Una entrevista radial del Presidente de la República volvió a poner en la palestra pública la Deuda Histórica por la cual miles de profesoras esperan hace más de 41 años. En su alocución, Gabriel Boric reafirmó su compromiso con una Reparación a los miles de docentes afectados, pero condicionó dicha reparación a los resultados de la Reforma Tributaria y señaló que más bien hacia el final de su Gobierno habría justicia para las educadoras y educadores que esperan por décadas.

Las declaraciones del Primer Mandatario tuvieron un sabor dulce y agraz para el profesorado. Por un lado, valoramos la confirmación inequívoca de un compromiso de campaña y la certeza de la decisión política tomada en dirección a hacer justicia a quienes sufren hasta hoy la Deuda Histórica. Por otra parte, el condicionamiento a la Reforma Tributaria y la ubicación temporal de la reparación en tres o cuatro años más generan incertidumbre y preocupación, más aún teniendo en cuenta el alto número de docentes ya fallecidos que nunca tuvieron respuesta alguna y aquellos que están en la cuarta edad y siguen esperando.

Para quienes no estén enterados, la Deuda Histórica es uno de los agravios de la Dictadura que ha tenido mayor duración en el tiempo. Entre los múltiples perjuicios que provocó el régimen a las trabajadoras y trabajadores de Chile, uno de los más graves fue el cercenamiento salarial que sufrieron las profesoras y profesores del país.

En 1981, cuando la Dictadura transformó a los docentes en funcionarios municipales, les quitó el reajuste salarial que como funcionarios públicos les correspondía, reduciendo su salario de manera ilegal. Durante años, las profesoras y profesores del país ganaron menos de lo que les correspondía e incluso ganaron menos de lo que ganaban unos años antes. Ese perjuicio salarial, por cierto, afectó directamente su calidad de vida, pero además afectó su cotización previsional y sus jubilaciones actuales, porque a muchas maestras y maestros se les impuso el traslado a las AFP.

Así las cosas, la Deuda Histórica se trata de un daño material, concreto y permanente que tiene consecuencias hasta el día de hoy en profesoras de avanzada edad. Pero además se trata de un legado de la Dictadura que se mantiene y que debe ser reparado, más aún en tiempos constituyentes donde nos preparamos para la superación, por fin, de la Constitución de Pinochet y su régimen.

Por todo ello, creemos que la reparación de la Deuda Histórica no es “un tema más” en el listado de las múltiples demandas que recibe todo Gobierno por parte de gremios y organizaciones, sino que corresponde a una lucha de la mayor importancia, porque su reparación contribuirá material y directamente a mejorar la vida de miles de profesoras de avanzada edad; la solución de este tema significará un cumplimiento político de primer orden para el Presidente Boric, que será el primer Presidente del país en cumplir con el profesorado en una demanda de décadas; y la solución de la Deuda Histórica, simbólicamente, será entendida como la superación, por fin, de una de las peores herencias de la Dictadura.

En ese marco, insistimos: hay que reparar la Deuda Histórica con sentido de urgencia, lo antes posible y con la mejor reparación que se pueda lograr. Así, repararemos no solo a las y los docentes directamente afectados, repararemos a todo un país, que por fin verá justicia para las y los profesores de Chile.

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