“Cuando tengo que abordar a pacientes de 36 ó 37 años con pie diabético, al cual tengo que operar para salvar su pie, la pregunta es, ¿a qué edad esta persona se convirtió en diabético si a los 37 años ya tiene una patología?”, esta es una de las mayores preocupaciones del doctor Jaime Aguilar Castellón, quien sostiene que la diabetes es “una pandemia silenciosa que viene desde hace mucho tiempo atrás minando nuestra salud”.

Esta preocupación se manifiesta luego del aumento en las estadísticas de operaciones por pie diabético, una de las consecuencias de la diabetes, “el número de pacientes amputados por pie diabético representa a nivel mundial el 50% de todas las amputaciones no relacionadas con traumatismos. Con respecto a las otras enfermedades del diabético, el pie del diabético representa por sí el 40% de todas las complicaciones”, explica el facultativo del Hospital San Martín de Quillota.

Sobre esta cruentas cifras, Aguilar Castellón destaca el trabajo multidisciplinario que realizan en el recinto asistencial de la región de Valparaíso, indicando que en un año lograron reducir de un 37% a un 10% las amputaciones por pie diabético.

Por lo mismo, el tratamiento de uso tópico Cupersan se ha convertido en un aliado en el manejo avanzado de heridas y ha ayudado al a cerrar heridas crónicas que no respondían a los tratamientos convencionales, heridas como las úlceras de pie diabético que son un problema de salud pública.

“Lo primero es prevenir y para esto en los próximos meses lanzaremos junto a la Asociación de Diabéticos de Chile una campaña que busca informar de manera sencilla a los jóvenes entre 20 y 30 años que le acaban de diagnosticar resistencia a la insulina sobre qué es la diabetes, como se puede vivir de modo saludable y cuáles son las consecuencias de no cuidarse”, enfatiza Rafael Méndez, gerente general de la startup.

Los jóvenes, una razón de preocupación

El profesional sostiene que el pie diabético es una patología que según la literatura médica se encuentra en la cuarta, quinta o sexta década de la vida, sin embargo en la actualidad se están encontrando con con pacientes de la tercera década de vida, “Para mí es sumamente angustiante cuando tengo que abordar a pacientes de 36 ó 37 años con pie diabético, al cual tengo que operar para salvar su pie, salvar su extremidad”.

“Es un verdadero problema que es necesario visibilizar y enfocar, porque un paciente que pierde una extremidad, es un paciente que sufre en sí una terrible depresión al verse mutilado. Se siente limitado en su accionar diario, más básico y elemental, y ya no se diga con respecto a sus ingresos y su trabajo. Entonces la onda expansiva del pie del diabético, afecta no solo al paciente, sino que también afecta a su familia, a su entorno familiar y al país”, indica el doctor Aguilar.

Agrega el profesional, “Si vemos que este paciente a los 37 años es un paciente ya complicado, y decimos que posiblemente que hace 5 ó 10 años se convirtió en diabético, estamos hablando de un joven entre 20 a 26 años. ¿Cómo pasó para que un joven, a menos que tenga un factor hereditario muy fuerte, a esa edad se convierta en diabético? Revisemos y vamos a encontrarnos con una nutrición deficiente y mal orientada. Una nutrición que respecta a los carbohidratos, azúcares en altos niveles, un paciente que no hace ejercicios que no hace deportes y era sedentario infantil”.

Cómo frenar el aumento de jóvenes con esta patología

“Educación”, este es el punto común que según el especialista es el inicio del fin de los altos índices de personas diabéticas tanto en Chile como en el mundo.

“Todos tenemos memorias, así como la memoria olfativa, donde respiramos un perfume y nos recordamos de algo o de alguien; escuchamos una melodía y nos recordamos de un lugar o una época; el gusto y el paladar también tiene memoria. Si al niño que está en el preescolar, en vez de servirle una bebida gaseosa, le servimos un jugo de zanahoria; en vez de darle caramelos le servimos una ensalada, un pescado u otro tipo de alimento natural, este niño va a guardar en su memoria gustativa lo agradable que fue esa experiencia. Cuando el niño avance en su edad y sea independiente de nutrirse, buscará esos sabores gratificantes de su infancia que a su vez lo van a alejar, no solo de la diabetes, sino que de otra serie de patologías y enfermedades”, sostiene el doctor Aguilar.