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El Senado de Colombia aprobó la tan esperada ley que prohíbe el matrimonio infantil bajo la consigna "Son niñas, no esposas", sacando al país de la lista de naciones que permiten esta práctica. A nivel mundial, las uniones de niñas menores de 15 años persisten, siendo una realidad cercana y no exclusiva de países en desarrollo. En América Latina, la lucha contra el matrimonio infantil trasciende solo aumentar la edad legal para casarse debido a resistencias sociales arraigadas, afectando desproporcionadamente a las niñas. Países como Estados Unidos aún permiten el matrimonio infantil en varios estados, mientras que en la región se destacan casos en Nicaragua, Honduras, y República Dominicana, entre otros. Chile prohibió completamente el matrimonio infantil en 2022, estableciendo la mayoría de edad como requisito para contraer matrimonio civil y nulificando uniones previas de menores de edad. La medida responde a recomendaciones de Naciones Unidas para garantizar la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

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“Son niñas, no esposas” rezaban las pancartas que inundaron el Senado de Colombia el día que se aprobó la tan esperada ley que prohíbe el matrimonio infantil. Según indicaba un reporte de Unicef hace apenas dos años, el país ocupaba el puesto número 20 a nivel mundial en uniones de niñas y adolescentes menores de 15 años, una realidad que al día de hoy todavía persiste en varios países de América.

Hasta hace también solo un par de años, Chile todavía permitía el matrimonio adolescente, bajo ciertos requisitos. Pero eso es algo que abordaremos más adelante en esta nota. Lo cierto es que, de una forma u otra, casi todos los países del continente han lidiado históricamente con esta problemática como una constante. Y es que todavía persisten resistencias sociales que a menudo complican la implementación de estas medidas, especialmente en comunidades rurales o marginadas.

Matrimonio infantil: más cerca de lo que se piensa

El matrimonio infantil es toda unión conyugal donde una o ambas partes es menor de 18 años de edad, lo que incluye tanto a niñas y niños como a adolescentes. Aunque suele asociarse con países lejanos, como regiones de Asia Central o partes del continente africano, es una realidad mucho más cercana de lo que se piensa. No es un problema exclusivo de países en desarrollo; persiste también en naciones que muchos consideran avanzadas.

Estados Unidos, por ejemplo, aún permite que menores de edad se casen, incluso con adultos, en muchos de sus estados. Según la ONG Equality Now, 37 de ellos aún permiten el matrimonio infantil, de los cuales 20 ni siquiera establecen una edad mínima para casarse, siempre y cuando tengan una autorización judicial o de sus padres.

matrimonio infantil
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Cuando se habla de matrimonio infantil, no puede dejarse de lado un dato crucial: que afecta de manera desproporcionada a las niñas. A nivel global, la tasa de matrimonios infantiles de niños varones es solo una quinta parte de la de las niñas, indican desde Unicef.

Según explica el organismo, el matrimonio infantil incrementa los riesgos de violencia doméstica, abandono escolar, y peores condiciones económicas para las niñas. Además, a menudo provoca embarazos a temprana edad, lo que aumenta los riesgos para la madre y el bebé. También genera aislamiento social, afectando su bienestar físico y emocional.

Matrimonios o “uniones” en América Latina

En América Latina y el Caribe, una de cada cuatro mujeres jóvenes se casó por primera vez o estableció una unión temprana antes de los 18 años. En muchos casos, según datos de la Cepal, el matrimonio infantil en la región no se formaliza legalmente, sino que se presenta como una unión informal, donde las niñas viven con su pareja sin contraer matrimonio de manera oficial.

Esto demuestra que, en muchos casos, la lucha contra el matrimonio infantil trasciende el simple aumento de la edad legal para casarse, aunque esta medida sigue siendo fundamental. Con frecuencia, el desafío radica también en abordar raíces culturales profundamente arraigadas.

Por ejemplo, en Argentina, según un informe de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, había más de 132 mil niñas casadas o unidas en el país, siendo más común en el noreste, en lugares como Misiones, Chaco y Formosa, donde tienen altas tasas de uniones infantiles.

A menudo, la pobreza, la marginalidad y la falta de educación contribuyen a que las familias vean en el matrimonio o la unión infantil una forma de mejorar la vida económica de las niñas. A veces, considerado la única salida.

A nivel latinoamericano, Nicaragua, Honduras y República Dominicana se encuentran entre los países con las tasas más altas de matrimonio infantil en la región. Así mismo, México, Perú, Guatemala y Colombia también registran matrimonios o uniones en los últimos años. Sin embargo, es necesario precisar que comparar los datos entre diferentes países resulta impreciso, ya que las cifras oficiales y las fechas de sus últimas actualizaciones varían de país en país.

Según recogió nuestro medio asociado, Deutsche Welle, una vez que Gustavo Petro sancione la ley colombiana, “serán 15 los países de América Latina y el Caribe con estas prohibiciones, todas aprobadas en la última década”.

Lo cierto es que, en 2017, El Salvador, Guatemala y Honduras eliminaron todas las excepciones legales a la edad mínima para contraer enlace, y Cuba hizo lo mismo en el 2022.

Volviendo a Estados Unidos, como se mencionó anteriormente, el matrimonio infantil no está regulado a nivel federal, algo que muchas ONG denuncian como un facilitador del estupro o la “violación legal”. Según End Child Marriage US, al menos 60.000 matrimonios en Estados Unidos entre 2000 y 2018 deberían haber sido considerados delitos sexuales al tener en cuenta las edades de las “parejas”.

¿Y qué pasa con Chile y el matrimonio infantil?

En Chile, el matrimonio infantil quedó completamente prohibido con la entrada en vigencia de la Ley N.º 21.515 el 28 de diciembre de 2022. Esta normativa establece la mayoría de edad (18 años) como requisito indispensable para contraer matrimonio civil, eliminando la excepción que permitía que adolescentes de 16 y 17 años pudieran casarse con el consentimiento de sus padres o tutores legales.

Según información de la Cámara de Diputados, entre los años 2018 y 2020, la diferencia de edad entre adolescentes mujeres de 16 y 17 años era con varones de hasta 38 años. Así mismo, según indica un informe de la Defensoría de la Niñez, durante esos años alcanzaron a celebrarse 135 matrimonios en donde uno de los contrayentes era un adolescente

En esa misma línea, entre 2010 y 2020, en Chile se registraron 1.799 matrimonios que involucraban adolescentes, concentrándose mayormente en adolescentes de 16 y 17 años con parejas que, en algunos casos, tenían diferencias de edad superiores a 20 años.

La modificación a la Ley de Matrimonio Civil dispuso que cualquier matrimonio celebrado con menores de edad será nulo y no podrá ser validado ni por voluntad de las partes ni por el paso del tiempo. Además, cualquier persona, bajo el principio del interés superior del niño, niña o adolescente, puede solicitar la nulidad del matrimonio hasta que el contrayente menor alcance la mayoría de edad.

Lo anterior se enmarcó en las recomendaciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas en 2015, que expresó su preocupación por la regulación chilena sobre el matrimonio infantil. En ese entonces, el organismo instó al país a establecer los 18 años como la edad mínima para contraer matrimonio en cualquier circunstancia, con el objetivo de garantizar la protección integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes.