Desde Michelle Obama a Taylor Swift, muchas mujeres sintió alguna vez el síndrome del impostor y se estima que el 70% de los trabajadores lo vive, cuando existe el miedo al fracaso, inseguridad e incompetencia.

Golpes de buena suerte o estar en el lugar indicado, en el momento justo, eso es lo que sienten muchas personas que podrían padecer el “síndrome del impostor”.

Es cuando perciben que sus logros laborales son fruto de una coincidencia muy buena o el azar, más allá de las reales capacidades que tengan.

El síndrome del impostor afecta al menos una vez en la vida a 7 de cada 10 trabajadores, es decir, el 70% de la población laboral lo puede padecer, pero sobre todo las mujeres quienes son las principales afectadas con este trastorno.

Pero esa sensación de ser un fraude no es algo que le ocurre a todos, incluso cuando eres una mujer tan importante como Michelle Obama; la múltiples veces nominada y ganadora del Oscar, Meryl Streep; o la actriz de una de las sagas del cine más populares del mundo, como Emma Watson.

Síndrome del Impostor
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¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor fue un término que acuñaron en 1978 dos psicólogas clínicas, Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes desde ese año desarrollaron múltiples estudios y publicaciones en torno al tema.

Llegaron a ponerle este nombre al trastorno luego de trabajar durante años con mujeres que tenían un éxito laboral y académico importante, pero que aunque se sabían exitosas, vivían con una constante sensación de insatisfacción.

Es decir, sentían que aunque habían alcanzado metas importantes, estas eran fruto de la suerte, atribuyéndose una falta de competencias y, por tanto, la creencia de que sus méritos son un fraude.

Su origen se puede manifestar en distintos momentos de la vida laboral: cuando asumes un nuevo proyecto, cambias de lugar de trabajo o continúas en el mismo o te confían un cargo de mayor responsabilidad. Todo esto implica que la persona se puede poner en una posición de desventaja imaginaria que les lleva a pensar que son “impostores”, consigna Harper Bazaar.

Según la escritora Pilar Jericó, el origen también está en la autoexigencia, ya que quienes lo padecen tienen un pensamiento basado en la constante idea de que son un fraude como profesionales o que tienen habilidades que no son dignas de atención, consignó El País.

Este trastorno puede generar ansiedad, falta de autoconfianza y frustración ante la imposibilidad de cumplir con los altos estándares autoimpuestos, consigna Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional en la UCSC.

Síndrome del Impostor es más común en mujeres
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Las consecuencias de este trastorno son “que la persona realice constantemente sobreesfuerzos y que manifieste la sensación “que nada es suficiente”. Así también, que oculte sus pensamientos y se sienta insegura, requiriendo mayor aprobación de los demás e incluso puede no concluir sus proyectos o dejarlos “a medias”.

Por qué afecta más a mujeres

De acuerdo a Forbes México, un estudio de la consultora KPMG indicó que el 75% de las mujeres, sin importar en qué industria estén trabajando, han sufrido al menos una vez en la vida laboral el síndrome del impostor.

Pero, ¿por qué afecta más a las mujeres? La respuesta está en las críticas y los juicios que terceros realizan frente a mujeres, lo que hacer que duden de sus capacidades, generando inseguridad y incluso, en algunos casos piden ayuda a quienes les hicieron dudar de sus capacidades.

Según la socióloga de la Universidad de Notre Dame, Jessica Collet, esto ocurre especialmente en mujeres que toman carreras que se creen no tradicionales para el género, como ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Pueden estar por sobre la media, sin embargo, sienten el síndome del impostor.

Según la profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Marta Calderero, “Las personas perfeccionistas, autocríticas, con miedo al fracaso y que se autopresionan mucho para alcanzar los logros también tienen mayor riesgo de padecer este síndrome”.

Un punto importante es que este síndrome, aunque no está calificado como una enfermedad mental, sí puede ser el causante de que muchas mujeres frenen sus carreras.

