En Chile, uno de cada tres estudiantes de entre 13 y 17 años declara consumir marihuana.
Así lo reveló el Décimo Segundo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, realizado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), cuyos resultados fueron dados a conocer en diciembre de 2018.
El estudio, que fue llevado a cabo a fines de 2017 con estudiantes de entre 8° básico y 4° medio, reveló además que el uso de drogas comienza entre los 14 y 15 años.
El consumo escolar de marihuana llega al 30,9%, seguido de fármacos tranquilizantes con un 8,6%. La cocaína ocupa el tercer lugar con un 3%, seguido de la pasta base (1,4%).
Lo más llamativo, es que en todos los casos se supera los índices de todos los países del continente americano.
En ese sentido, una de las principales preocupaciones del Servicio y del Gobierno tiene relación con la disminución de los índices de percepción de riesgo y el aumento en la tolerancia de los padres.
Es importante precisar que un estudio realizado por más de 40 científicos de diversos países, publicado en la revista especializada Journal of Neurosciences y citado por la doctora en Psicología de la U. de Chile Anneliese Dörr en CIPER Chile, arrojó que incluso un consumo bajo de marihuana produce anomalías en la formación del cerebro.
Lo anterior no sólo generaría una disminución de las habilidades de aprendizaje, sino que además provocaría mal humor e indecisión respecto al cómo actuar.
De acuerdo a un estudio publicado por la Oxford University Press en 2012, la causa de por qué el consumo reduce la capacidad cognitiva es la disminución de las fibras de conexión.
Y es que según recoge la columna de Dörr, fumar marihuana antes de los 20 años genera la disminución de hasta un 80% de las fibras que conectan el precuneus (zona del cerebro que coordina la información proveniente de todas partes del cerebro) con el hipocampo (parte del cerebro relacionado con la formación de nuevos recuerdos y memoria).
Respecto a si es posible recuperar las funciones de la memoria y aprendizajes afectadas por la marihuana después de un mes sin consumirla, los expertos afirman que depende de la edad en que la persona comenzó a fumar.
Lo primero a tener en cuenta, es que el consumo de marihuana antes de los 20 años provoca cambios en la estructura del cerebro. La razón, es que a esta edad el órgano aún se encuentra en desarollo.
De hecho, otra investigación de 2012 dirigida por Madeline Meier, psicóloga de la Universidad Duke, sostiene que los voluntarios que consumieron marihuana constantemente durante la adolescencia, perdieron entre 8 a 10 puntos de coeficiente intelectual (CI).
“Sabemos que el CI es determinante en el acceso de una persona a la educación universitaria, en el ingreso económico a lo largo de su vida, en el acceso a un trabajo y su rendimiento”, afirmó Meier.
“Alguien que pierde ocho puntos de CI en su adolescencia, en los veinte puede estar en desventaja con respecto a sus compañeros de la misma edad en la mayoría de los aspectos de la vida, y en los años venideros”, agregó.
Si bien los estudios sostienen que el tetrahidrocannabinol (THC), principal constituyente psicoactivo del cannabis, es sumamente dañino a toda edad, quienes comenzaron a fumar durante la edad adulta no mostraron disminuciones importantes en su coeficiente intelectual.
En tanto, el estudio titulado “Efectos del consumo de marihuana en escolares sobre funciones cerebrales demostrados mediante pruebas neuropsicológicas e imágenes de neuro-SPECT” trabajó con 40 estudiantes adolescentes de Santiago consumidores de marihuana, y con 40 no consumidores.
“Los resultados mostraron que la mayoría de los escolares consumidores presentó una anormalidad en la zona relacionada con la motivación, planificación e iniciativa, lo que se traducía en la práctica en conductas tales como: jóvenes desmotivados, sin interés de seguir estudiando ni de terminar los proyectos que empezaban”, explicó Anneliese Dörr, una de las autoras de la investigación.
La experta agregó que además se encontraron áreas que estaban extremadamente alteradas en la zona que se relaciona con el procesamiento de la información.
“Finalmente, nuestros resultados confirmaron lo que la literatura internacional ya había demostrado: que las áreas relacionadas con el aprendizaje, memoria y ánimo, se veían afectadas con el consumo de marihuana”, cerró.