Pese a que es uno de los problemas de salud mental más comunes, son pocas las personas afectadas por trastornos de ansiedad que reciben un tratamiento formal. Generalmente, los afectados terminan en consultas médicas o incluso urgencias preguntando por palpitaciones cardíacas aceleradas, dificultad respiratoria u otros síntomas asociados a cuadros físicos preocupantes, para que tras una batería de exámenes los doctores concluyan que no tienen nada.
Así lo plantea Jamie Cannon, especialista en salud mental, quien señala que hay bastante desconocimiento respecto a la ansiedad y “en gran parte debido a la ambigüedad de esta y el desafío de cuantificarla, abundan los conceptos erróneos al respecto”.
En este sentido, la especialista planteó cinco mitos comunes respecto a las personas ansiosas que deberíamos desechar.
1. “Las personas ansiosas no pueden controlar sus emociones”
Cannon explica que “por lo general, la ansiedad no se reconoce hasta que se vuelve abrumadora, hasta el punto de requerir atención inmediata”.
En ese punto ya se manifiesta con arribos a urgencia, frecuencia cardíaca acelerada, dolor en el pecho y sensación de estar fuera de control, “lo que lleva a muchos a creer erróneamente que las personas ansiosas luchan por controlar sus emociones de manera efectiva”.
“La ansiedad es una quemadura lenta”, dice Cannon, señalando que esta suele acumularse con el tiempo. “Se infiltra en los rincones de la mente y hace un trabajo fantástico al clavar sus garras hasta llegar a un punto sin retorno. La realidad para las personas ansiosas es que las emociones desafiantes han sido sus compañeras durante años”, indica la especialista, añadiendo que cuando estas explotan es porque llevaban mucho tiempo “hirviendo bajo la superficie”.
“Los que sufren de ansiedad son campeones en enterrar sus emociones y trabajar horas extras para ignorarlas y poder seguir funcionando a diario. Desafortunadamente, debido al estigma asociado a la preocupación y el estrés, la mayoría de las personas ansiosas no se abrirán sobre estos sentimientos hasta que hayan alcanzado el modo de crisis”, expresa.
“Hay demasiado miedo asociado a las emociones específicas en sí mismas, es demasiado difícil explicarles a los demás por qué estas ansiedades son tan fuertes, y la mayoría de las personas no ansiosas del mundo tienen una perspectiva significativamente diferente que puede impedirles comprender qué es lo que sufren las personas que experimentan trastornos de ansiedad”, agrega.
Cannon dice que las personas ansiosas son en realidad las mejores para controlar sus emociones porque tienen más práctica que casi cualquier otra persona, pues luchan a diario contra el pánico.
2. “Las personas ansiosas quieren estar solas”
La especialista en salud mental explica que muchas personas con ansiedad evitan las interacciones sociales y tienden a permanecer dentro de sus círculos familiares o de confianza. Son buenas para cancelar planes, no responder llamadas y aislarse, lo que puede llevar a los demás a creer que prefieren estar solos.
“La ansiedad puede acabar con las relaciones, simplemente porque consume el tiempo, la atención y la energía de una persona. Piensa en la ansiedad como un parásito que interfiere con la vida de su anfitrión en todas las facetas: las personas ansiosas se ven obligadas a concentrar su fuerza en sobrevivir momento a momento”, explica, agregando que estas personas están todo el tiempo tratando de ocultar su problema para que nadie se de cuenta y esto es lo que contribuye a que se aíslen.
“Debido a que a menudo están en modo de supervivencia, las personas que luchan contra la ansiedad rechazan las oportunidades de socializar; saben que será demasiado agotador y requerirá demasiadas reservas que son necesarias para aplastar sus miedos que lo consumen todo”, comenta.
En este sentido, Cannon relata que “para muchas personas que sufren de ansiedad, el tiempo con los demás es agotador porque lo pasan caminando por la cuerda floja manteniendo las apariencias y mostrando interés mientras tratan de manejar los pensamientos que los comen vivos al mismo tiempo”.
“Los lugares familiares pueden quitar algo de la presión para actuar, y la mayoría de las personas ansiosas gravitarán hacia lo conocido en lugar de lo desconocido, simplemente porque lo desconocido trae demasiados ‘qué pasaría si’ a las mentes que ya están abarrotadas de imaginar el peor de los casos o escenarios”.
3. “A las personas ansiosas les gusta estar preocupadas”
Cannon afirma que aquellos que “son capaces de detener naturalmente los pensamientos estresantes y redirigirlos tienen dificultades para comprender la perseverancia que ocurre con las personas ansiosas. A menudo se preguntan por qué una persona ansiosa optaría por seguir pensando en provocar situaciones, o imaginando lo peor que podría suceder, cuando es capaz de evitar preocuparse de forma rutinaria”.
