Cada día, cerca de 33 mil niñas se casan con hombres en bodas arregladas por sus padres o familiares, es decir, una cada dos segundos. Las alarmantes cifras sacuden hasta la médula y hacen reflexionar en torno a un problema que durante décadas ha afectado las vidas de cientos de miles de menores en más de 50 países que, hasta nuestros días, normalizan el matrimonio infantil en el mundo.
Estos datos desgarradores fueron otorgados por una experta en el tema, la fotógrafa Stephanie Sinclair, en base a informaciones proporcionadas por organismos como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Desde hace trece años, Sinclair se ha convertido en una defensora de los derechos de las niñas y una férrea detractora del matrimonio infantil, documentando las desoladoras vidas que llevan adelante las menores que son sometidas a estos desiguales emparejamientos.
Gracias a su cruzada nació “Too Young To Wed” (“Muy Jóvenes para Casarse”), una asociación sin fines de lucro que fundó en 2012 y que aboga por el fin de esta práctica.
La cruzada de Sinclar
En 2003, Sinclair, quien ha hecho carrera en medios como The New York Times, Revista Time y la National Geographic, se encontraba trabajando en Afganistán cuando se topó con una realidad que la golpeó.
“Mi primer encuentro con el matrimonio infantil fue en Afganistán en 2003. Me horrorizó la historia de unas niñas que se prendían fuego a sí mismas. Después de investigar un poco, descubrí que una de las razones por las cuales tomaban esta decisión tan drástica era que las habían obligado a casarse siendo niñas. Me contaron que se habían casado con 9, 10 y 11 años, y que preferían morir a seguir con las vidas que llevaban. Ingenuamente, no pensaba que estas cosas pudiesen seguir ocurriendo en el mundo. El proyecto ‘Too Young Too Wed’ realmente comienza cuando descubro este horror”, contó a National Geographic en una reciente entrevista.
Desde entonces, la profesional ha recorrido diversos países a nivel global con el objetivo de documentar los enlaces de niñas menores de edad y las horribles condiciones en las que se desarrollan. Además, por medio de su fundación lanza propuestas contra esta práctica y reúne fondos para revertir las cifras de enlaces forzados.
“Cada vez que me encuentro con una niña en cada país se me rompe el corazón, particularmente con las que casan con hombres mayores. Cuanto más persigo este fenómeno, más lo intento desentrañar. El trauma de estas niñas, que las acompaña hasta una edad adulta, aún está presente cuando hablas con ellas de sus experiencias. Estas mujeres valientes viven su vida como cualquier otra persona, pero si se encuentran lo suficientemente cómodas como para hablarte de su pasado, se ve claramente el precio que han tenido que pagar tras un trauma infantil tan fuerte”.
El matrimonio infantil en el mundo
De acuerdo a lo señalado por Unicef el matrimonio infantil, aquel que se contrae antes de cumplir los 18 años, “constituye una violación de los derechos humanos (…) En todo el mundo, alrededor de un 21% de mujeres adolescentes se han casado antes de cumplir los 18 años”.
A ello, añade que un total de 650 millones de mujeres que viven en el mundo se casaron siendo niñas, y que 12 millones de menores de 18 años se casan cada año.
El organismo agrega que “pese a las leyes que lo prohíben, esta dañina práctica sigue estando muy extendida”, sobre todo en sectores como África subsahariana, donde el 37% de las niñas se han casado durante su infancia. En este contexto, destaca que estos enlaces prevalecen en latitudes como Afganistán, Nepal, Etiopía, India, Nigeria, Guatemala y Yemen, entre otras.
Ante esta situación, el organismo señala que “el matrimonio infantil despoja a las niñas de su infancia, y pone su vida y su salud en peligro. Las niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años corren un mayor riesgo de sufrir violencia doméstica y tienen menos probabilidades de seguir asistiendo a la escuela. Sus expectativas económicas y de salud son peores que las de las niñas que no se casan, lo que a la larga se transmite a sus propios hijos y socava aún más la capacidad de un país para proporcionar servicios de salud y educativos de calidad”.
Además, afirma que “con frecuencia, las niñas casadas se quedan embarazadas durante la adolescencia, lo cual incrementa el riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto, tanto para ellas como para sus hijos. Esta práctica también puede aislar a las niñas de su familia y sus amistades, así como restringir su participación en su comunidad, de modo que su bienestar físico y psíquico se ve gravemente afectado”.
