El primate vivía junto a una amiga de la víctima en el estado de Connecticut, Estados Unidos. "Travis", como fue nombrado por sus padres adoptivos, tenía 14 años y pesaba cerca de 90 kilogramos cuando atacó a la mujer que estaba de visita en casa de su dueña.
Hace varios años, un brutal acontecimiento cambió drásticamente la vida de Charla Nash. Tras ir de visita a casa de Sandra Herold, su amiga, el chimpancé que vivía con ella, la atacó y mutiló su rostro y manos.
La historia se remonta a 1995, cuando “Sandy” y su esposo, Jemore, adoptaron un pequeño e inocente chimpancé en un santuario de animales ubicado en Misuri (Estados Unidos). Herold nombró al primate “Travis” y lo llevó a vivir con ellos hasta el estado de Connecticut.
Según cuenta Página 7, fue tal la adaptación que tuvo Travis al estilo de vida humano, que incluso acompañaba a su “padres” a comprar, regaba plantas, ocupaba el control remoto y manejaba vehículos.
La vida de Sandy cambio complemente cuando su marido, Jemore, falleció en 2004 y tiempo después, su único hijo murió en un accidente automovilístico. Desde entonces, Travis se convirtió en un hijo para la mujer.
Un inesperado ataque
Charla Nash, de entonces 55 años, era amiga y colega de Sandra. El 16 de febrero de 2009, Nash fue a visitar a Sandy, sin pensar que aquella tarde su vida cambiaría por completo.
De acuerdo al periódico La Nación, Travis conocía a Nash desde hace tiempo. Sin embargo, al parecer el primate se desorientó por el nuevo peinado de la visita y todo estalló cuando la mujer tomó uno de sus juguetes.
Tras percatarse del hecho, el simio de 90 kilogramos se descontroló y atacó a la mujer. Travis mordió y arañó a la víctima durante 12 largos minutos.
Horrorizada ante la brutal escena que presenció, Sandra Herold llamó desesperadamente al 911 para pedir auxilio a las autoridades. “Mi chimpancé se está comiendo a mi amiga”, fueron las palabras que dejaron atónita a la incrédula policía.
“¡Por favor apresúrense! Está matando a mi amiga (…) Él ¡Arrancó su cara! (…) ¡Está muerta!¡Le arrancó en partes! (…)”, fueron algunas de las frases que la mujer repetía incesantemente durante la llamada.
Para detenerlo, Sandy golpeó al primate con una pala y lo apuñaló en tres ocasiones con un cuchillo, pero nada logró detenerlo. Pocos minutos después, un policía abatió con cuatro disparos al salvaje chimpancé.
Consecuencias del feroz encuentro
Los equipos de emergencia se llevaron a la víctima hasta un hospital y debió ser intervenida en una operación que duró siete horas, donde las probabilidades de que sobreviviera eran bajas, detalló el Clarín.
Dado que el chimpancé destrozó sus labios, nariz y parte de la estructura ósea de su cráneo, la mujer perdió la totalidad de su rostro. Además, quedó ciega, perdió sus manos y sufrió un trauma cerebral.
Posterior al accidente, los peritajes realizados al cuerpo del primate revelaron que no tenía rabia. No obstante, los análisis determinaron la presencia de Xanax, un fármaco que le era administrado por Sandy y que puede llegar a generar efectos como ira, alucinación e incluso comportamiento agresivo.
Tras sobrevivir al ataque y mostrar avances en su recuperación, Nash demandó a Sandra Herold y obtuvo la suma de 4 millones de dólares (un equivalente a 3 mil millones de pesos chilenos) del patrimonio familiar de su amiga.
Lamentablemente, Sandy falleció un año después, a la edad de 72 años, producto de una aneurisma.
En 2014, en una entrevista al periódico Boston Herald, Charla Nash contó detalles de su larga recuperación y señaló que se encontraba en un centro especializado donde recibía atención todo el día.
“Perdí mucha independencia. Antes podía cambiar la rueda de un camión y ahora no puedo ni comer sola. Es muy difícil vivir. A veces quiero llorar, salir, ir a mi casa. No sé cuál es mi futuro y eso es lo que más miedo me da”, confesó la mujer.
Las última aparición de Nash en un medio de comunicación fue en 2020, en el periódico británico The Sun, donde comentó que ha visitado Washington- ciudad sede del Congreso estadounidense- en varias ocasiones para abogar por leyes que prohíban a las personas adoptar simios como mascotas.