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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Las altas temperaturas en la zona central de Chile representan un desafío crítico para mantener la cadena de frío de los alimentos, ya que productos que requieren refrigeración pueden perder frescura y seguridad, poniendo en riesgo la salud de los consumidores. Las interrupciones breves en condiciones de calor extremo pueden iniciar el deterioro de productos sensibles, especialmente durante olas de calor que superan los 35 °C. La pérdida de la cadena de frío favorece el crecimiento de bacterias peligrosas, generando un riesgo sanitario considerable. Los consumidores pueden identificar si un alimento ha perdido la cadena de frío mediante inspecciones visuales y olfativas, evitando problemas de salud graves. El cambio climático intensifica los desafíos en la seguridad alimentaria, por lo que implementar programas certificados de eficiencia en la cadena de frío puede reducir la huella ambiental de la industria alimentaria y disminuir las pérdidas. Recomendaciones simples para los consumidores incluyen realizar las compras de productos refrigerados al final y verificar las temperaturas antes de llevar los alimentos a casa, garantizando la seguridad alimentaria incluso en condiciones extremas de calor.

Con temperaturas que alcanzan los 32 °C en la zona central de Chile, mantener la cadena de frío de los alimentos se vuelve un desafío crítico. Los productos que necesitan refrigeración estricta pueden perder su frescura y seguridad si están expuestos a altas temperaturas, generando riesgos para la salud de los consumidores.

¿Qué ocurre cuando se rompe la cadena de frío?

La pérdida de la cadena de frío no solo compromete la frescura de los alimentos, sino que también favorece el crecimiento de bacterias peligrosas. Según Natalia Mayas, nutricionista de UNK, “el incumplimiento de la cadena de frío en productos termolábiles (aquellos que deben mantenerse entre 0 y 5 grados Celsius) genera un riesgo sanitario considerable, ya que las bacterias proliferan exponencialmente fuera de este rango”.

Zonas como patios de carga, estacionamientos y vehículos sin refrigeración son especialmente críticas. Jaime Torres, CEO de UNK, advirtió que “interrupciones breves, incluso de 10 a 15 minutos, en condiciones de calor extremo pueden iniciar el deterioro de productos sensibles, especialmente durante olas de calor que superan los 35 °C”.

cómo identificar si un alimento ha perdido su cadena de frío

Los consumidores también pueden reconocer si un producto ha perdido la cadena de frío mediante simples inspecciones visuales y olfativas:

— Productos congelados: La presencia de escarcha excesiva o bloques compactos indica descongelación y recongelación.

— Carnes y pescados refrigerados: Un olor extraño o la falta de vacío en el empaque son señales claras de exposición a temperaturas inadecuadas.

“Un chequeo rápido puede evitar problemas de salud graves. En productos cárnicos congelados, el bloque sólido dentro del empaque es un indicador inequívoco. En carnes refrigeradas, siempre verifique el olor y el estado del envase,” explicó Mayas.

Impacto ambiental y recomendaciones

El cambio climático intensifica los desafíos en la seguridad alimentaria. Cada kilogramo de carne desperdiciado no solo representa una pérdida económica, sino también el derroche de recursos valiosos como agua.

Torres enfatizó que implementar programas certificados de eficiencia en la cadena de frío podría reducir la huella ambiental de la industria alimentaria en más de un 10%, además de disminuir las pérdidas en un 35%.

Los consumidores pueden contribuir a este esfuerzo tomando medidas simples, como:

— Realizar las compras de productos refrigerados al final.
— Verificar que los alimentos estén a temperaturas adecuadas antes de llevarlos a casa.

Con estas acciones, es posible garantizar la seguridad de los alimentos, incluso en las condiciones más extremas de calor.