Los pensamientos intrusivos pueden dañar la capacidad de la persona para concentrarse, tomar decisiones o interactuar socialmente. Revisa en la siguiente nota cómo identificar este delicado problema de salud mental.

¿Has sentido alguna vez que de forma sorpresiva “irrumpe” un pensamiento que no te deja en paz? Se trata de los denominados pensamientos intrusivos, estas ideas que parecen insertarse en nuestra cabeza.

No obstante, a diferencia de otros pensamientos más positivos, estas ideas o creencias se sienten amenazantes y pasan a localizarse como una angustia repetitiva y debilitante.

Vale decir, los pensamientos intrusivos pueden volverse un ciclo difícil de interrumpir derivando en obsesiones clínicas.

¿Cómo identificar un pensamiento intrusivo?

Los pensamientos intrusivos son pensamientos no deseados, a menudo perturbadores, que aparecen en la mente de forma repentina y suelen ser difíciles de eliminar, explica a BBCL, el psicólogo y académico de la Universidad de Santiago, Rodrigo Rojas Andrade.

Del mismo modo, la causa de estas ideas pueden variar, ya que “suele ser multifactorial, porque incluye aspectos biológicos, psicológicos y ambientales”, afirma el docente. Es más, la causa de los pensamientos intrusivos se debe a un conjunto de “estrés, ansiedad, experiencias traumáticas previas o trastornos de ánimo que pueden predisponer a la persona”, enumera Rojas.

También hay que resaltar las alteraciones en ciertos neurotransmisores o en la actividad de áreas cerebrales y las situaciones de vida estresantes.

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Por lo mismo, los pensamientos intrusivos, pueden derivar en comportamientos graves que llegan a interferir en la vida diaria, informan los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

En palabras simples, el desarrollo de síntomas, puede interferir con “la capacidad de la persona para concentrarse, tomar decisiones o interactuar socialmente”, apunta el psicólogo.

No obstante, Rodrigo Rojas declara que para identificar un pensamiento intrusivo, se pueden considerar que la persona reconoce estos pensamientos como propios pero no deseados, y no alineados con sus valores o deseos conscientes. Además de generar mucho malestar emocional.

El riesgo de padecer pensamientos intrusivos

¿Pero qué ocurre si los pensamientos intrusivos se tornan más frecuentes? Para la psicóloga Shénhui Lín del Instituto Kintsugi, cuando la persona no logra salir del bucle de pensamiento, pueden ser el síntoma o antesala de un trastorno depresivo, ansioso, obsesivo, entre otros.

En este sentido, la especialista sostiene que la ansiedad no es esperable en un funcionamiento saludable. “La ansiedad es un trastorno del ánimo que implica un miedo real o imaginario sobre algo que aún no ocurre y que incluso cuya probabilidad de ocurrencia no está clara, por lo que genera un nivel extralimitado de preocupación basada en el miedo, que por lo general no media resoluciones”, indica a BBCL.

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Asimismo, la psicóloga hace hincapié que distinto es preocuparse sobre un tema. “Esto lleva a pensar sobre una situación con distintos grados de complejidad, que considero debo analizar para resolver y prever. Es decir, identifico el problema, incluyo el factor emocional como guía, establezco las posibles soluciones, resuelvo y dejo la preocupación”, aclara.

Por otro lado, los pensamientos intrusivos son involuntarios y a menudo carecen de una base realista o proporcional a la situación actual. Estos pensamientos pueden ser excesivamente negativos, irracionales o incluso grotescos, y generan una respuesta emocional intensa, como ansiedad o miedo, que no se alivia fácilmente.

Igualmente, otro problema que se podría generar es la tendencia
a pensar obsesiva o compulsivamente sobre situaciones, pensamientos o sentimientos negativos, lo que se conoce como “rumiación”.

Cómo identificar la rumiación

– Foco negativo prolongado: Pensar de manera repetitiva sobre problemas, preocupaciones o situaciones negativas pasadas o futuras.

– Dificultad para desviar el pensamiento: Incapacidad para dejar de pensar en el problema, incluso cuando se intenta concentrarse en otras tareas.

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y cómo aliviarlo

Al igual que la rumiación y los pensamientos intrusivos, el TOC es un trastorno de ansiedad caracterizado por obsesiones (pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son intrusivos y causan angustia) y compulsiones (comportamientos repetitivos o actos mentales que la persona se siente impulsada a realizar en respuesta a una obsesión).

Es altamente probable que la persona no sea consciente sobre cuál es realmente el malestar del que se intenta proteger, esto porque al momento de vivenciar las situaciones adversas, su mente disoció el material traumático de lo funcional en su psique para poder avanzar en el desarrollo de su vida.

Por ejemplo, hay personas muy ansiosas, siendo la forma en que se defienden en la vida para lograr sentirse seguros en distintos contextos. Cuando estas defensas fallan, es decir, ya no logran el alivio original o necesario, la persona se queda sin defensa, y se activa la obsesión compulsiva. En la vivencia de la persona con TOC, al ejecutar la compulsión se experimenta una sensación de alivio que baja el malestar.

Para aliviar el TOC, se recomiendan tratamientos como:

– Terapia cognitivo-conductual (TCC): Especialmente la terapia de exposición y prevención de respuesta, que ayuda a la persona a enfrentar gradualmente sus miedos y a reducir las compulsiones.

– Medicación: Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son comúnmente prescritos para ayudar a gestionar los síntomas.

– Apoyo psicoeducativo: Entender el trastorno puede ayudar a la persona y a sus seres queridos a manejar mejor los síntomas.