Si creías que los edificios de películas como El Resplandor (The Shining) y Psicosis (Psycho) eran tétricos, espera a leer sobre el World’s Fair Hotel de Chicago, diseñado especialmente para matar a quienes pusieran un pie en él.

El hombre detrás de esta funesta residencia confesó ante el tribunal que lo juzgó diciendo: “Nací con el diablo dentro de mí. Nací con el diablo parado a los pies de mi cama como mi auspiciador cuando entré a este mundo y ha estado conmigo desde ese día (…) No puedo eludir el hecho de que yo era un asesino, tal como un poeta no puede eludir la inspiración para cantar”.

El 1893 la ciudad de Chicago celebraba los 400 años de la llegada de Cristóbal Colón a América con una feria de enormes proporciones: la World Columbian Exposition. Para la exhibición se construyeron cerca de 200 edificios de estilo predominantemente neoclásico, canales y lagunas, y además participó gente proveniente de 46 países. Más de 27 millones de personas asistieron a la exposición durante sus 6 meses de ejecución y fue allí donde se erigió la primera Ferris Wheel, conocida hoy en día como la rueda de Chicago.

Primera rueda de Chicago _ Wikipedia
Primera rueda de Chicago _ Wikipedia

Pero más allá de la cultura, el ambiente empresarial, los desarrollos industriales y tecnológicos, se escondía en aquella ciudad una siniestra mente que aprovechó este gran flujo de individuos para dar rienda suelta a sus más oscuros instintos: H.H. Holmes, el primer asesino en serie de Estados Unidos.

Su pasado

Herman Mugett –quien más tarde se autodenominara H.H. Holmes– nació en Gilmanton, New Hampshire, en 1861 en una familia religiosa estricta. Según el documental “H.H. Holmes” de Biography, éste era un niño tímido que descubrió una fascinación inusual por los esqueletos humanos que se exhibían en las farmacias y consultas médicas. Para escapar a ratos de la mano dura con la que fue criado, Herman se iba a esconder a un bosque cercano a su casa, el cual no sólo fue su refugio, sino también su laboratorio ya que allí abría animales que encontraba para ver cómo funcionaban por dentro.

Esta habilidad con el cuchillo y la pasión por los cuerpos hizo que, una vez terminado el colegio, Herman se inscribiera en la prestigiosa Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, famosa por el énfasis en disección que era lo que más llamaba su atención. Allí no sólo comenzó a robar cadáveres para hacer experimentos, sino que además realizó varios fraudes cobrando los seguros de víctimas falsas: desfiguraba cuerpos para hacerlos pasar por alguien y luego pedía a un familiar o amigo del supuesto difunto que reconociera el cadáver para así cobrar el seguro, del cual recibía un porcentaje.

“Lo recuerdo como un estudiante tranquilo e inofensivo con habilidades comunes y corrientes y parecía ser la última persona de la sala de clases que fuera a seguir una carrera de asesino”, declaró el doctor George Heath, profesor de Holmes en Michigan, según un artículo publicado por esa misma universidad. Sin embargo, un compañero de curso lo describió como una persona mentirosa y sigilosa, con un gusto inusual por la disección y que una vez, incluso, había conseguido permiso para llevarse un cadáver a casa para investigarlo durante las vacaciones de primavera.

Una vez que se graduó de la escuela de medicina, Herman cambió su nombre a H.H. Holmes y viajó a Boston, Minniapolis para luego establecerse en Chicago.

El plan maestro

Holmes encontró trabajo en una farmacia local de Chicago y más tarde convenció a los dueños de venderle el negocio. En 1888 comenzó a remodelar y expandir el edificio para transformarlo en lo que más tarde se conocería como el “Murder Castle”: una verdadera mansión siniestra.

3 El 'murder castle' de H.H. Holmes _ Crédito Chicago Tribune
El ‘murder castle’ de H.H. Holmes _ Crédito Chicago Tribune

Uno de los trabajadores que fueron contratados por Holmes para la construcción del hotel fue Benjamín Pitezel, un carpintero padre de cinco hijos, quien se convirtió en su asistente personal.

En el primer piso Holmes mantuvo la farmacia y arrendó espacio para otros locales comerciales, como por ejemplo un restorán. En el segundo piso construyó una oficina personal con una bóveda hermética (en donde asesinó a una de sus empleadas encerrándola ahí hasta que no tuvo oxígeno que respirar); habitaciones a prueba de sonido -algunas de ellas contaban con cañerías que lanzaban chorros de gas para asfixiar a las víctimas-, puertas que daban a murallas y escaleras que no llevaban a ningún lado; pasadizos secretos por los que el asesino se desplazaba sigilosamente; paredes falsas y toboganes lo suficientemente grandes para deslizar cuerpos humanos que iban a parar al subterráneo donde Holmes construyó un gran horno. Además, en el sótano tenía un laboratorio con todos los implementos necesarios para efectuar disecciones, según refiere el sitio web del canal History.

Plano con las distintas salas del hotel
Plano con las distintas salas del hotel

Una de sus primeras víctimas fue una mujer llamada Julia Smythe que era la esposa de Ned Conner, quien trabajaba en el mostrador de joyas de la farmacia. Holmes comenzó a galantear a Julia hasta iniciar una relación con ella. Cuando Conner se dio cuenta de lo que sucedía a sus espaldas renunció a su trabajo y dejó a Julia y a su hija Pearl de 12 años en el hotel. En 1891 la mujer le confesó a Holmes que esperaba un hijo suyo y exigió que le ofreciera matrimonio. El macabro hombre estuvo de acuerdo, pero puso una condición: que lo dejara practicarle un aborto. La operación fue planificada para la Noche Buena, ahí Holmes la asesinó con una sobredosis de cloroformo y luego mató a la pequeña Pearl.

