La presión sobre las empresas y organizaciones para adoptar prácticas más sustentables es cada vez más creciente, sea por la mayor conciencia ecológica de los clientes y consumidores o por las regulaciones gubernamentales. Esto, en todos los aspectos de su negocio, incluida por supuesto la cadena de abastecimiento. De acuerdo a los datos del Banco Interamericano de Desarrollo, la industria del transporte y la logística es responsable del 24% de las emisiones de CO2 en la atmósfera a nivel mundial.
Por esto, actividades como transporte, embalaje, reciclaje, almacenamiento y distribución buscan instalar procesos y tecnologías más verdes y eficientes, con el fin de reducir su impacto en el medio ambiente. La preocupación por la Logística Verde, Green Logistics o eco-logística, ha estado presente en los últimos congresos y foros sobre Logística y Supply Chain Management. Allí se ha planteado que ésta no necesariamente debe significar mayores costos. Un reciente estudio en USA con empresas de transporte mostró que, en algunos casos, se habían logrado reducir hasta un 28% las emisiones a la atmósfera y, al mismo tiempo, logrando un 4% de menor costo.
No obstante, la huella de carbono no es el único punto clave, está también la reducción de residuos y el uso eficaz de recursos. Para esto, las principales acciones adoptadas por las empresas tienen relación con la utilización de energías renovables, optimización de rutas, ajustes de packaging y vehículos ecológicos y con mantenimiento óptimo, entre otras estrategias implementadas por las empresas para las mismas empresas, las que sin duda son muy positivas. Sin embargo, existe una oportunidad adicional, que generalmente no se menciona dentro de la logística verde y que debiera ser uno de sus grandes pilares y enfoques, puesto que implica un tremendo aporte a la sustentabilidad y sostenibilidad, que a su vez está mostrando un gran potencial: la Economía Colaborativa.
Este modelo, en que prevalece la colaboración y el intercambio para acceder a activos, capacidades, talentos y financiamiento, entre otros, en lugar de la tenencia de ellos, nació por el año 2010 con iniciativas como Uber y Airbnb y, a pesar de enfocarse inicialmente en el transporte, hotelería, talentos, oficinas, alimentos, y entre individuos (peer to peer), hoy en día la economía colaborativa se ha extendido al segmento B2B (business to business) y a prácticamente todos los sectores, como una alternativa para reutilizar bienes (caso de plataformas de reventa de productos online), compartir activos en logística, e incluso, como una fuente adicional de ingresos.
En logística, el uso compartido de almacenaje por distintas empresas, como la red de Almacenaje a Demanda que ha desarrollado PalletParking, no solo permite hacer más eficiente y rentable el uso de espacios ociosos, sino que además evita la construcción innecesaria de más centros de distribución y bodegas que finalmente “llenan de cemento” nuestras ciudades. Asimismo, empresas coordinadoras de carga, mediante plataformas online, han ido utilizando espacios libres en viajes de camiones. Utilizar la red de micro fulfillment en la ciudad como la que ofrece PickTac – “fulfillment as a service”- con inventarios de clientes distribuidos en la ciudad en diferentes fulfillers de manera integrada con las plataformas de venta, también constituye un espacio colaborativo que permite disminuir la cantidad de vehículos o “moto-deliverys” en las calles, así como la cantidad de kilómetros recorridos por los mismos.
Estos ejemplos, que ya son una realidad de economía colaborativa aplicada a la logística, pueden sumarse a un sinnúmero de potenciales proyectos, como el de Sook en Inglaterra, que es una suerte de Airbnb del retail con uso de capacidades ociosas de tiendas pequeñas, como “showrooming” para productos de venta online. Así como el desarrollo de terminales automáticos de paquetería en Logística Urbana B2C y B2B utilizando capacidades de transporte y almacenaje en la Red de Metro entre otros hubs urbanos.
El comercio electrónico mueve más de 12 millones de paquetes anuales, más las importaciones (B2C) con dropshipping, que son más de 16 millones de paquetes anuales, sumado a la distribución de cajas de productos por abastecimiento de tiendas pequeñas (almacenes de barrio) en las calles (nano stores), ha tenido y seguirá teniendo un impacto de saturación en las calles en la logística Urbana, el medio ambiente y en el nivel de servicio, por esto, es necesario abrirse a soluciones de sinergia corporativa, donde las estrategias propias de cada empresa, se integren a las soluciones que propone la economía colaborativa, generando una sostenible mejora en las cadenas de suministro.