No entra en discusión que la participación de las mujeres en cargos de liderazgo, investigación y toma de decisiones se ha vuelto cada vez más visible, logrando identificar con meridiana claridad referentes en cada ámbito. No obstante, este doble juego que se genera ante la opinión pública hace reflexionar sobre la dicotomía de estos espacios, ¿es acaso destacado por su valía o por ser la excepción a la regla?
Ad portas de un nuevo inicio de año académico en Chile, cabe señalar que, en nuestro país, el porcentaje de mujeres que ingresa a estudiar carreras STEM (sigla en inglés que incorpora ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) sigue siendo bajo (19% de las matrículas según datos Mineduc 2018-2019) en comparación a los hombres en las mismas áreas. Estas brechas educacionales se traducen en posteriores diferencias laborales y salariales para las mujeres, acrecentando las barreras y robusteciendo la multifactorialidad de las mismas.
Si hacemos una lectura a la trayectoria educativa de las niñas en nuestro país, nos damos cuenta que ya en Cuarto Básico su percepción en relación al rendimiento en matemáticas es inferior a la de los niños, lo cual no se condice con los resultados de las pruebas Simce y Timss, las cuales señalan que para dicho nivel existe una igualdad en los resultado en ésta área. A los diez años el panorama no mejora, solo el 11% de las niñas considera que es buena en matemáticas, a comparación del 20% de los niños.
Romper estereotipos
Pese a que las normativas vigentes se pronuncian respecto a la educación no sexista, es responsabilidad de cada uno y cada una reflexionar y romper con los estereotipos que estamos reproduciendo en las aulas, los cuales impactan en la construcción identitaria de las niñas y jóvenes.
Por lo tanto, la conmemoración de este día conlleva la invitación a repensar de qué manera como sociedad, nos estamos posicionando frente a estos desafíos y en paralelo, a desplegar estrategias que nos permitirán dialogar con las niñas de hoy sobre descubrir y transformar el mundo en el marco de una educación inclusiva.
Incentivar la participación de las mujeres y niñas en la ciencia y la tecnología se posiciona como un ejercicio de restitución de derechos, de acabar con estereotipos de género y centrar los esfuerzos en las capacidades y potencialidades que implica mancomunar estrategias para construir sociedades más equitativas y diversas.
Por Paula Vilches Gordillo, magíster en Educación, trabajadora Social Plan de Apoyo Estudiantil UTEM