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Bobby estuvo 12 años encadenado, un perro que pasó la mayor parte del tiempo en la intemperie, sin el privilegio del paseo diario, de los cariños de sus dueños o dormir al calor de una buena estufa.

La vida del can cambió cuando Dareth Murphy, se mudó al vecindario de los dueños de Bobby, en Virginia Occidental, EE.UU: no tardó mucho en idear un plan para rescatarlo. La mujer relata al medio estadunidense, People, que hace dos años vio al perro por primera vez, en esa oportunidad visitaba a su hermano para celebrar la Navidad.

“Quería saber si alguna vez entra, cuántos años tiene y cuánto tiempo lleva ahí fuera”, apuntó a People.

Dareth tras la mudanza comenzó a investigar, encontrándose con desgarradores relatos de sus vecinos, quienes le contaron que habían hecho un agujero en la cerca para pasarle platos de comida, o cuando era cachorro se escapó y luego de recuperarlo, sus dueños lo amarraron a los pocos minutos.

En el estado de Virginia Occidental las leyes contra el maltrato animal son claras: Es ilegal que cualquier persona encadene o ate cruelmente a un animal intencional, consciente o imprudentemente.

La liberación de Bobby y su nueva vida perruna

Se armó de valentía y la mujer fue a la casa, pero tras varios intentos nadie respondió a su llamado, y se fue frustrada de ver como el perro aún seguía amarrado. Pero al tercer día no lo dudó e ingresó al inmueble, tomó al animal y se lo llevó a su hogar.

“Fue una descarga de adrenalina increíble. Tenía muchísimas ganas de pedir que me entregara, de prometerle que le daría al perro una vida mejor en sus años dorados”,

Al llevarlo al veterinario, descubrieron que tenía sangre en la orina por una infección urinaria sin tratar, no estaba castrado y además, dio positivo en la prueba de la enfermedad de Lyme.

Fue imposible determinar la edad del animal, puesto que, como pasó mucho tiempo mordiendo la cadena, ya no tenía dientes.

A las pocas semanas, publicó la historia del perro en Facebook y una pareja de abuelitos decidieron adoptarlo, y así lo bautizaron con el nombre Bobby.

“Después de un año de medicamentos, tratamientos, comida blanda, juguetes y mucho amor y cuidados, Boddy está de maravilla”, dice Murphy al medio estadunidense.