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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
Tras el inicio del proceso de vacunación contra el COVID-19 para los trabajadores de la educación, el ministro de Salud Enrique Paris, fue consultado por las críticas sobre el regreso a clases.
En este contexto, aseguró que “los niños transmiten muy poco el coronavirus, por lo que no hay temor respecto a eso, pero sí transmiten mucho la influenza”, indicó el secretario de Estado.
Sin embargo, un estudio publicado el 18 de enero pasado, por la prestigiosa revista médica The Lancet, demostró que los niños y adolescentes son los mayores «contagiadores» del SARS-COV-2 en los hogares.
Para el estudio realizado en Wuhan entre diciembre de 2019 y abril de 2020, se analizaron 29.578 casos presentes en 27.101 hogares, con una tasa de casos secundarios del 15,6%.
«Definimos hogares como grupos de familias, miembros y parientes cercanos que no necesariamente vivían en la misma dirección y compartían contactos comunes. Utilizamos un modelo de transmisión estadístico, para estimar tasas de ataque secundario y para cuantificar los factores de riesgo asociados con la infectividad y la susceptibilidad a la infección«, detalla el informe.
De ese modo, determinaron que los niños y adolescentes menores de 20 años presentan un 58% más de probabilidad de contagiar a otras personas, que los adultos de 60 años o más.
Asimismo, indican que los bebés menores de un año tiene el doble de posibilidades de infectarse, que aquellos que tienen entre 2 y 5 años.
Otro estudio sobre el papel de los niños en la pandemia del coronavirus, publicado en línea en JAMA Pediatrics el 28 de agosto de 2020, dio cuenta que los menores de edad contagiados son grandes transmisores del virus.
La investigación liderada por las profesionales médicas Roberta L.DeBiasi y Meghan Delaney, evaluó los datos 91 niños que fueron observados en 22 hospitales de Corea del Sur.
Según el estudio, alrededor del 22% de los niños no desarrollaron síntomas, el 20% eran inicialmente asintomáticos, pero desarrollaron síntomas más tarde, y el 58% presentaban síntomas en su primera prueba. La duración de los síntomas también varió mucho: de tres días a tres semanas.
Una quinta parte de los pacientes asintomáticos y alrededor de la mitad de los pacientes sintomáticos aún emitían virus del SARS-CoV-2 después de tres semanas, aunque esto no refleja, según el estudio, directamente el nivel de infecciosidad. Las autoras del estudio admiten, no obstante, que todavía quedan muchas preguntas sin respuesta sobre el papel de los niños y adolescentes en la pandemia.
Otro estudio comunicado por los médicos del Children’s National Hospital en Washington, señaló que los niños infectados pueden transmitir el virus SARS-CoV-2 durante semanas sin síntomas de COVID-19. Dado que no muestran sintomatología o solo presentan síntomas leves, podrían infectar sin saberlo a las personas que los rodean durante semanas.
Anteriormente, investigadores de Boston pudieron demostrar que los niños y adolescentes tienen una carga viral sorprendentemente alta.
«Dentro de los hogares, los niños y adolescentes eran menos susceptibles al contagio del SARS-CoV-2, pero más infecciosos que las personas mayores«, precisa la investigación.
Por lo anterior, destacan que estos hallazgos sirven para diseñar sistemas para bloquear la transmisión del SRAS-CoV-2 en los hogares, así como instaurar «la vacunación oportuna de los niños una vez que los recursos estén disponibles».
Finalmente plantean que «la alta infectividad de los niños con infección por SARS-CoV-2 destaca la necesidad de una planificación cuidadosa de la reapertura de las escuelas, ya que los menores infectados pueden transmitir el virus a miembros de su familia».
Cabe señalar que probablemente los dichos del ministro de Salud guardan relación con un estudio publicado en septiembre pasado, liderado por el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (España), que analizó todos los casos de la enfermedad registrados en menores de edad en Catalunya hasta el 31 de mayo de ese año.
Entre las 89 familias que fueron tomadas en cuenta y a las que se les analizó para determinar cómo el coronavirus entró en sus casas, sólo se registraron tres casos en que los contagios se originaron por un menor de edad. Concretamente, dos adolescentes de 17 años y una niña de 5 años iniciaron tres de los 89 brotes familiares.
A partir de estos ejemplos, es que la investigación concluyó -preliminarmente- que los niños y adolescentes transmitían menos el virus a los adultos que a la inversa.
Cabe señalar que el proyecto de investigación continúa en la actualidad, en colaboración con pediatras de atención primaria, con el análisis de casos de COVD-19 en menores diagnosticados desde el 1 de junio, con tal de determinar con mayor precisión el riesgo de contagio en centros educativos.
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