La Revolución Mexicana de principios del siglo XX dejó varios relatos que pasaron a la historia en Latinoamérica. Junto con eso inspiró películas, canciones y llevó a combatientes a erigirse como íconos de culto en el continente.
No obstante, hasta el día de hoy poco se sabe respecto a una historia que tiene como protagonista a un rebelde del estado de Yucatán. Su nombre fue Wenceslao Moguel y sus vivencias perfectamente podrían ser usadas para un buen guión de Hollywood.
Moguel no se hizo famoso por matar a alguien o ser un guerrero de coraje, sino por un suceso ocurrido durante su ajusticiamiento: relatos históricos aseguran que él resistió su fusilamiento, logrando reponerse de ocho impactos de bala y un tiro de gracia incluido.
Sin ir más lejos, durante la década del 30 Wenceslao fue entrevistado por el propio Robert L. Ripley para su programa radial de curiosidades mundiales llamado Créalo o no, de Ripley. Fue allí donde contó su historia por primera vez.
Yucatán dentro de la revolución
Según detalla el medio mexicano Zócalo, en Yucatán comenzaron los movimientos de revolución proletaria hacia 1910, lo que hizo estallar una especie de crisis social entre hacendados y rebeldes en diversas ciudades.
Por esos años las acciones militares de grupos separatistas hicieron que desde la capital mexicana no vieran con buenos ojos una posible avanzada hacia sus territorios. Fue así como el jefe del ejército de la época, Venustiano Carranza, ordenó al general Salvador Alvarado que aplastara cualquier acción rebelde.
Por su parte, las fuerzas insurgentes en Yucatán eran lideradas por Abel Ortiz Argumedo, cuyo ejército tenía solamente 4.000 soldados y no contaba con suficientes armas para todos ellos. Tampoco se podía pensar en poseer caballos o armas más sofisticadas para la época.
Alvarado, en tanto, tenía un ejército que triplicaba en número a los rebeldes, artillería con el objetivo de atacar a gran escala e incluso contaba con dos aviones para realizar ataques aéreos.
Los combates entre las dos fuerzas se desarrollaron en marzo de 1915. Las victorias para el ejército federal fueron relativamente sencillas, debido a que las fuerzas rebeldes tampoco contaban con experiencia suficiente para combatir.
Precisamente uno de los jóvenes que fue parte de los batallones de insurgentes fue Wenceslao Moguel, quien por esas semanas se había unido a la resistencia de Ortíz Argumedo. Según sostuvo años después a Ripley, el joven realizó esto basado en un fuerte apego a Yucatán.
La ejecución
De acuerdo al detalle entregado por Yahoo España, Moguel intervino el 15 de marzo en la batalla realizada cerca de la hacienda en una localidad denominada Halachó. La victoria federal fue contundente y muchos de los soldados rebeldes fueron capturados.
El mismo Moguel sostendría en 1935 que, en ese entonces, se consideraba a sí mismo como un “adolescente imberbe”, quien nunca antes había tomado un fusil pata atacar a otra persona, por lo que la derrota era esperable.
Según detalla el citado medio, cerca de 100 jóvenes fueron apresados y se le realizaron juicios excesivamente rápidos, en los cuales se les sentenció a morir, a todos.
La mitad del grupo fue ejecutado mediante la horca, mientras que el segundo grupo se les aniquiló mediante el fusilamiento. Moguel estaba incluído dentro de este último grupo.
Hasta el día de hoy no hay fecha exacta respecto al fusilamiento del joven, aunque se presume que se realizó el 19 de marzo a las 5 de la madrugada. En ese entonces el pelotón disparó ocho veces al cuerpo de Wenceslao, posteriormente el oficial a cargo le dio un “tiro de gracia” en la zona de la nuca.
Su supuesto cadáver fue dejado junto a otros cuerpos inertes en el lugar. Minutos más tarde el ejército recibió una orden para viajar hacia el norte del estado para acabar con otro alzamiento. En ese momento se pensó que aquel era el fin de Moguel.
No obstante, la historia detalla que Moguel no murió con los nueve impactos de bala, por lo que en los siguiente minutos logró salir arrastrándose y fue por ayuda.
El propio joven aseguró años más tarde que ninguno de los tiros que recibió esa madrugada dio en algún órgano vital. Incluso el tiro de gracia que tuvo minutos más tarde no llegó hasta la zona de la nuca, por lo que no hubo compromiso cerebral.
El hombre estuvo cerca de un mes escondido de las fuerzas de orden en el poblado de Campeche, donde se sometió a una cirugía para que le extrajeran las balas del cuerpo y se repuso de las heridas. Posteriormente salió del lugar y poco se supo de su paradero en México.
Desde ese instante la historia de Wenceslao comenzó a difundirse por México e incluso por ciudades del sur en Estados Unidos. Muchos medios de comunicación comenzaron a realizar intentos para obtener su testimonio.
La entrevista para Ripley
Fue en 1935 cuando Robert L. Ripley supo de la historia de Moguel y lo invitó con todos los gastos pagados hasta el Museo Ripley en Cleveland. Su idea era dejar este testimonio dentro de la Enciclopedia de lo Insólito y lo Increíble de Aunque Usted No Lo Crea.
En ese entonces Ripley entrevistó a Moguel, que llegó hasta el lugar con el rostro y las piernas desfiguradas. La transmisión de ese acontecimiento fue de la cadena NBC y su caso se tomó como “El primer hombre que sobrevivió a un fusilamiento”.
Si bien en la actualidad no existen registros de aquella entrevista, el propio portal de curiosidades de Ripley replicó lo que se conversó en esa ocasión.
De acuerdo con lo expuesto por el hombre en aquella entrevista, su unión a los rebeldes de la revolución mexicana se debió a que vio una serie de abusos de parte del ejército hacia hacendados de la zona: allí se habrían llevado a cabo matanzas de mujeres y niños, además de quemas de propiedades privadas.
Respecto al fusilamiento, Moguel sostuvo que encomendó su vida a Dios antes que comenzaran los disparos. En ese instante, señaló, cayó al suelo tras los ocho impactos y luego se desmayó tras recibir el tiro de gracia.
Posteriormente, Wenceslao reconoció que pensó que estaba en el infierno al ver tanto cadáver muerto junto a él, aunque luego de unos minutos se dio cuenta que estaba vivo, aunque muy débil. Fue allí cuando tomó la decisión de arrastrarse hasta la choza de una anciana, quien le proporcionó ayuda.
Si bien el último tiro no le quitó la vida, éste destruyó toda su mandíbula, por lo que vivió el resto de su vida con el rostro desfigurado.
Aquella fue la última vez que se supo sobre la existencia de Wenceslao Moguel, quien días después volvió hasta Yucatán a vivir hacendado en el campo.
Hoy en día no existen registros específicos y claros respectos al año de la muerte de Moguel. De acuerdo a Yahoo, ésta se produjo en la década de los 70, aunque hay otros historiadores que sostienen que vivió hasta 1985.
Cabe señalar que su historia y registros fotográficos aún son parte del museo de curiosidades de Ripley en Estados Unidos, siendo conocido hasta hoy como el “el fusilado de Halachó”.