Señor Director:

Al conmemorarse el primer aniversario del Megaincendio de Valparaíso el 2F, que asoló el año 2024 a Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, los afectados que perdimos nuestras viviendas (8.000, según informes oficiales) e incluso, muchos perdieron a sus seres queridos en esta tragedia (según datos públicos 136 vidas). Hoy seguimos, en buen chileno, “en las mismas”, con casi ningún avance.

De un día para otro fuimos desplazados de nuestras raíces y debimos buscar donde estar “mientras tanto”. Así fuimos acogidos por familiares, amigos o debimos arrendar. Pero supusimos que sería por un tiempo reducido. Lo cual no ocurrió.

El abordaje de esta megatragedia ha sido un proceso ineficiente desde un principio, con cientos de reuniones realizadas a la fecha con autoridades o representantes del municipio, MINVU, SERVIU, MIDESO, entre otros, para iniciar la anhelada “reconstrucción”.

Hoy, a un año, hay barrios como El Olivar que están igual al primer mes (solo sin escombros en las calles). Nuestro barrio, uno de los más antiguo de Viña del Mar, Villa Dulce CRAV, invisibilizado por la opinión pública por otros sectores o asentamientos, sufrió la pérdida total de 56 casas. Aquí no hubo cámaras de TV o mucha prensa que diera cuenta de la pérdida que sobrellevamos cada uno de los afectados de esta megatragedia.

Villa Dulce, barrio fundado en 1963 por la ex CRAV (Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar) sobreviviente a 3 terremotos con una alta tasa de residentes adultos mayores, que Dios mediante, no tuvimos que lamentar pérdidas humanas. Sin embargo, a la fecha, varios han fallecido en espera de reconstruir sus viviendas.

Las pocas casas que se han vuelto a levantar ha sido con recursos propios, porque el ansiado subsidio aún no llega. Sin embargo, hace unos días recibimos la feliz noticia que a 9 propietarios, es decir, al 16%, le asignaron el subsidio. Por defecto, hoy, para el Estado de Chile, más del 80% de los afectados no somos “hábiles”. Es decir, no cumplimos con los requisitos para acceder al subsidio habitacional, puesto que, el hecho de poseer otra vivienda, comprada con esfuerzo, a fin de tener un ingreso extra en la vejez, donde incluso muchos aún pagamos dividendos.

Los hogares que perdimos en su gran mayoría estaban remodelados, ampliados o con mejoras. Cobijaban a la familia extendida y claramente no podemos rehabilitarlas por nuestros medios, porque en este momento no tenemos acceso a uno de los beneficios que el mismo Estado estableció.

Irónicamente, somos muy ricos para optar a este beneficio. Como si nuestros padres, abuelos o nosotros mismos, hubiésemos cometido el gran “delito” de haberse esforzado demasiado en tratar de tener un mejor pasar. El mentado decreto que nos hace “hábiles” para optar al subsidio, según información entregada por las autoridades, duerme desde julio del 2024 en la Contraloría General de la República.

Por tanto, en este primer aniversario los afectados del Megaidencio ya no pedimos, sino que exigimos, a quienes corresponda, celeridad en activar los medios para que el referido decreto esté en curso y a la brevedad podamos optar a volver a vivir en donde por justicia nos pertenece.

Afectados 2F Villa Dulce CRAV
Viña del Mar

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