VER RESUMEN

Antaño, cuando una persona quería beber leche, la única oferta disponible en el mercado era de vaca; hoy hay alternativas como almendra, soya o leche de avena.

Esta última representa una buena opción para quienes están evitando consumir lácteos de origen animal; son alérgicos a los frutos secos, como la almendra; o son intolerantes a la lactosa.

Su masificación en el mercado ha provocado que este producto pueda encontrarse en distintas marcas en supermercados o tiendas naturistas. Incluso, hay quienes prefieren prepararla en casa, evitando así optar por una versión más procesada.

¿Es realmente saludable la leche de avena?

Además de representar una buena alternativa para quienes no pueden consumir lactosa o frutos secos, la leche de avena es beneficiosa para la salud por ser rica en vitaminas, minerales y fibra.

Su contenido saludable se amplía con diferentes versiones fortificadas en el mercado, que pueden contener vitamina B12, riboflavina, calcio, vitamina D, dependiendo del caso.

Asimismo, la avena posee betaglucano, un tipo de fibra soluble que permite disminuir los niveles de colesterol, favoreciendo la salud cardiovascular. Según comentó el nutricionista y autor del libro Unprocess Your Family Life a The Telegraph, el betaglucano “forma un gel en el intestino que se une al colesterol, reduciendo su absorción y ayudando a eliminarlo del organismo“.

Sin embargo, pese a que en la leche también está presente este componente, su aporte es mayor en su versión natural y sin procesar.

Lee también...

Otras desventajas es que muchas opciones en el mercado tienen azúcares añadidos. En tanto, también destaca por ser baja en proteínas y más alta en carbohidratos en comparación a la leche de vaca y las de otros ingredientes, como la leche de soya o almendras.

En ese sentido, quienes están siguiendo una dieta alta en proteínas, como personas que entrenan o veganas, deberían considerar otra alternativa. El mismo caso aplica para aquellos que evitan consumir tantos carbohidratos.

Ahora bien, respecto a quienes tienen enfermedad celíaca o son alérgicos al gluten, se recomienda poner atención a la etiqueta de la caja de leche, ya que si bien la avena no contiene esta proteína, el producto podría ser procesado en instalaciones que sí lo trabajen. Por lo cual se aconseja buscar que el empaque mencione “libre de gluten”.

Algo similar ocurre con las personas diabéticas o con resistencia a la insulina, ya que algunas leches de avena contienen azúcares añadidos.

Según afirma The Telegraph, en el procesamiento de la leche de avena aparecen azúcares a partir de las enzimas que descomponen los almidones de avena en carbohidratos simples. Esto provoca que pasen al torrente sanguíneo como glucosa y puedan elevar los niveles de azúcar en sangre.