Al ir creciendo, los niños y adolescentes pueden presentar anomalías en su desarrollo, los cuales podrían causar graves problemas de salud. Realizar chequeos constantes y tener un tratamiento a tiempo, mejorará significativamente la calidad de vida de los hijos.
No todos los niños crecen y se desarrollan al mismo ritmo. El crecimiento es un fenómeno biológico complejo influenciado por múltiples factores: los genes, la nutrición, el medio ambiente, la salud, las hormonas y los factores de crecimiento, consistentes en la adecuada disponibilidad y estructura de las proteínas, que influyen en cómo se va gestando.
Este crecimiento es parte vital del desarrollo del niño y un indicador de su bienestar, por lo que, si no lo está haciendo adecuadamente, puede existir una condición subyacente que lo esté provocando.
Actualmente, se conocen más de 200 condiciones que afectan el crecimiento, y pueden estar asociadas a serias implicaciones en la salud, tales como problemas cardiacos, inconvenientes en el aprendizaje, salud visual, auditiva, respiratoria, ósea, salud del sistema inmune, urinario y composición corporal.
En este sentido, la doctora Verónica Mericq, endocrinóloga infantil del Instituto de Investigaciones materno infantil de la Universidad de Chile, explicó que “los desórdenes del crecimiento son condiciones que pueden afectar la estatura, el peso y algunas veces el desarrollo sexual de las personas”.
“Existen muchos tipos de desórdenes provocados por diferentes factores, la mayoría de los cuales resultan en una estatura inferior a la esperada y otros problemas médicos. Si se dejan sin tratamiento, pueden llevar a problemas de salud adicionales y de calidad de vida más adelante en la vida”, aseguró la experta.
Desórdenes del crecimiento en menores de edad
Alejandra es madre de una niña que actualmente está con tratamiento para mejorar su talla con hormona del crecimiento. Cuenta que cuando su hija tenía alrededor de dos años, ella percibió que algo no andaba bien.
“Nosotros lo detectamos muy temprano porque vimos un problema con su peso: había caído su curva, tanto en peso como en talla. A la vez, teníamos conocidos que habían tenido terapias para abordar problemas de crecimiento de sus hijos, entonces estábamos muy atentos al tema”, contó.
Llevaron a su hija al endopediatra para descartar ciertas patologías. Desde aquel momento, comentó la madre, comenzaron un proceso de varios años para mejorar su nutrición, luego, ir revisando su crecimiento periódicamente, y hacer exámenes para descartar otros problemas antes de comenzar con el tratamiento, que partió a los nueve años.
“Tomar la decisión de comenzar con un tratamiento de este tipo no es fácil, de partida, por el costo, ya que es una inversión no menor, luego, porque implica un compromiso grande del niño administrar el tratamiento diariamente y, finalmente, porque nos preocupaba condicionarla a que sintiera que tiene alguna enfermedad”, declaró Alejandra.
Recomendaciones ante una posible alteración del crecimiento
De acuerdo con la doctora Mericq, cuando un niño presenta alguna alteración en su crecimiento, lo primero es descartar enfermedades de tipo “sistémico” renal, parasitosis, cardiopatías, anemias, luego alteraciones hormonales y alteraciones esqueléticas, cromosómicas o de genes puntuales que pudieran incidir en un tamaño menor a lo normal.
Asimismo, agregó que “si la situación lo amerita, existe la posibilidad de iniciar tempranamente una terapia para mejorar la talla de un niño con hormona del crecimiento, alrededor de los dos o tres años de edad”.
“Dependiendo de la causa de la baja estatura, esta terapia puede ser altamente eficiente en mejorar la velocidad de crecimiento y la estatura final. Asimismo, dependiendo de la causa subyacente, puede también mejorar la composición corporal del niño o niña”, aseguró la endocrinóloga infantil.
Tratamiento médico
Respecto a la solución del problema de su hija, Alejandra explicó que “cuando el endopediatra nos comunicó que podíamos comenzar con el tratamiento, nos hicieron una capacitación, tanto a nosotros como padres, como a ella, para que toda la familia estuviese involucrada en el proceso”.
Ahora su hija lleva alrededor de dos años de tratamiento y ha mejorado su curva de crecimiento considerablemente. “Si bien, sigue siendo la más baja de su curso, la brecha se ha acortado y ella se siente mucho mejor con su estatura”, contó Alejandra.
Desde la lactancia, los niños y niñas en Chile asisten al médico para hacerse revisiones regulares, llamado Control Sano. “En estas sesiones, el pediatra registrará el peso y la estatura del niño e irá evaluando cómo se comporta este desarrollo, para determinar si el menor crece al ritmo apropiado. En el caso de encontrar alguna anomalía, será derivado a un endocrinólogo que lo evaluará y entregará tratamiento”, declaró la doctora Mericq.
Por lo mismo, es relevante que los padres lleven un registro del crecimiento de sus hijos y acudan a revisiones periódicas e integrales con el pediatra o médico tratante, con el objetivo de determinar si el niño o adolescente requiere un estudio para evaluar su desarrollo y evaluar si es acorde a las curvas de crecimiento según su edad, sexo y otros factores del entorno.