El regreso a clases puede ser un período de ajuste y, aunque el estrés académico es una respuesta natural, no debería ser protagonista del diario vivir, por lo que es importante poner atención a los síntomas, así como también pedir ayuda si es necesario.
Con el inicio de un nuevo ciclo escolar o universitario, la emoción de reencontrarse con los compañeros y la expectativa de nuevos aprendizajes vienen acompañadas de un invitado no tan bienvenido: el estrés académico.
Este compañero de ruta, que se activa ante las exigencias de pruebas, trabajos, y presentaciones, puede convertirse en un obstáculo para nuestro bienestar y rendimiento si no lo manejamos adecuadamente.
Pero, ¿cómo enfrentarse a este compañero no deseado? A continuación, te dejamos algunos tips para que puedas comenzar el año escolar y evitarlo.
¿Qué es el estrés académico y cómo reconocerlo?
En palabras sencillas, el estrés académico es nuestra respuesta natural a las diversas demandas educativas. Nos prepara para enfrentar desafíos y alcanzar nuestros objetivos, según el Centro de Aprendizaje Campus Sur de la Universidad de Chile.
Sin embargo, cuando las exigencias son demasiadas o muy intensas, esta respuesta se intensifica y puede mermar nuestro rendimiento.
Existen dos tipos de exigencias que lo desencadenan: las internas, que provienen de nuestra propia autoexigencia y expectativas, y las externas, relacionadas con las tareas y desafíos que nos presenta el entorno educativo.
Además, existen los denominados estresores no académicos, pero que influyen en nuestro estado emocional y físico, como los cambios personales o familiares, problemas de salud, etc.
El estrés se manifiesta de diversas maneras, incluyendo síntomas físicos como cansancio, dolores de cabeza, y problemas para dormir; emocionales como ansiedad, tristeza, o irritabilidad; y conductuales, como evitar estudiar o aumentar el consumo de café.
Estrategias para Prevenir y Afrontar el Estrés Académico
La clave para manejar el estrés es la prevención y el afrontamiento efectivo. Aquí te dejamos algunas estrategias útiles:
1. Planificación y Organización: Organiza tu tiempo y prioriza tareas para evitar sobrecargas de último momento.
2. Técnicas de Estudio: Encuentra métodos de estudio que se adapten a tu estilo de aprendizaje para optimizar tu tiempo y esfuerzo.
3. Alimentación Saludable y Sueño Regular: Mantén horarios estables de comidas y sueño para apoyar tu bienestar físico y mental.
4. Actividad Física y Hobbies: Dedica tiempo a actividades que disfrutes y te relajen, como deportes o pasatiempos creativos.
5. Compartir y Buscar Apoyo: No dudes en hablar sobre tus preocupaciones con amigos, familiares, o profesionales.
6. Técnicas de Relajación: Prácticas como la respiración profunda y la relajación muscular progresiva pueden ayudarte a gestionar la tensión.
7. Atención en la actitud: Enfrentar el estrés académico también implica mantener una actitud positiva. El sentido del humor y la capacidad para relativizar situaciones nos permiten enfrentar los desafíos con mayor ligereza y eficacia.