Concepción, 5 de abril de 1888. Ese día se reunieron autoridades bomberiles de la zona y fundaron la Cuarta Compañía de Bomberos. Los incendios en la ciudad, que cada vez crecía más, eran recurrentes. El arribo de la electricidad y las construcciones de madera no eran una buena mezcla. Después de la primera, segunda y tercera, la cuarta compañía ya era una necesidad.
Un año más tarde, en 1889, fue que ingresó a la institución el italiano nacido en Florencia Serafino Emilio Mangiavacchi, quien había llegado a Chile en una fecha indeterminada y por razones que se desconocen. Poco se sabe sobre su vida en Concepción y los lazos que dejó en tierras locales… pero lo que sí se conoce con certeza es que falleció el 14 de abril de 1912 en las heladas aguas del Atlántico Norte, en el hundimiento del Titanic.
Estuvo en segunda clase y habría abordado el transatlántico británico en Cherburgo, una extinta comuna de Francia. Su destino, como el de gran parte de los pasajeros, sería Nueva York, en Estados Unidos.
“Hacerse la América”
Para el historiador penquista Alejandro Mihovilovich no es extraño que un italiano haya arribado a Chile en esa fecha. “Entre 1904 y 1905 llegaron unas 200 familias italianas. Entraron por Talcahuano y crearon Capitán Pastene, que se llamaba Nueva Italia al comienzo. Pasaron por Concepción y siguieron rumbo hasta sus tierras, que se repartieron”, relató.
“Por supuesto que de antes empezó a llegar gente (…) por la colonización, la minería en el norte, la agricultura. En Italia estaban saliendo de una hambruna. Venían de una hambruna a hacerse la América”, bromeó, recordando que el popular dicho tiene sus inicios en el proceso de inmigración.
El historiador local Armando Cartes explicó que este proceso se vivió luego de la Guerra del Pacífico y el auge de la industria del salitre. “Es consecuencia de las Guerras Civiles que hubo en Europa (…) y el empobrecimiento que vivió ese continente, que contrastaba con la situación de Chile que gracias al salitre se enriqueció y se creó un gran plan de obras públicas”. Para un extranjero, el territorio nacional era tierra de promesas… o de paso. Llegaban a Chile primero y luego se iban a Estados Unidos.
El libro Historia Económica Regional del Biobío, de Leonardo Mazzei, recoge que el Censo de 1885 indica que en la provincia de Concepción, a esa fecha, había 78 italianos. Diez años más tarde, en el Censo de 1895, la cifra subió a 392. Un incremento cercano al 402%.
Emilio en Concepción
Los Carrera 2138 es la dirección de la Cuarta Compañía de Bomberos de Concepción. Está ubicada en plena avenida central, la calle que nace de la Costanera y llega hasta la Rotonda Bonilla, esa en la que se unen todos los destinos cercanos: Hualpén, Talcahuano, Penco y Cabrero.
En ese lugar es que, según contó el capitán de la compañía Hugo Saravia, fue voluntario Mangiavacchi. Se respalda con documentos antiguos. Tanto, que ya están medios carcomidos por el tiempo.
La inscripción del voluntario data del 7 de diciembre de 1889. Fue el bombero número 38 de la compañía. Como se anotó cuando ya casi terminaban los 80, ese año tuvo sólo una obligación… a la que faltó por razones desconocidas.
En 1890 hubo siete instancias en las que se le necesitó y asistió a seis. Para el 91, en tanto, ya concurrió a nueve llamados, tal como revela la siguiente fotografía, que también da cuenta de lo recurrente que fueron los incendios con el pasar de los años. En la compañía estuvo hasta 1902, registrando 122 asistencias.
En el Registro de Voluntarios de la Cuarta Compañía de Bomberos se consigna que para 1893, Mangiavacchi alcanzó el grado de teniente 3ro. No obstante, más tarde fue ascendiendo y en 1894 fue nombrado miembro de la Junta Calificadora de la institución. En 1896 se convirtió en teniente 2do y, para 1900, ya era teniente 1ro.
El Registro Mortuorio de la compañía señala erróneamente que Mangiavacchi falleció en 1902, pues el año real fue en 1912. Respecto de su lugar de muerte se menciona al Titanic. “Seguro se equivocaron en la transcripción”, explicó Saravia.
“Su marido se ahogó”
La Enciclopedia Titánica, que recoge las historias reales de quienes abordaron el barco que se hundió tras chocar con un iceberg, señala que Mangiavacchi nació el 16 de agosto de 1864 en una familia de clase media.
Era un apasionado por los viajes y así fue como llegó a la zona centro-sur de Chile a ser voluntario de Bomberos. Para 1902 regresó a su tierra natal y se casó con Nella Bianciardi, con quien tuvo cinco hijos. Dos de ellos nacieron en Italia. Los otros dos, en Nueva York, pues en 1904 la familia emigró a Estados Unidos, donde el hombre se desempeñó como agente de bienes raíces en un banco italiano, ganando unos 100 dólares mensuales.
En 1911, Mangiavacchi se enfermó. No existen detalles sobre el padecimiento, pero debió someterse a una importante intervención quirúrgica que lo obligó a viajar nuevamente a Italia. La operación tuvo éxito. Debía volver a encontrarse con su familia… aunque nunca lo hizo.
Su esposa estaba embarazada del séptimo hijo cuando compró el boleto de segunda clase en el Titanic para retornar. Costó unas 15 libras esterlinas de la época. Su ticket era el número 2861. Embarcó el 10 de abril en Cherburgo. Sin embargo, tras el fatal accidente del barco, Mangiavacchi falleció en el océano. Su cuerpo nunca fue identificado. Un extracto del expediente de la Cruz Roja Americana, citado por la Enciclopedia Titánica, relata parte de su vida:
“El marido se ahogó. Regresaba de Italia, donde se había sometido a una operación exitosa debido a una enfermedad de larga data. Era empleado de un banco italiano en la ciudad de Nueva York, ganaba 100 dólares al mes y era un hombre de educación y cultura.
Le sobreviven una esposa, de 33 años, y cuatro hijos, el menor de los cuales nació desde el desastre y el mayor, un niño de siete años. Ella vino a este país con su esposo hace siete años. Después del nacimiento de su bebé, decidió regresar con sus hijos a Italia, para estar cerca de parientes y donde vivir es menos costoso. Zarpó en septiembre de 1912 y ahora vive en Florencia cerca del hermano de su esposo”.
(Expediente de la Cruz Roja, No. 293; Emilio Mangiavacchi)
Lo que dejó
El Museo Nacional Alinari de la Fotografía, con sede en Florencia, Italia, cuenta parte de la vida de Mangiavacchi a través de capturas que eran de su propiedad. Varias de ellas muestran la ciudad de Concepción en tiempos antiguos. En ellas se denota el interés cultural del italiano, pues muestran incluso a los pueblos indígenas locales.
Las más llamativas, que según el archivo datan de entre 1880 y 1902, muestran el monumento de Juan Martínez de Rozas en el Parque Ecuador, área verde que colinda con el Cerro Caracol; en otra se ve la Plaza Independencia de Concepción.
“Retrato de un niño al pie de una estatua. Imagen extraída del álbum de fotos chileno “Vistas en Chile”, del 13 de enero de 1902 por Serafino Emilio Mangiavacchi, inmigrante italiano, nacido en Florencia y parte de la Cuarta Compañía del Cuerpo de Bomberos de Concepción en Chile y luego perdió la vida en la tragedia del transatlántico Titanic”, relatan al pie de la imagen.
En la otra, detallan que se trata de “la Plaza de Armas de Concepción en Chile”, en la que se aprecia la pileta central que sostiene a la diosa Ceres, símbolo de la fertilidad agrícola.
Si bien los autores de la imágenes son desconocidos, el historiador Armando Cartes explicó que podría tratarse de un libro de recuerdos de viaje que el voluntario de Bomberos adquirió durante su paso por la capital del Bío Bío, algo que se usaba recurrentemente en esa época.
Sobre sus hijos no hay noticias. Tampoco sobre sus nietos, si los hubiera tenido. No existen fotografías públicas del hombre. Sólo se sabe que su esposa falleció dos años después del accidente del Titanic, coincidentemente un 14 de abril. Mismo día que el bombero de Concepción.