“Estas perspectivas polarizadoras pueden instigar creencias erróneas de que las personas ansiosas obtienen algo de la preocupación y se niegan a dejar de hacerlo porque está cumpliendo una necesidad”, explica.
No obstante, la especialista señala que lo que ocurre es que la ansiedad “controla los patrones de pensamiento, se basa en fallas pasadas y se apodera de la imaginación. Para alguien que no lucha contra la ansiedad, estas son ideas ajenas; para las personas ansiosas, conocen muy bien la lucha constante que se produce para controlar los pensamientos preocupantes”.
“Los que sufren de ansiedad, en general, probablemente tengan un deseo sólido: dejar de preocuparse. La preocupación es el hilo que conecta la mayoría de los síntomas de ansiedad y aumenta con el tiempo, conduciendo a sus víctimas hacia una colisión inevitable. La preocupación no satisface la necesidad de las personas ansiosas, las consume y deja un vacío”, enfatiza.
Jamie señala que “muchas personas que sufren de ansiedad descubren que son incapaces de aprender nueva información, impotentes para disfrutar el momento e impotentes para escapar de sus pensamientos. A veces, luchan tanto con las secuencias de preocupación que también terminan con ansiedad acerca de sus patrones de preocupación, lo que resulta en un ciclo de autocondena y depresión”.
4. “Las personas ansiosas son egoístas y necesitadas”
“Es fácil considerar que las personas que sufren de ansiedad requieren cantidades excesivas de apoyo y atención. Pueden presentarse en las relaciones como demasiado centrados en si están haciendo las cosas bien o teniendo un impacto positivo, y a menudo piden garantías repetitivas de los demás: seguridad de que no están fallando, seguridad de que no han enojado a otros y seguridad de que las cosas van bien”, explica Cannon, añadiendo que esto frustra y produce una falsa suposición de que las personas ansiosas están demasiado concentradas en sus propias necesidades.
Si bien la ansiedad impulsa a las personas a concentrarse en sí mismas, no es de la manera que muchos creen, dice Cannon. “La ansiedad puede parecer bombardeada con teorías de conspiración, sobre ti mismo. Se enfoca en fallas pasadas, insuficiencias y temores de futuros errores, lo que obliga a las personas ansiosas a cuestionarse constantemente. Debido a que la naturaleza de la ansiedad evita que sus víctimas hablen y compartan lo que está ocurriendo en sus cabezas, se vuelven introspectivas e incluso disociativas de su entorno a veces”.
“Su voz interior es tan exigente y cruel que requiere atención inmediata, a menudo a expensas de amenazas menores (es decir, relaciones, trabajo, interacciones con otros, etc.). En la misma línea, una necesidad constante de tranquilidad nace de la perseverancia en sus propios fracasos; en cualquier momento, los que sufren de ansiedad pueden enumerar exponencialmente sus propios errores y malas acciones. Con un enfoque láser en cómo han fallado, no es de extrañar que busquen constantemente el impacto de estos errores en los demás”, comenta la profesional.
5. “Las personas ansiosas son fáciles de reconocer”
Cannon dice que la imagen estereotipada de una persona ansiosa es alguien mordiéndose las uñas, que suda mucha y respira dentro de una bolsa de papel sin control. No obstante, esto deriva de “observaciones de la ansiedad en su punto explosivo, el punto antes del cual la mayoría de la gente no sabía que había algún problema”.
“Las personas ansiosas están fuertemente envueltas en sus propios miedos, pensamientos y perseveraciones, hasta el punto de tratar de controlar cada pequeño aspecto de sus vidas. Por lo general, son superadores y perfeccionistas, por miedo al fracaso”, plantea, añadiendo que son personas puntuales y confiables, debido a que les asusta no cumplir con las expectativas de los demás.
“A menudo pueden leer entre líneas y empatizar con los demás de formas inesperadas, debido a que están hiperconcentradas en las emociones internalizadas. Contrariamente a las percepciones erróneas comunes, es muy probable que te hayas encontrado con personas que sufren de ansiedad y no tengas la menor idea; de hecho, probablemente admirabas su compostura. Esta es una espada de doble filo para las personas ansiosas porque contribuye a su extrema angustia cada vez que aparece una grieta en la fachada”, comenta la experta.
Para finalizar, Cannon dice que la ansiedad “se come a sus víctimas vivas, poco a poco, mientras están tratando de vivir sus vidas perfectas”.
“Reconocer los impactos clandestinos que tiene la ansiedad es el primer paso para derribar los mitos, las percepciones erróneas y las creencias hirientes que perpetúan su poder”, puntualiza.