Señor Director:

En 2022, Prabhakar Raghavan, Vicepresidente de la Organización de Conocimiento e Información de Google, advirtió que el 40% de la Generación Z había reemplazado los motores de búsqueda convencionales por redes sociales. Asimismo, un estudio realizado por Reuters Institute y la Universidad de Oxford concluyó que en 2023, TikTok fue la principal fuente de información a nivel latinoamericano. Junto con ello, según un artículo que publicó EMarketer en marzo de este año, el 51% de los nativos digitales ya dejó de utilizar los buscadores tradicionales para informarse.

Todo parece indicar que googlear es de boomer ¿La razón? Para la Generación Z (que abarca a los nacidos entre 1997-2012), los buscadores tradicionales son lentos y aburridos frente a los videos cortos y atractivos que, a través de redes sociales, ofrecen respuestas instantáneas.

Además, su algoritmo es extremadamente eficiente, ya que personaliza los resultados en base a los intereses de sus usuarios, quienes se sienten profundamente identificados con los contenidos que visualizan al navegar por las extensas aguas de TikTok o Instagram.

Entendiendo lo anterior, resulta fundamental esclarecer el rol que desempeñan los influencers en la sociedad. En línea con un estudio publicado recientemente por la UNESCO, el 62% de los creadores de contenido no comprueba la veracidad de la información que comparte en sus perfiles, que son seguidos por miles y hasta millones de usuarios.

Esto advierte el riesgo de que las redes sociales se conviertan en un caldo de cultivo para la desinformación y, por lo tanto, es crucial llegar a un consenso para definir si la capacidad de amplificar información con tan solo un clic, implica o no un compromiso ético.

María Paz Long
Directora General de Planificación Estratégica en TBWA Frederick

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