A principios de los años 90 los desalmados crímenes de un asesino en serie impactaron a la tranquila localidad de Gainesville, Florida. El sujeto no sólo mataba a sus víctimas, principalmente estudiantes, sino que además las descuartizaba e incluso abusaba de ellas tras quitarles la vida.
El responsable de aquella masacre fue Danny Rolling, un hombre local que más tarde confesó el asesinato de ocho personas y fue sentenciado a muerte por ello. Sus crímenes inspiraron la saga Scream, donde un hombre enmascarado acechaba a estudiantes en el pequeño pueblo de Woodsboro.
Rolling nació en una familia llena de violencia, donde su padre, un expolicía, abusaba físicamente de él, su hermano y su madre. El rechazo entre padre e hijo era tal, que desde pequeño le dijo a Danny que era un hijo indeseado, desatando en él una furia que fue creciendo con los años, así consignó el diario Sarasota Herald Tribune.
Mientras fue creciendo comenzó a desarrollar diferentes trastornos como un desorden antisocial y un trastorno límite de la personalidad, además de una parafilia, que lo llevaba a encontrar placer en objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos. Esto comenzó a manifestarse principalmente con el voyerismo, siendo atrapado en varias ocasiones mirando por la ventana de chicas adolescentes y masturbándose afuera de sus casas.
Su primer intento de asesinato ocurrió en una pelea familiar donde casi acaba con la vida de su padrastro, quien perdió un ojo y una oreja producto del conflicto. Luego de eso le fue imposible mantener un trabajo fijo, siendo detenido por robo en varias ocasiones.
Sus dos primeros asesinatos ocurrieron en 1990, cuando el hombre tenía 36 años. Fue en esa época que ingresó al departamento de Christina Powell y Sonja Larson, ambas de 17 años y estudiantes de la universidad de Florida.
Al entrar al lugar vio a Powell durmiendo en el primer piso, la dejó tranquila y subió a ver a Larson, quien también descansaba en su cama. Sin mayores razones que su anhelo de asesinar, tapó la boca de la mujer y le enterró un cuchillo varias veces en el abdomen.
La compañera de Christina sufrió una suerte peor, además de atarla y amordazarla, el hombre cortó su ropa y la violó varias veces tras apuñalarla por la espalda. Además, antes de irse del lugar dejó el cuerpo de su víctima en una posición sugerente.
La muerte de las chicas tuvo un impacto enorme en los medios y en la comunidad. Los jóvenes estaban tan atemorizados que incluso cambiaron sus rutinas diarias y se unieron para dormir en grupos, así lo consigna el portal australiano News.
Pero a pesar de las precauciones, el hombre no se detuvo. Su próxima víctima fue Christa Hoyt, de 18 años. La también estudiante de la U. de Florida, sufrió la misma suerte de sus predecesoras, aunque con un macabro giro: el sujeto decapitó y sentó su cuerpo en la cama.
Los asesinatos y violaciones siguieron durante la siguiente semana, siendo las mujeres de pelo oscuro, caucásicas y de ojos cafés, el patrón de sus víctimas. Debido a la naturaleza de los asesinatos, los medios comenzaron a llamarlo El destripador de Gainesville.
Tras acusar por error a un estudiante de la universidad, las autoridades pudieron dar con el asesino luego que éste fuera descubierto robando en un supermercado. Cuando la policía intentó dar con la dirección del hombre descubrieron que vivía en un campamento en las cercanías de las casas de los estudiantes asesinados.
Entre las cosas del asesino encontraron grabaciones de canciones y notas donde hablaba de los crímenes cometidos
La policía interrogó al sujeto por días hasta que Rolling no sólo confesó los asesinatos de los estudiantes, sino que también los de una familia en las afueras de la ciudad: en total había cobrado la vida de ocho personas.
Además aseguró que su único fin era convertirse en una superestrella como Ted Bundy y que actuaba bajo el control de una de sus múltiples personalidades.
A pesar de sus intentos por quedar libre, fue sentenciado a muerte en 1994. Ni siquiera sus argumentos de problemas mentales lo salvaron ya que los psiquiatras aseguraron que el hombre sabía diferenciar el bien del mal.
El 25 de octubre de 2006, Rolling falleció, no sin antes inspirar a una de las franquicias de terror más importantes del mundo, la saga Scream. En ella, un asesino enmascarado aterroriza a los estudiantes de una secundaria, matando sin motivo a inocentes víctimas.