Existe evidencia contundente sobre el efecto positivo de leerle a los niños y niñas desde la más tierna infancia. Un niño con adecuada estimulación temprana desarrollará sus habilidades lingüísticas, lo que no solo le permitirá aprender a leer y gozar de la lectura, sino además abrirá su mente al resto de los conocimientos, quedando en condiciones de desarrollar su máximo potencial.

Bien estimulado, un niño debiera aprender a leer bien en primero básico. Sin embargo, esto no está ocurriendo hace años en nuestro país, situación que se complicó aún más debido a la pandemia. Un informe de junio de 2022 del Banco Mundial estimó que el porcentaje de niños que no comprende un texto sencillo a los 10 años en Latinoamérica aumentará del 51 a un 62.5%. Esto se traduce en un incremento de 7.6 millones de estudiantes que estarán por debajo de la línea de la “pobreza del aprendizaje”.

En 2022, la Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia realizada por el Ministerio de Educación y las universidades de Chile y Católica, mostró que el 81% de los directores de colegios percibe que el ciclo específico con mayor retraso respecto de hace tres años se registra entre primero y cuarto básico.

Precisamente, hace un tiempo el Mineduc lanzó la Estrategia de Reactivación de la Lectura para recuperar habilidades lingüísticas de estudiantes de este grupo etario, en tres dimensiones clave: la conciencia fonológica, la decodificación y la fluidez lectora. La idea es que, con este instrumento, los maestros puedan identificar a los niños que están leyendo y los que no lo están haciendo, para implementar en estos últimos, las estrategias adecuadas.

Como ocurre con casi todas estas medidas, la responsabilidad mayor de su implementación recae en los docentes, en su rol de mediador y pieza clave en la estimulación lectora. Y ellos parecen estar muy conscientes de este desafío. En la Escuela de Verano realizada en la Universidad de Las Américas, uno de los talleres de mayor asistencia fue el de “Estrategias de Lectura y Escritura en el Aula”.

Universidades, ministerio, fundaciones e instituciones de educación tienen la misión de aportar a esta tarea. Porque estimular la lectura, es aportar calidad a los aprendizajes, con miras a formar un adulto integral que sea reflexivo, tenga pensamiento crítico y una mirada creativa frente a cualquier desafío. En definitiva, la batalla por el lenguaje es también la batalla por cerrar todas las brechas que impidan dar oportunidades a todos los niños y niñas del país.

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