Este lunes, después de décadas de controversia, historiadores se sumergieron en los archivos del pontificado del papa Pío XII (1929-1958), quien todavía es acusado de haber permanecido en silencio durante el exterminio de seis millones de judíos.

Las personas con autorización se instalaron en pequeñas salas adjuntas al lado de los diversos sectores de los Archivos del Vaticano, ubicados en las entrañas de la Santa Sede.

Doscientos expertos se han inscrito para consultar una montaña de documentos, accesibles gracias a un inventario que los archiveros de la Iglesia tardaron 14 años en terminar.

El joven investigador alemán Sascha Hinkel, parte del grupo de privilegiados que este lunes pudo ingresar, considera que es “una excelente oportunidad formar parte del primer grupo” que accede a esos documentos.

Miembro del grupo de asistentes del profesor de Historia Religiosa Hubert Wolf, experto en Pío XII y del nazismo, tiene cinco años de trabajo por delante para tratar de encontrar respuestas a una serie de preguntas pendientes.

Pero “los archivos del pontificado ocuparán historiadores durante al menos veinte años”, advirtió.

“Para millones de personas, católicas y judías, estos archivos son de enorme interés humano”, sostuvo por su lado Suzanne Brown-Fleming, directora de los programas internacionales del Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos, quien inició una investigación de tres meses.

“La Iglesia no le teme a la historia”, afirmó el papa Francisco cuando decidió hace un año autorizar la apertura de los codiciados escritos.

Los llamados “archivos secretos”, con 85 kilómetros de estanterías, incluida una sección dedicada al pontificado de Pío XII, han estado protegidos por décadas detrás de rejas y el polvo cubre algunos de sus documentos.

Entre ellos se encuentran los dibujos y cartas de niños alemanes que agradecían al Papa en 1948 por los regalos enviados con motivo de su primera comunión.

Wikimedia Commons
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“Hombre del pasado”

Los archivos inéditos sobre el largo período de la posguerra también han sido abiertos por primera vez, en particular el de la censura a escritores y sacerdotes considerados demasiado cercanos al comunismo.

Para la polémica fase del exterminio judío, es decir el Holocausto, el Vaticano había publicado lo esencial hace cuarenta años, en once volúmenes. Pero faltan piezas, especialmente las respuestas del pontífice a sus visitantes.

Los historiadores de todo el mundo tratarán de comprender mejor la personalidad de ese papa italiano, cauteloso, amante de la cultura alemana, que fue nuncio por doce años en Alemania (1917-1929) asistiendo al ascenso del nazismo y que le tocó luego reinar desde el Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial con una Europa dominada por nazis y fascistas.

Acusado por sus detractores de guardar silencio ante el exterminio de los judíos en los campos de concentración, fue defendido por otros por haber escondido al menos a cuatro mil judíos romanos y protegido de alguna manera a los católicos europeos de más horrores.

¿Podrán acercarse esas visiones? Es poco probable, aseguraron varios historiadores entrevistados por la AFP.

Pío, un aristócrata romano, “nunca alzó la voz y los documentos no van a contradecir eso”, comentó la historiadora italiana Ana Foa, refiriéndose a su conducta “muy diplomática” frente a los alemanes.

“Durante la guerra pensó que su deber era salvar vidas y no condenar a las ideologías”, resumió la profesora, actualmente jubilada.

“Pío XII fue un producto de su tiempo. No era particularmente antijudío, pero tampoco negó la historia antijudía de la Iglesia”, explicó.

“Durante la posguerra gozó del aprecio de los judíos que habían sido escondidos por las instituciones católicas, pero no le sacó provecho a eso. No entendió lo que había ocurrido. Era un hombre del pasado”, asegura.

Desde la apertura de los archivos, el Vaticano ha evitado hablar sobre su proceso beatificación, actualmente estancado.

Un primer paso fue dado en 2009 por Benedicto XVI, lo que provocó una avalancha de protestas de las organizaciones judías.

Las siete secciones de los archivos de la Santa Sede que custodian documentos sobre Pío XII podrán alojar solo a un centenar de investigadores al día para un trabajo delicado y meticuloso entre viejos fascículos, ya que solo una parte de los archivos ha sido digitalizada.