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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
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En época de primavera y verano, es crucial protegerse del sol y las altas temperaturas para prevenir riesgos a la salud, como el cáncer de piel y el golpe de calor. El Dr. Alejandro Sáez del IST recomienda usar protector solar, hidratarse, vestir ropa adecuada y prestar atención a los síntomas del golpe de calor, que pueden incluir deshidratación, calambres, enrojecimiento de la piel y pérdida de conocimiento. La edad, enfermedades crónicas y medicamentos son factores de riesgo a considerar.
En época de primavera y verano, se tiende a realizar más actividades al aire libre. Cuidarnos de las temperaturas muy altas en estas ocasiones es esencial para prevenir riesgos a la salud, pues tanto los rayos UV como el calor pueden jugarnos malas pasadas.
Si no podemos evitar exponernos directamente al sol durante las principales horas del día, utilizar siempre protector solar y reaplicarlo con frecuencia, en especial si sudamos, es vital para protegernos del daño permanente que la radiación ultravioleta del sol puede provocar en nuestra piel.
Y es que ese daño se acumula en el tiempo, por lo que puede traer consecuencias más severas con los años, tales como el cáncer a la piel.
“Si tienen que exponerse a estas temperaturas altas, tienen que hidratarse mucho; usar ropa adecuada; utilizar un gorro que no cubra solamente la cara, sino también el cuello; lentes solares; y aplicar cremas protectoras para filtrar la radiación ultravioleta”, apunta el Dr. Alejandro Sáez, médico especialista en medicina intensiva y jefe de la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) de la Clínica Lo Curro del IST (Instituto de Seguridad del Trabajo).
El riesgo por el sol en la temporada estival va más allá de las quemaduras, que sin duda pueden convertirse en un problema serio si no tomamos las precauciones necesarias.
Otro problema del que se habla menos, pero que puede incluso llegar a tener resultados fatales, es el golpe de calor. Esto ocurre cuando nos exponemos a un calor muy alto de forma prolongada, o en condiciones de alto esfuerzo físico, y el cuerpo comienza a absorber ese calor, fallando los mecanismos naturales para enfriar el organismo.
“El golpe de calor es un estado mayor, o sea, es un estado médico avanzado en el cual tienes que ir a un servicio de urgencias porque te tienen que hidratar, te tienen que bajar la temperatura. Se pierde la capacidad del termostato corporal. Entonces, a veces tenemos que usar máquinas especiales para bajar la temperatura”, explica el Dr. Alejandro Sáez.
Es decir, es un estado de mayor gravedad al que se llega como resultado de múltiples factores, y que no debe tomarse a la ligera.
Los síntomas se dan, apunta, cuando el cuerpo comienza a deshidratarse por el sudor; aparecen calambres; se enrojece la piel, ya que se dilatan los vasos sanguíneos, además de que pueden aparecer quemaduras; y puede llevar incluso a estado de letargia o a perder el conocimiento.
“Si el compromiso del golpe de calor es tal que pierdes el conocimiento, puede haber intubación, algún tipo de arritmia y otras cosas más. Es por eso que se tiene que bajar de forma mucho más rápida, más que situar en una habitación con aire acondicionado”, afirma el jefe de UPC de la Clínica Lo Curro del IST.
En ese sentido, uno de los principales factores de riesgo del golpe de calor es la edad, y especialmente en el caso de personas que tienen patologías de base que puedan empeorar la situación.
“El golpe de calor, en los pacientes jóvenes, va a ser por exceso de exposición a temperaturas altas. Llega un momento en que no somos capaces de contrarrestar este ingreso de calor con la salida del mismo. Estas capacidades compensatorias, que podrían ser de mejor calidad en jóvenes, los adultos mayores no las tienen y es más fácil que ocurra un golpe de calor si se exponen a temperaturas altas”, apunta el profesional del IST.
Añade que “son esenciales los factores de riesgo de cada paciente. No es lo mismo exponer al calor a una persona joven, versus un adulto de 70 años que tenga un infarto previo.”
Otras enfermedades crónicas y medicamentos también son factores de riesgo a considerar.
Perder el conocimiento o pasar por un estado de letargia es uno de los síntomas más graves del golpe de calor y amerita una visita a urgencias lo antes posible, dice el Dr. Alejandro Sáez.
También deberías monitorear tu temperatura. “Usualmente hablan de temperaturas corporales de 40 grados, pero esos valores son arbitrarios. A veces uno puede llegar a una temperatura un poquito más baja, como de 39 grados, pero ya teniendo toda la sintomatología (ya descrita anteriormente), uno ya habla de un golpe de calor”, acota.
Y añade que “si ya empezaste a sentirte mal, ya estás teniendo temperaturas altas, en que tu cuerpo empieza a reaccionar y no eres capaz de compensar de forma adecuada, hay que buscar una zona que esté bien aireada; donde llegue luz o calor; tomar mucho líquido. Si tienes una enfermedad de base, como una insuficiencia cardíaca o una patología mucho más sensible, probablemente antes de llegar al golpe de calor tienes que empezar a consultar”.
Eso sí, el profesional advierte que “lo que hay que intentar es no llegar a ese estado de golpe de calor”. Para evitar eso, y procurar el cuidado, cuando uno ya se empezó a sentir con síntomas o calambres y mareos, es fundamental aplicar medidas inmediatas para bajar la temperatura.
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