Decir, hacer y actuar. Tres verbos que, indudablemente, son los más difíciles de poder combinar cuando se aspira a hacer una buena política. Así lo hemos visto este año, en el que la ciudadanía ha valorado y aplaudido a quienes han actuado en coherencia con lo que anteriormente manifestaron.

Sin embargo, hay quienes argumentan -muy en privado- que actuar en consecuencia sería el camino más arriesgado en política. Así, cuando ya conocemos la decisión de la alcaldesa Evelyn Matthei, de no repostular a la municipalidad de Providencia para emprender otro camino, surgen con mayor fuerza ese tipo de mensajes, pero que sólo esconden la intención de algunos de no verla asumiendo un desafío mayor, quizás del tipo presidencial.

Por eso es que, consciente de lo que naturalmente puede arriesgar, cobra aún mayor valor la decisión que acaba de adoptar, demostrando que es preferible decir, hacer y actuar en consecuencia, no sólo con las ideas que siempre ha defendido, sino que principalmente pensando en qué es lo mejor para la mayoría de los chilenos y el futuro de nuestro país.

¿Cuál habría sido el camino más cómodo y menos arriesgado?

Ir a la reelección por Providencia, salir electa y renunciar al cargo pocos meses antes de las presidenciales, evitando así una sobreexposición pública de más de un año, con más de algún outsider intentando colocarle una tras otra zancadilla.

Si le preguntaran a Evelyn Matthei si está practicando algún deporte de alto riesgo, seguramente respondería igual que Mafalda: “Sí, a veces doy mi opinión”.

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