¿Realmente le importa a Iguales la salud de niños y adolescentes? ¿O más bien peligra su posición de poder y flujo financiero?
Discusión por terapias hormonales
María José Cumplido, directora ejecutiva de Fundación Iguales, manifestó su “decepción e inquietud” debido a que su ONG no fue invitada a exponer en la comisión de la Cámara de Diputados sobre el programa “Crece con Orgullo” o PAIG, Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género para niños y adolescentes de 3 a 17 años de edad.
La comisión investiga problemáticas del programa Crece con Orgullo (PAIG) como son la falta de evidencia científica y vulneración del derecho a elegir. Cumplido figuró permanentemente en la sala de la comisión haciendo lobby, además de contar con amplia tribuna de prensa y cientos de millones al año en presupuesto. Pese a todo ese aparataje, Iguales no fue capaz de elaborar más que unas cuantas láminas informativas sobre “fake news”, entre otros balbuceos.
Revisemos a continuación algunas publicaciones:
-
– El 8 de octubre de 2024, la cuenta X @IgualesChile señalaba que es falso que el Ministerio de Educación haga derivaciones a PAIG, y que tales procesos sean realizados por los establecimientos educacionales. Sin embargo, omite referirse a la circular 812 de la Superintendencia de Educación, que regula el “deber” de coordinar acciones con PAIG. Es decir que los establecimientos están mandatados por normativa ministerial a cumplir con tal derivación.
-
– El 7 de octubre de 2024, Iguales señalaba que, según el Ministerio de Educación, ninguna escuela ha iniciado litigio contra los padres que no desean que sus hijos sean tratados por PAIG. No obstante, omitía que existen fundaciones privadas que sí litigan en estos casos, como por ejemplo la Fundación Visibles, la que además ejecuta su propio programa de acompañamiento, lo cual está fuera de regla. Estos litigios se han realizado tanto contra las escuelas como contra los padres.
-
– El 25 de septiembre de 2024, Iguales reproducía en X el testimonio de una activista y madre de menor de edad identificado trans en la comisión PAIG, quien describe el proceso de bloqueo puberal desde los 11 años de edad y luego la iniciación de terapias hormonales cruzadas, bajo el argumento de evitar la angustia del “crecimiento de la barba” y lo costoso que resultaría quitarla después. Iguales olvidó informar que las consecuencias de los tratamientos hormonales podrían resultar mucho más onerosas a nivel físico, psicológico y económico, que unas simples sesiones de tratamiento estético para retirar vello facial…
-
– A continuación, 8 de septiembre de 2024, la lámina informativa decía que las dudas o inquietudes no bastan para que un menor ingrese a “Crece con Orgullo”, y que lo primero es que el menor manifieste su voluntad de ser abordado por especialistas. ¿Iguales quiere decir que un menor de edad cuenta con la certeza absoluta de que seguirá identificándose trans por siempre? No es lo que señalan las crecientes cifras de detransición juvenil.
Se agrega el absurdo de que un niño desde los tres años de edad comprendería el significado de un “abordaje especialista”. Recordemos que entre los 3 y 9 años de edad, son los menores quienes trazan su consentimiento sobre las casillas “SÍ” y “NO” de una papeleta, con objeto de acceder al programa, sin importar el parecer de los padres.
Según el Ministerio de Salud, los menores de 10 años sumarían solo el 2% de ingresos al programa. Pero, la certeza de una transición definitiva no puede darse por sentado en etapa alguna, particularmente durante la niñez y adolescencia, y menos la compresión de “ser abordado por especialistas”.
-
– El 6 de septiembre de 2024, Iguales asevera que es “verdadero” que el 99% de los menores de edad asiste a PAIG acompañado por un adulto. Lo que omitía es que ese adulto no siempre es el padre o madre, sino que podría tratarse de un familiar cualquiera, esto es, no necesariamente el más idóneo, pues bastaría que entre en contacto con PAIG.
Iguales ha sumado activistas “embajadores”, entre ellos dos psicólogos. Llama la atención su desarrollo de contenido ligado a la moda, promoción de accesorios de marca y frases armadas para redes sociales: no conocemos estudios ni artículos sobre PAIG de la mano de Simón de la Costa, mientras que el sitio web de Ariel Cordero cuenta con una publicación de temática LGBT que suma apenas una página de texto, promocionada mediante la fotografía de un robusto libro descargable. Así no hay comisión investigadora que aguante.
Respuesta a Alessia Injoque
Ahora, para ser justos, desde el directorio de Iguales, Alessia Injoque intentó superar la barrera de la lámina-resumen (página única, balbuceo radial, etc.), aunque sin resultados muy alentadores. El 30 de julio de 2024 publicó en La Tercera su columna “NNA trans: en salud se decide caso a caso”. Como el editor de opinión de ese medio no responde jamás a nuestras solicitudes para rebatir, a continuación pasamos a comentar dicha columna.
Injoque señala que en Suecia y Finlandia las terapias hormonales están restringidas y no prohibidas. Lo que no explica es el tenor de las restricciones a esos tratamientos en menores de edad. Por ejemplo, los lineamientos de salud finlandesa refieren literalmente que se trata de una práctica experimental que “debe realizarse con extrema precaución, y no se deben iniciar tratamientos irreversibles”.
Por su parte, Inglaterra refiere un modelo de acompañamiento clínico “vigilante” con una aproximación caso a caso en prepúberes que indagan en la transición social. Menores de 16 años de edad no reciben terapias hormonales cruzadas, y menos bloqueadores puberales desde los 9 o 10 años, como sucede en Chile. Acá es interesante detenerse en el “caso a caso” que da título a la columna de Injoque. ¿Los finlandeses incluyen sanciones a familias denominadas “resistentes” como es el caso del unívoco modelo afirmativo chileno? Ciertamente, no.
La activista de Iguales cita como referente médico a la organización estadounidense WPATH, exportadora del modelo afirmativo-hormonal que a estas alturas resulta en gran parte del mundo sinónimo de malas prácticas, presión política y lucro desmedido.
Además, sostiene que “si a alguien no le gusta su terapeuta o enfoque del terapeuta, es libre de buscar uno diferente”. La afirmación resulta falsa, ya que tanto en salud pública como en el ámbito escolar las denuncias judiciales hacen inviable la elección o crítica al modelo. En Chile solo pueden librarse o cambiar de fórmula atencional quienes pueden pagar salud privada. (No por nada Iguales es vista por muchos como una organización arribista y elitista).
Para terminar, me permito recordar una vez más que la afirmatividad hormonal es un fenómeno nuevo en Chile y que no responde al historial social trans local. En ese contexto, y me consta en carne propia, Iguales es uno más de los gigantes LGBT que históricamente se ha dedicado a bloquear las iniciativas independientes. Ese conocimiento, combinado con la investigación, son los que han ido abriendo espacio a quienes demandamos mejores alternativas en salud.