Si la intención es proporcionarles un dispositivo que les permita mantenerse en contacto, se recomienda comenzar con un teléfono antiguo con teclado.
Los smartphones son herramientas que facilitan la comunicación, la creación y el entretenimiento, por lo que no es sorprendente que niños y niñas expresen desde una temprana edad el deseo de tener uno. ESET, compañía de detección proactiva de amenazas, analizó como madres, padres o tutores pueden saber si sus hijos están preparados para dar este importante paso. A través de su iniciativa “Digipadres”, recopilaron y compartieron los principales descubrimientos.
“Antes de su primer smartphone, los más pequeños deben conocer todo lo referido al cuidado físico del aparato y al comportamiento personal durante las interacciones en internet, en la medida del uso que le darán y de lo que están en condiciones de aprender, según su edad”, aconsejó Silvina Tantone, Mentora Educativa de la ONG Argentina Cibersegura.
“Cada madre y padre sabrán cuándo es el momento, ya sea porque precisan estar comunicados de manera más ágil o porque socialmente ya empiezan las amistades a tener teléfono. Si mantenemos vínculos respetuosos y de autocuidado en internet, les será más fácil la incorporación de esos hábitos”, agregó.
No quemar etapas: una introducción gradual al mundo digital
“En las etapas tempranas, los niños necesitan aprender a jugar, comunicarse y establecer conexiones con los demás. Introducir dispositivos inteligentes antes de que adquieran estas habilidades puede apartarlos del desarrollo necesario de estas capacidades”, explicaron desde Digipadres.
Antes de que un niño o niña tenga su primer smartphone, es esencial que su comprensión haya evolucionado de lo concreto a lo abstracto, lo que se alcanza alrededor de los 10 u 11 años. Los niños de 7 años, por ejemplo, confían en el mundo por naturaleza. Esto significa que son más susceptibles a la manipulación. Todavía les cuesta pensar en forma crítica, entender conceptos abstractos o reconocer las consecuencias de sus acciones.
Como recomendación, desde ESET sugieren “hablar con las y los niños sobre tecnología, con un vocabulario claro o y conectado con la realidad, explicando el funcionamiento de las tecnologías mientras se utilizan en su presencia y compartiendo la experiencia con ellos”.
La elección del dispositivo es clave
Desde Digipadres enfatizaron en que la elección adecuada del dispositivo es clave para garantizar el éxito de esta transición. En ese sentido, también indicaron la importancia que cobra de no introducir dispositivos inteligentes antes de que los niños desarrollen habilidades sociales básicas.
“Si la intención es proporcionarles un dispositivo que les permita mantenerse en contacto, se recomienda comenzar con un teléfono antiguo con teclado. Este puede ser el primer teléfono que tengan que cuidar. Así aprenderán a manejar sus dispositivos con responsabilidad y a utilizarlos para comunicarse de forma segura antes de acceder a funciones más avanzadas. Por ejemplo, con el uso de redes sociales”, recomendaron.
Inculcar buenas prácticas desde pequeños
Desde Digipadres se destaca la importancia de explicar el funcionamiento de los dispositivos de manera práctica y compartida, mostrando cómo se pueden utilizar para la comunicación y el aprendizaje. En ese sentido, se aborda la idea de que los niños deben adquirir nociones básicas sobre seguridad y comportamiento adecuado en el mundo offline antes de tener su primer smartphone.
“Los menores deben saber cómo utilizar la tecnología en el contexto del mundo offline. Por ejemplo, entender que no deben mirar el móvil mientras cruzan la calle o conversan con alguien. Además, deben desarrollar nociones básicas de seguridad. Por ejemplo, no aceptar llamadas de números desconocidos ni hacer clic en enlaces de correos electrónicos o mensajes aleatorios”, agregaron.
Si bien el uso de los smartphones puede traer ciertos beneficios, como facilitar la comunicación y fomentar la creatividad cuando se utilizan de manera activa, también hay riesgos. En ese sentido, según explicaron desde ESET, proporcionar apoyo y orientación a medida que exploran tanto el mundo físico como el digital, es el pilar más importante a la hora de dar este paso.