Tanto en adultos como en jóvenes, la nostalgia se ha transformado en un boom a nivel socio-cultural y comercial, logrando traer de vuelta modas, programas y referentes de épocas pasadas, pero ¿realmente los echábamos de menos?

Ya sea con el regreso de los reality shows, la reivindicación de antiguos rostros y/o famosos por parte de los actuales influencers, las giras nacionales de populares bandas como Axé Bahía o los distintos ‘remakes’ de películas y series de otras épocas, se hace más que evidente que la nostalgia está de moda. El amor por lo vintage (retro) es una realidad que no sólo se presenta en adultos que añoran viejos tiempos, sino que también en jóvenes que echan de menos cada vez más temprano, ya sea de lo que acaban de vivir o incluso, de lo que nunca les sucedió.

Un fenómeno emocional complejo y universal que implica un anhelo sentimental por el pasado, a menudo asociado con recuerdos personales significativos y agradables. Alejandro Sánchez-Oñate, doctor en Psicología e investigador de la Universidad del Desarrollo, conversó con BioBioChile y profundizó en las razones de este boom nostálgico que existe en la actualidad.

El pasado como un lugar seguro y la pandemia

A medida que va pasando el tiempo y nos hacemos más mayores, el recuerdo es parte fundamental en la vida de las personas. Ya sean momentos felices con seres queridos, eventos importantes o lugares especiales, la nostalgia se presenta en estos recuerdos combinando sentimientos positivos (en su mayoría) y negativos, y que trae consigo una experiencia afectiva de gran valor, aunque muchas veces cargada de tristeza por la pérdida o de miedo por los cambios. Un aspecto que se origina tanto a nivel personal como colectivo.

De acuerdo a Sánchez-Oñate, existen dos tipos de nostalgia; de estado (que es intensa y breve) y como rasgo de personalidad. En ese sentido, la primera corresponde a “una experiencia temporal y situacional, desencadenada por estímulos específicos como canciones, olores o lugares que evocan recuerdos felices”, mientras que la segunda “se refiere a una disposición general y persistente hacia la experiencia nostálgica, integrando estas reflexiones en su identidad y percepción de vida”.

Si bien el experimentar nostalgia es un proceso interno y personal, también dependerá de distintos factores psicológicos; como la edad, el estado emocional y el contexto social de cada individuo. En ese sentido, y dejando de lado la edad, ¿es posible que, en tiempos de pandemia, las personas sintieran emociones similares que derivaron en sentimientos en común?

“La nostalgia pandémica surge como una respuesta a la reducción del contacto social, provocando sentimientos de soledad y un deseo de reconexión con experiencias pasadas. Muchas personas experimentaron aislamiento social debido a las medidas de confinamiento y distanciamiento social, lo que limitó las interacciones cara a cara, por lo que se utilizó como una estrategia para manejar la soledad”, enfatiza el psicólogo a la presente redacción.

Durante la pandemia, el consumo de contenido ‘retro’ aumentó considerablemente; las teleseries antiguas volvieron a ser vistas por sus antiguos seguidores y por nuevos también, al igual que videojuegos que se creían pasados de moda u otras formas de entretenimiento que recordaban “los buenos viejos tiempos” y que, según el investigador de la Universidad del Desarrollo, se produjo ya que “estas experiencias nostálgicas proporcionaban un sentido de conexión y continuidad del yo a lo largo del tiempo, ofreciendo un escape temporal de la realidad presente y sus desafíos”.

La nostalgia vicaria y por qué los jóvenes extrañan tiempos que no vivieron

Tras superar el Covid-19, la percepción de que los gustos de los chilenos/as habían cambiado se hizo latente. El alto consumo de redes sociales y otras plataformas en línea, además del aumento de nuevas formas de comunicar, plantearon todo un desafío para los medios de entretención más tradicionales. Sin embargo, la nostalgia ya no era vista sólo como un sentimiento, sino que como un fenómeno socio-cultural de adultos y jóvenes.

De esta manera, los jóvenes también se transformaron en un público objetivo para productos, programas y contenido vintage (reality shows, remakes, moda retro, música de décadas pasadas y un largo etcétera). Un fenómeno, denominado por expertos de la psicología, como nostalgia vicaria.

Según Sánchez-Oñate, la nostalgia vicaria tiene que ver con la añoranza por tiempos no vividos directamente, haciéndose presente en los jóvenes “por medio del consumo estético de objetos y experiencias relacionadas con épocas anteriores a su nacimiento”.

Este sentimiento se alimenta de la exposición a imágenes y narrativas que idealizan el pasado, presentes en películas, música y otros medios. Los jóvenes pueden desarrollar preferencias nostálgicas profundas por períodos específicos debido a la socialización en un entorno que valora y celebra ese pasado, incluso si ellos mismos no lo vivieron. Estas preferencias dicen relación con vestimentas, preferencias musicales, vehículos y estilos de vida de décadas pasadas, influenciados por historias familiares o la cultura popular”, profundizó el experto.

Por su parte, el psicólogo también apunta a la “sensación de control en los individuos” que se tiene de las nuevas tecnologías y el uso de smartphones. Una apreciación negativa de la actualidad que desencadena en sentimientos nostálgicos para compensar y restaurar el sentido de control y autoestima.

“La nostalgia actúa como una respuesta a la insatisfacción contemporánea y un método para reconectar con un pasado percibido como más auténtico o estable. Las personas están motivadas para mantener su sentido de control, y cuando este se ve amenazado, la experiencia adversa les impulsará a adoptar estrategias psicológicas para compensarlo”, explica.

Mirar el presente con los ojos del pasado

En cuanto a la nostalgia colectiva que está presente en la actualidad, las redes sociales y los medios digitales han permitido facilitar el acceso a la historia cultural de distintas formas. Unas herramientas que constantemente refuerzan la memoria histórica-cultural de la sociedad y que las antiguas generaciones no tenían, provocando una especie de idealización del pasado, donde se celebra lo que se percibe como perdido o en peligro.

Al respecto, el especialista magíster en Investigación Social y Desarrollo da cuenta que el regreso de las tradiciones y rituales que se creían pasados actúan “como una fuente de identidad que puede entenderse como un mecanismo de anclaje en un mundo con cambios sociales acelerados, proporcionando un sentido de continuidad y estabilidad”.

Lo externo también es un factor para Sánchez-Oñate, quien asegura que este fenómeno combate contra la “homogeneización cultural” que se percibe en la era de la globalización, reafirmando una identidad distintiva que los separe del resto y les devuelva la autenticidad que ven perdida producto de influencias que promueven la uniformidad, es decir, que todos nos comportemos de la misma manera ante los mismos estímulos.

“La nostalgia puede fortalecer los lazos sociales y contribuye al bienestar socioemocional, proporcionando consuelo en tiempos de incertidumbre. Además, recordar momentos felices del pasado puede mejorar el estado de ánimo y reducir sentimientos de soledad y ansiedad. Por otra parte, ayuda a las personas a mantener un sentido de continuidad y cohesión con su identidad personal, al evocar recuerdos de experiencias significativas, pueden reforzar su sentido de sí mismas y su propósito en la vida”, agrega.

Pese a lo positivo, la nostalgia también juega un rol importante en la forma (apasionada y poco imparcial) de ver la política. “Entre los aspectos negativos, fundamentalmente, es la idealización del pasado, que implica un sesgo o distorsión de la evaluación temporal, que necesariamente hace a la persona experimentar insatisfacción con el presente”, concluye el experto.