“Dado que el matrimonio infantil repercute negativamente en la salud, el futuro y la familia de una niña, impone asimismo unos costos económicos sustanciales a escala nacional, con importantes consecuencias para el desarrollo y la prosperidad”, suma Unicef.
En paralelo, la organización destaca que la actual pandemia de covid-19 que estamos enfrentando aumenta el riesgo de que se contraigan más matrimonios de este tipo.
En el informe “Covid-19: Una amenaza para el progreso contra el matrimonio infantil”, publicado este año durante el Día Internacional de la Mujer, Unicef advierte que “el cierre de escuelas, las limitaciones económicas, la interrupción de servicios, las muertes durante el embarazo y las muertes de los progenitores debido a la pandemia aumentan el riesgo de matrimonio para las niñas más vulnerables“.
Futuro auspicioso contra el matrimonio infantil
Más allá de lo que ha visto y vivido, Sinclair ve con buenos ojos lo que se ha avanzado en la materia desde que empezó a interiorizarse en 2003.
“De una forma emocionante, hemos comenzado a ver un cambio real del tema dentro de un contexto político global. Por ejemplo, este verano la ONU ha aprobado una resolución sobre el matrimonio infantil. Hemos sido testigos de primera mano, de la evidencia de la influencia que ha tenido en el cambio, el impacto visual en temas de derechos humanos. Estos temas, que de otra forma pueden ser demasiado abstractos o lejanos para involucrar a la gente, se pueden convertir en tangibles e ineludibles”.
De hecho, existen otras poderosas organizaciones que trabajan en pos de frenar esta práctica. Una de ellas es “Girls Not Brides” (“Niñas, No Novias”; GNB), una red global conformada por más de 1.500 organizaciones de la sociedad civil provenientes de más de 100 países que están comprometidas con abordar los matrimonios y las uniones infantiles, tempranas y forzadas y garantizar que las niñas y adolescentes puedan alcanzar su pleno potencial.
En GNB afirman que este tipo de matrimonios ocurren como “resultado de la desigualdad de género y de la creencia de que las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres son inferiores a sus pares masculinos. La pobreza, la falta de educación, las normas y prácticas sociales nocivas y la inseguridad agravan la situación. Sus causas varían de una comunidad a otra y se manifiestan de manera diferente en todo el mundo”.
Pese a todo, es innegable que queda mucho terreno por abordar.
Unicef y sus medidas contra el matrimonio infantil
En 2016, la Unicef puso en marcha un programa mundial junto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) destinado a hacer frente al matrimonio infantil en 12 países donde la práctica es más común o presenta una carga más elevada: Bangladesh, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, India, Mozambique, Nepal, Níger, Sierra Leona, Uganda, Yemen y Zambia.
El programa “promueve el derecho de las niñas adolescentes a evitar el matrimonio y el embarazo, y les permite alcanzar sus aspiraciones mediante la educación y vías alternativas. El programa ayuda a las familias a manifestar actitudes positivas, empodera a las niñas a fin de que dirijan su propio futuro y refuerza los servicios que les permiten hacerlo. También aborda las condiciones subyacentes que sustentan el matrimonio infantil y aboga en favor de leyes y políticas que protejan los derechos de las niñas, al tiempo que subraya la importancia de que dichas políticas se basen en datos sólidos”.
Dentro de las acciones realizadas entre 2016 y 2019, destacan que en Yemen más de 10 mil niñas adolescentes, incluidas niñas ya casadas, accedieron a servicios de salud y protección, como apoyo médico, legal y psicosocial y acceso a refugios.
En tanto, en Etiopía cerca de 490 mil menores pertenecen a clubes de adolescentes, donde mentores les brindan capacitación e información sobre salud sexual y reproductiva, servicios legales y mecanismos de denuncia de matrimonios infantiles. Como resultado, 24.785 matrimonios infantiles fueron cancelados o anulados.
Con todo, no queda duda que la cruzada contra el matrimonio infantil permanece vigente, sin embargo, las medidas de organizaciones como las impulsadas por Sinclair, Unicef, la ONU y Girls Not Brides brindan una luz de esperanza para acabar con esta desgarradora práctica.