El dominio público, esa gran colección de contenidos intelectuales y culturales sin restricciones por derechos de autor, tiene su día conmemorativo el 1 de enero de cada año. Y aunque pueda parecer opuesto al derecho de autor, el dominio público en realidad convive con este, ayudando a equilibrar la creatividad y el acceso al conocimiento.

Según un estudio de la profesora Séverine Dusollier, presentado al Comité de Desarrollo y Propiedad Intelectual (CDIP), el dominio público incluye las obras que ya no están protegidas por derechos de autor o cuya protección ha expirado. Este concepto, definido por la ausencia de derechos exclusivos, enfrenta un desafío clave: no tiene un marco legal claro que asegure su preservación ni su acceso.

El dominio público tiene un rol fundamental

Por un lado, ofrece una base rica de recursos libres para crear e innovar. Por otro, facilita el acceso más económico a información cultural y educativa. Este “banco de ideas” es clave para el desarrollo social y económico, contrarrestando el carácter restrictivo de los derechos de autor.

Históricamente, el dominio público surgía como un contrapeso al derecho de autor. Allá por el siglo XIX, figuras como Víctor Hugo y Lord Camden hablaban de su importancia como patrimonio cultural y derecho colectivo de la humanidad.

El dominio público también es un tesoro para los artistas. Escritores, músicos, cineastas y pintores recurren a él como fuente de inspiración. Como dijo el crítico Northrop Frye: “La poesía solo puede surgir de otros poemas”. Este ciclo de creatividad lleva a obras como “Strange Magic” o adaptaciones de Disney de clásicos como “Cenicienta” y “Blanca Nieves”.

Pero también enfrenta amenazas, como la extensión de los plazos de protección, que dificultan su acceso.

El dominio público no solo inspira, también educa

Permite que estudiantes, educadores y el público accedan a materiales esenciales para aprender y compartir conocimiento. También promueve una cultura viva, que se reinventa con cada generación.

En la actualidad existen iniciativas que buscan potenciarlo, tales como licencias de libre acceso, Creative Commons o sistemas para identificar obras en dominio público. Promover este recurso requiere educar sobre cómo acceder a él y usarlo como una herramienta cultural, educativa e innovadora.

Este 1 de enero de 2025 celebramos el Día del Dominio Público explorando las obras que se suman a él. Entre ellas, damos una calurosa bienvenida a Popeye y al clásico “Los niños Terribles” de Jean Cocteau, que se suman a obras como Hansel y Gretel, Romeo y Julieta, Hamlet y a invenciones como la vacuna contra la poliomielitis, el viagra y la ampolleta.

Disfrutemos de este patrimonio que es de todos y cada uno de nosotros.

Por Catalina Olivos
Socia de Santa Cruz IP

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