María Arribas, CEO de GetHERtalent, una empresa especializada en reincorporar al mercado laboral a mujeres que han hecho un paréntesis de años en su carrera, señaló a El País “suelen pensar que no están capacitadas para afrontar nuevos retos y llegar a ocupar mejores puestos. La única manera de trabajar en esos casos es con otra persona que te haga ver que puedes aspirar a más de lo que crees. Por eso es tan importante que nos apoyemos”

El caso de Michelle Obama

En entrevista con Vogue, Michelle Obama, la ex primera dama de Estados Unidos y una de las mujeres más influyentes del planeta, a quien incluso le han pedido que se postule para ser la primera presidenta de norteamérica, reconoció que sufre el síndome del impostor.

En declaraciones a la revista, Obama menciona “El síndrome del impostor es durísimo. Las niñas y las mujeres llevamos tantísimo tiempo escuchando que nuestro sitio no está donde se toman grandes decisiones que, cuando conseguimos llegar a esos sitios, no paramos de cuestionarnos una y otra vez”.

La también abogada y escritora añade “Nos sentimos inseguras, no tenemos claro que merezcamos estar ahí. Dudamos de nuestras ideas, de nuestras capacidades y de las razones para estar donde estamos. Incluso cuando somos nosotras las que sabemos más, no podemos evitar hacernos pequeñitas y no afirmarnos con toda nuestra fuerza”.

Michelle Obama
Michelle Obama | Pete Souza

Obama también entrega la receta para salir de esos pensamientos tóxicos indicando “lo que más me ha ayudado es recordar que las peores críticas siempre vienen de nosotras mismas. Las mujeres se enfrentan a tantos obstáculos que, si no se merecieran estar donde están, ten por seguro que no estarían ahí”.

La ex primera dama destacó que aunque los pensamientos negativos pueden aparecer a medida que asumes nuevos desafíos laborales, siempre se pueden asumir y sacar adelante el trabajo. Señala que la única forma de crecer es dejar atrás el miedo y fomentar la confianza de que nuestras voces e ideas son valiosas.

En una conferencia que dictó en Londres para niñas de un instituto les señaló “He estado en las mesas y comités más poderosos que puedas imaginar. También en ONG, fundaciones, multinaciones, y cumbres del G-20. Tengo un asiento en la ONU. Les aseguro que nadie es tan brillante como aparenta”.

Las famosas que también tienen el síndrome del impostor

Michelle Obama no es la única famosa que reconoce que posee el síndrome del impostor, otras famosas también lo han señalado.

Recientemente Taylor Swift confesó que sufrió el síndrome del impostor mientras dirigía el cortometrage, All Too Well: The Short Film, que recientemente presentó en el Festival de Cine de Tribeca en Nueva York.

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Según señala El Mundo, la cantante mencionó en un coloquio a propósito de su cortometraje “Tenía en la cabeza el síndrome del impostor que me decía: ‘Tú no sabes hacer esto, hay personas que han estudiado para dirigir”.

Otras famosas que lo vivieron son Kate Winslet, la actriz ganadora del Oscar declaró que antes de salir a trabajar pensaba “No puedo hacer esto, soy un fraude”, algo que comparte su compatriota, Emma Watson.

La actriz de Harry Potter mencionó a la revista Rookie “Tengo un sentimiento de inconformidad hacia mí y lo peor es que éste aumenta día a día. A veces pienso: ‘En algún momento, ¿la gente se va a dar cuenta que soy un fraude total?’ No merezco nada de lo que logrado durante los últimos años”.

“Mantengo la cabeza erguida y ordenada al entrenar todos los días (correr y boxear principalmente) y, aunque a veces es tan difícil estar motivado, la sensación de la sangre bombeando por mis venas y un cuerpo humano actuando de la manera tan impresionante que me recuerda lo genial que es estar vivo” mencionó la cantante Ellie Goulding a través de Instagram, para destacar su forma de salir del síndrome del impostor.

Sin embargo, ellas no son las únicas. También Natalie Portman, Tina Fey o la modelo Bella Hadid han declarado padecer este trastorno.