cerca de la justicia y de recuperar el cuerpo de su ser querido. Su hermana, se mantenía en los medios de comunicación internacionales pujando por ver llegar ese día. No obstante, llegó el revés a más de 8.000 kilómetros de distancia.
El juez que abrió la causa, Jorge Zepeda, la cerró cuatro años después emitiendo sus razones para tomar tal decisión.
Según el funcionario judicial, la Comisión Rettig, responsable del informe con el mismo nombre (Comisión Nacional para la Verdad y la Reconciliación), rechazó colocar el secuestro del profesor Weisfeiler en dicho documento.
“Estoy devastada”, le dijo, poco después, Olga Weisfeiler a la BBC. “He pasado los últimos 16 años intentando averiguar qué pasó con Boris y ¡ahora esto!”, aseguró. Hay que tomar en cuenta que en el año 2000 surgió la esperanza de encontrar a su hermano, tras la desclasificación de documentos de inteligencia estadounidenses sobre este caso.
La mujer apeló el fallo por medio de su abogado en Chile, identificado como Hernán Fernández. El letrado insistió en los indicios de la participación de agentes de la dictadura en el secuestro de Boris Weisfeiler.
A casi 40 años de la desaparición del profesor ruso-estadounidense, de origen judío, nadie ha podido dar con sus restos. Descansan en algún lugar del territorio chileno, el mismo que en sus últimas palabras describió con un cálido “Allí es verano”.