En 1893 Holmes abrió su siniestro hotel al público coincidiendo con la feria que llenó la ciudad de una gran afluencia de gente; eran tantos los que buscaban alojamiento, que Holmes se podía regodear decidiendo a quién daba una habitación. Era muy selectivo: muchas de sus víctimas fueron mujeres solteras a quienes seducía y luego asesinaba. Al finalizar sus crímenes, limpiaba meticulosamente los cuerpos dejando sólo los esqueletos para luego venderlos a escuelas de medicina –gracias a las conexiones que hizo en su época de estudio- sin levantar sospechas.

Ese año Holmes conoció a Minnie Williams, una hermosa joven que había recibido una herencia significativa de un tío. Holmes –que era un hombre atractivo y buen mozo según los cánones de la época- se ofreció de chaperón para acompañarla a ella y a su hermana Annie a visitar la feria. Pronto la joven cayó bajo sus encantos y promesas de matrimonio y un viaje a Europa. El día en que supuestamente partirían al viejo continente, Minnie y su hermana se dirigieron al hotel del que nunca más salieron. Cuando Holmes confesó ante un tribunal algunos de sus crímenes, el único momento en el que mostró algo de remordimiento fue cuando habló de Minnie: “Yo realmente amé a esa mujer. Bueno, ya está hecho y fue un buen trabajo”, según la transcripción de su confesión publicada por los medios Inquirer y New York Journal.

Minnie Williams _ Biography.com
Minnie Williams _ Biography.com

Luego de que finalizara la gran feria, Holmes se encontraba lleno de deudas por los préstamos que tuvo que pedir para la construcción de su macabro edificio, lo cual haría que la justicia pusiera los ojos en él.

Captura y final

A fines de 1893 Holmes y su asistente –Benjamín Pitizel– se fueron a Texas escapando de sus acreedores. Ahí intentó cobrar el dinero que había heredado Minnie Williams y se dedicó a hacer fraudes en negocios con caballos; además comenzó el diseño de un nuevo edificio de torturas. Sin embargo, tuvo que escapar hacia St. Louis cuando la policía descubrió sus estafas con corceles. Ahí compró una farmacia y medicamentos a crédito; luego vendió el negocio, pero los acreedores lo denunciaron y fue detenido y llevado a prisión.

En prisión conoció a un famoso ladrón de trenes llamado Marion Hedgepeth a quien le pidió el nombre de un abogado a cambio de darle un porcentaje de las ganancias de su siguiente fraude, que consistiría en cobrar la póliza de seguro de vida de su asistente fingiendo su muerte. Más tarde Holmes salió de la cárcel y se dirigió hacia Filadelfia.

El plan era usar un cadáver y hacerlo pasar por Benjamín, pero en un cambio de opinión Holmes decidió que no quería fingir esa muerte y determinó asesinarlo con cloroformo. Luego le prendió fuego e intentó que la escena pareciera un accidente para poder cobrar el seguro (en caso de suicidio no había indemnización).

La esposa de Benjamín estaba de acuerdo con el plan inicial y creía que su esposo se encontraba con vida, pues Holmes la convenció de que estaba escondido en Cincinnati. Una vez que el seguro pagó el dinero, el criminal se ofreció para llevar personalmente la plata y tres de sus cinco hijos (Nellie, Alice y Howard) a Benjamín. La viuda aceptó sin sospechar de que ésa sería la última vez que vería a sus pequeños con vida.

Por su parte Hedgepeth –el ladrón de trenes que conoció en prisión- leyó en la prensa sobre la muerte de Benjamín y decidió hablar, para reducir su propia condena y porque Holmes nunca le pagó el porcentaje que le había prometido. Fue así como lo detuvieron y lo extraditaron a Filadelfia acusado de asesinar a su asistente. La viuda avisó a la policía que además Holmes tenía a tres de sus hijos. Más tarde los detectives encontraron los restos de los niños, que lamentablemente habían corrido la misma suerte que su padre.

Con estos antecedentes en mano, la policía decidió revisar el siniestro hotel por primera vez y allí encontró restos humanos y las diversas trampas diseñadas por Holmes, quien fue condenado a la horca en 1895. Sus confesiones fueron contradictorias por lo que nunca se sabrá toda la historia sobre este asesino, quien admitió haber ultimado a 27 personas, pero se cree que las víctimas podrían haber sido incluso 200.

Murder Castle _ Wikipedia
Murder Castle _ Wikipedia

La prensa de la época le pagó para que escribiera sus memorias y en ellas apareció la frase que se hizo famosa: “Nací con el diablo adentro de mí”. El 7 de mayo de 1896 Holmes murió ahorcado pagando sus culpas. Su último deseo, antes de partir, fue que su ataúd fuera cubierto con cemento para evitar que lo saquearan y experimentaran con su cadáver, según un artículo de la Universidad de Michigan.

7 Confesión de H.H. Holmes _ Copyright Philadelphia Inquirer
Confesión de H.H. Holmes _ Copyright Philadelphia Inquirer

La historia de Holmes fue descrita en la novela The devil in the white city de Erik Larson, publicada en 2003. En la actualidad los crímenes de Holmes siguen fascinando y espantando al mundo. Por su parte, el director Martin Scorsese se encuentra trabajando en una película sobre este primer asesino en serie de Estados Unidos y cuyo protagonista será interpretado por Leonardo DiCaprio.

Libro The devil in the white city
Libro The devil in the white city