Producto de la crisis sanitaria generada por el covid-19, la salud se ha transformado en una de las principales preocupaciones de la población, los estados y las organizaciones. Sin embargo, más allá del auge tecnológico de la telemedicina, el gran paso hacia la transformación digital en el ámbito médico no se ha dado y seguimos manteniendo niveles de automatización en los establecimientos de salud, similares a los que ya existían previo a la pandemia.
Permanentemente en foros, congresos y seminarios podemos ver las últimas novedades en materia de sistemas de información en salud y nos cuestionamos cuándo estarán disponibles. Pero la gran brecha en Chile no está ahí, de hecho, los avances tecnológicos en experiencia de usuario, interoperabilidad y administración de grandes volúmenes de datos, ya están disponibles y en operación en el país.
Actualmente, la brecha está en dos elementos. El primero es la definición de una estrategia clara de digitalización, defiendo si esta estará basada en establecimientos de salud o en redes de salud. De hecho, cuanto hablamos de establecimientos de salud nos referimos principalmente a las necesidades de los profesionales de la salud, mientras que cuando nos referimos a redes de salud, esto está vinculado más con las necesidades del paciente y el acceso a los diversos establecimientos de la red, partiendo desde la atención primaria hacia los establecimientos de mayor complejidad, como lo establece la normativa vigente.
Si bien, se podría pensar que el foco de la estrategia está claro y lo que se busca es la digitalización de las redes, las acciones realizadas en 2022 no demuestran lo mismo. Durante el año se vieron licitaciones principalmente de hospitales, por ejemplo, el Hospital de Ovalle, el Hospital de Puerto Montt y el Hospital de Alto Hospicio, entre otros. Probablemente solo el Servicio de Salud Central, fue la única red en licitar la digitalización completa de la red.
El segundo elemento es el aumento del presupuesto anual, considerando los procesos de implementación, mantenimiento y operación de las plataformas actuales. No basta con tener algunos procesos implementados y automatizados, como ambulatorio y urgencia, sino que también se debe avanzar en el cierre de brechas de otros procesos, como pabellón y hospitalización. Todo esto con el fin de que el tránsito del paciente ya sea por uno o más establecimientos de la red, esté soportado de principio a fin por una plataforma que permita registrar, almacenar y disponibilizar –de manera segura– sus datos clínicos para una correcta y eficiente atención.
Desde la experiencia que tenemos en el área de la salud nacional, habiendo implementado y manteniendo la operación de ocho redes de salud, siete públicas y una privada, podemos observar que hoy existen las herramientas, los técnicos y la capacidad para implementar dichas plataformas tecnológicas.
Por lo tanto, el gran desafío que tiene la autoridad política para el 2023 será definir la estrategia de digitalización del sector y el presupuesto para reducir de manera significativa las brechas de implementación que existen en la actualidad.