No todos los días son tan buenos como uno quisiera. Hay veces que las cosas simplemente no salen bien desde el momento en el que nos levantamos y una sucesión continua de desafortunados hechos nos persigue durante la jornada. Nuestra mente queda inundada por pensamientos negativos y así nos quedamos estancados.
Inteligentemente, pedimos consejos a quienes creemos pueden sacarnos de nuestra mala racha, pero estos pueden muchas veces no resultar: “¡No estés triste!”, “¡La vida es muy buena como para estar mal!”, son algunos de los consejos ejemplos que hoy son ‘memes’ en Facebook y redes sociales por la poca utilidad que tienen.
Sin embargo, hay formas científicamente comprobadas que sí pueden ayudar a cambiar tu actitud de forma más rápida y efectiva.
Así lo expuso la científica y psicóloga Barbara Fredrickson de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU), quien demostró que una actitud optimista en la vida diaria puede ayudar a combatir las emociones negativas.
Según Fredrickson, existen una serie de ejercicios que se pueden realizar para así entrenar al cuerpo humano y acostumbrarlo a reaccionar de forma positiva ante situaciones de estrés y depresión. Como por ejemplo, la meditación.
La idea es detectar y potenciar los generadores de sensaciones positivas y optimistas, por más inservibles que parezcan, y así mantener la actitud. Por el contrario, es imposible hacer desaparecer las sensaciones negativas que produce la vida diaria, pero es exactamente por esa razón que acostumbar el cuerpo a rutinas que producen sensaciones positivas sirve tanto, explica Fredrickson.
“Debemos tomar conciencia de que el cerebro produce una plétora de moléculas que transmiten información, que todos somos reactores químicos con patas, y que las respuestas de nuestro cuerpo serán las que finalmente se traduzcan en sentimientos”, afirma Ramón Macías, doctor en Química de la Universidad de Zaragoza, a el diario El País.
Pero, ¿Cómo se puede alcanzar ese soñado estado que permite resistir las emociones negativas? “Con una actitud positiva resulta más fácil asumir los retos que se nos presentan. Nos hace más tolerantes y abiertos, y nos adaptamos mejor a los cambios, enriqueciéndonos como personas”, señala la experta en comunicación no verbal Teresa Baró, quien también recomienda caminar erguido y practicar la resiliencia para mantener una actitud positiva.
Según Fredrickson, “es importante establecer metas alcanzables para evitar la frustración y el estrés derivado. También ir sumando nuevos conocimientos para conseguir una mayor cuota de confianza en uno mismo”.
Además, recomienda “aceptarse tal y como se es, asumiendo los defectos, apreciar todo lo que nos rodea, desarrollar y reforzar las relaciones personales, tratando de hacer cosas buenas por los demás“. Por último, comenta que es ideal ” practicar la resiliencia, utilizando las experiencias negativas como aprendizaje y absorbiendo el estrés y el fracaso como motores de cambio, no como pozos sin fondo en los que regodearse”.
Por su parte, el psicólogo Raúl Padilla recomienda enfocarse en el presente: “Vivir hoy, guardando conciencia plena de lo que sucede y sin anticipar ni recordar, es una buena forma de reducir dos fuentes de pensamientos negativos: la depresión por lo que fue y la ansiedad de lo que está por venir”, explica al diario El País. “Recordar algo del pasado teñido de color oscuro o imaginar sobre todo lo malo que puede suceder solo nos hace perder el maravilloso regalo del presente”, concluye.
Por último, el doctor en Química Ramón Macías coincide en que “sonreír, practicar la meditación o algún deporte ayuda a mantener actitudes positivas” y que “cada acción significa un estímulo que llega al cerebro, y produce una cascada de reacciones moleculares que se traducen en una emoción”, finaliza.