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El cuidado de la salud digestiva es esencial, y la leche es uno de los alimentos que genera malestares estomacales para muchos debido a la intolerancia a la lactosa, una condición cada vez más común. La especialista Elizabeth Venegas explica que esta intolerancia se debe a la falta de producción de lactasa en el intestino delgado. Los síntomas incluyen dolor abdominal, hinchazón, gases y diarrea, variando en gravedad de persona a persona. La falta de consumo de leche afecta a un alto porcentaje de chilenos, según un estudio, destacando la importancia de reemplazarla por opciones sin lactosa y suplementos de lactasa. Venegas recomienda mantener el consumo de calcio y vitamina D, vitales para la salud ósea y muscular, enfatizando que los productos lácteos son beneficiosos en todas las etapas de la vida. La experta destaca que la leche contribuye a la salud general, incluyendo el sistema inmunológico, la función nerviosa y cardiovascular.

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La nutricionista Elizabeth Venegas reveló a BioBioChile algunas recomendaciones para evitar la hinchazón y otros molestos síntomas que produce este trastorno.

El cuidado de la salud digestiva es fundamental y uno de los alimentos que genera más malestares estomacales para una gran parte de la población es la leche. La intolerancia a la lactosa es una condición cada vez más común en las personas, permitiendo el innegable éxito de los productos sin lactosa en el mercado.

En conversación con BioBioChile, la docente de la Universidad del Desarrollo y Máster en Nutrición y Dietética, Elizabeth Venegas, explicó en qué consiste este trastorno y entregó recomendaciones para poder vivir mejor, a pesar de padecerlo.

¿Qué es y cómo se puede identificar?

Pese a ser un alimento que recomiendan los profesionales en todas las etapas de la vida, la leche también tiene sus contras. En ese sentido, “la intolerancia a la lactosa es una condición en la que el cuerpo no puede digerir la lactosa; un tipo de azúcar que se encuentra en productos lácteos. Esto sucede porque el intestino delgado no produce suficiente lactasa, que es la enzima responsable de descomponer la lactosa en moléculas que el cuerpo pueda absorber“, detalla la especialista.

Este trastorno digestivo no es para nada silencioso, por lo que es importante tener claridad de sus síntomas para no seguir dañando nuestro cuerpo, buscando nuevas alternativas para reemplazar la leche por otras alternativas.

La nutricionista menciona los síntomas que suelen aparecer entre 30 minutos y dos horas después de consumir productos con lactosa:

– Dolor abdominal

– Distención abdominal o hinchazón

– Gases

– Diarrea

Cabe consignar que la intolerancia a la lactosa puede variar en gravedad. Y es que, mientras algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades sin problemas, otras pueden reaccionar negativamente a cantidad ínfimas, siendo una condición que afecta a bebés, niños y adultos por igual.

“La intolerancia a la lactosa no es una alergia a la leche, ya que no es una reacción del sistema inmunológico. Es una incapacidad del epitelio de las vellosidades intestinales de producir la suficiente cantidad de la enzima lactasa, encargada de ‘cortar’ la lactosa en sus componentes para que estos sean correctamente absorbidos por el intestino delgado”, recalca Venegas.

La lucha contra la intolerancia a la lactosa

Al ser una rica fuente de calcio, proteínas y vitaminas, la leche debería ser parte importante en la dieta de las personas, sin embargo, la intolerancia a la lactosa es la principal piedra de tope del bajo consumo de este alimento en nuestro país.

De acuerdo a un estudio realizado por investigadores del Comité Científico de Lácteos del Consorcio Lechero, dio cuenta de que este trastorno se presenta en un 48% en mujeres y en un 36% en hombres, según los propios encuestados, quienes reconocieron no consumir leche por este motivo.

Góndola de lácteos
Góndola de lácteos | Redes

La recomendación más útil es reducir o eliminar los productos lácteos de la dieta si tienes intolerancia a la lactosa, incorporando opciones sin lactosa como leches, yogures, quesos, postres, entre otros productos, además de probar suplementos de lactasa que ayudan a digerir más este disacárido, obviamente, con previa consulta de un profesional médico.

Se pueden consumir productos lácteos que tienen menos lactosa, como el queso curado, o alimentos enriquecidos con calcio y vitamina D para compensar la reducción de productos lácteos en la dieta. Otras fuentes de calcio son también semillas como las almendras, la chía, el sésamo; legumbres, vegetales de hoja verde intenso, sin embargo, hay que tener presente que la absorción de calcio de estos alimentos es menor que de los lácteos”, puntualiza Venegas.

Otro de los consejos de la nutricionista es que, si quieres compensar la falta de vitamina D -que entrega la leche-, se puede lograr exponiéndose al sol sin bloqueador solar por 15 minutos al día, como también consumir alimentos fortificados con esta vitamina, siendo las zetas y hongos una buena fuente.

“La producción de lactasa está regulada genéticamente y puede variar entre individuos y en diferentes etapas de la vida. En los bebés y niños pequeños, la producción de lactasa es alta porque la lactosa es una parte importante de la dieta. Sin embargo, en muchos individuos, la producción de lactasa disminuye con la edad, porque se va descontinuando el consumo de lácteos“, recalca.

¿Qué tan importante es la leche en la vida adulta?

El consumo de leche no sólo es fundamental en bebés, niños y adolescentes, sino que en todas las edades. Pese a que las personas reducen su ingesta de calcio en la vida adulta, la especialista de la Universidad del Desarrollo explica por qué es tan importante no perder ese hábito alimenticio.

En primer lugar, el consumo adecuado de calcio y vitamina D está directamente relacionado con el cuidado de los huesos. “Es importante en la adultez para mantener la densidad ósea y prevenir la osteoporosis y fracturas óseas a medida que envejecemos”, recalca Venegas.

Pero no sólo los huesos se ven afectados si dejamos de proporcionarle calcio a nuestro cuerpo, sino que también los músculos, ya que “las proteínas en la leche contribuyen al mantenimiento de la masa muscular” y así, se pueden evitar dolores relacionados con edad y puede ser importante “para la movilidad y la prevención
de la sarcopenia (pérdida de masa, fuerza y funcionamiento muscular asociada con el envejecimiento)”.

“Es importante no perder el habito de consumir alimentos lácteos en todo el ciclo vital, ya que sus nutrientes también apoyan la salud general, incluyendo el sistema inmunológico, la función nerviosa, y la salud cardiovascular”, finaliza la experta.