Señor Director:

Al dar inicio al año escolar 2025, en todos los establecimientos escolares del país, la Comunidad Educativa recibe con alegría y respeto a cientos de estudiantes que ingresaron este miércoles 5 de marzo, estudiantes antiguos, nuevos, algunos con dificultades académicas, económicas, sociales, de salud y con necesidades educativas especiales.

La Comunidad Educativa se siente triste y preocupada, porque una vez más un estudiante TEA, agredió física y psicológicamente a su Profesora Diferencial. Tengo fe que ella se preocupa de su estudiante, así como de los otros que tiene a su cargo, tratando de preparar lo que sea necesario para que este estudiante aprenda y se motive para ingresar al aula, que se sienta a gusto, querido y valorado por sus pares y adultos.

Estamos conscientes como gremio que la ley 21545, la cual promueve la integración social de las personas del Espectro Autista, debería ser revisada. Estamos 100% seguros que la situación ocurrida no es parte del diagnóstico del estudiante, pero: ¿Quién defiende aquellos docentes que son agredidos, violentados y vulnerados en las aulas de clases? ¿Estudiamos pedagogía para que nos agredan? ¿Será necesario revisar esta ley? ¿Es necesario aplicar Aula Segura? ¿Los establecimientos aplican los protocolos correspondientes?

Somos un gran número de docentes que estudiamos por vocación, por servicio, por soñar para que este mundo sea cada día mejor, pensando en el cambio positivo, en la mejora continua, en entregarles valores, escucharlos, dialogar con las familias, que ellos aprendan y que sean mejores personas cada día, que cumplan sus sueños y sean felices.

En ocasiones somos los propios docentes los que acudimos a entidades externas a estipular constancias y denuncias. Son nuestros propios colegas quienes nos contienen, los que se preocupan y llaman por teléfono a esa docente que se encuentra con licencia en su casa, mientras ese estudiante continua en el colegio hasta que termine el proceso de investigación para aplicar sanciones y medidas reparatorias, para que posteriormente esa familia apele, y el tribunal ordene que el estudiante debe ser reintegrado porque la ley 21545 lo ampara.

Pienso en sus compañeros que presenciaron una vez más esta situación, ya que en múltiples oportunidades agredió a otros docentes y adultos de la Comunidad Educativa. Sus pares sienten miedo, tratan de entender que es lo que le pasa a su compañero, han sido solidarios, pero tienen normalizadas estas conductas ¿Quién vela por el bienestar de los 40 estudiantes que también son parte del curso?

Por momentos me pongo en el lugar de esa profesora agredida, pero no logro imaginar que siente y piensa, las emociones que inundaron por momentos todo su cuerpo y su alma, miedo, rabia, desesperación, impotencia, desprotección, vulneración. ¿Es labor exclusiva del Educador Diferencial sostener y acompañar estas desregulaciones de los estudiantes TEA, en establecimientos regulares?

Espero que lo relatado y las preguntas expuestas, permitan abrir un debate no solo en las Comunidades Educativas, sino que, en la sociedad, si es que es necesario revisar y replantear la Ley TEA. 21545, con la finalidad de buscar el bienestar de todas las Comunidades Educativas del país.

Dejo el debate abierto por todos aquellos colegas que en algún momento fueron agredidos por sus estudiantes en los establecimientos educacionales y en forma especial por la docente agredida en Trehuaco.

Colomba Gonzalez
Docente

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