En su edición del 24 de marzo pasado el diario El Mercurio publicó en forma destacada una noticia titulada “Salud buscará nuevo terreno para esperado hospital en la zona norte de la RM: se retrasará al menos cinco años”, con dos epígrafes, el primero “En 2019, el anterior gobierno anunció su construcción en Colina” y el segundo “Tanto el Ministerio de Obras Públicas como el de Salud presentaron reparos respecto del predio que se había elegido para levantar el establecimiento”.
De acuerdo con esa publicación, se infiere que las nuevas autoridades sectoriales procedieron pensando en los futuros pacientes, médicos, enfermeras y personal administrativo del nuevo centro de salud y por ello, con justa razón, desecharon el terreno rural, por lo tanto, localizado fuera del límite urbano de la región Metropolitana de Santiago. Estas autoridades de gobierno saben que el hospital tiene que ubicarse lo más cerca posible de los centros poblados, materia que dimos a conocer hace 16 meses y medio atrás en la radio Bio Bío.
Ahora la alcaldesa de Colina, Isabel Valenzuela (UDI), tendrá que resolver el problemita que le dejó su antecesor, Mario Olavarría (UDI), quien a través de la Corporación Municipal de Desarrollo Social de Colina, con fondos públicos transferidos a la anterior por la propia municipalidad, le compró en trato directo, en la suma de cien mil unidades de fomento (UF), equivalente a US$ 4 millones, a un particular el terreno de 5 hectáreas que estaba previsto para destinarlo al hospital, precio muy sobre estimado debido a que el terreno no es urbano. El contrato de compraventa del 24 de noviembre de 2020 se observa en este link.
Tal como se aprecia en ese documento, el pago se estableció así: 20 mil UF al contado y 8 cuotas semestrales de 10 mil UF cada una, lo cual significa que la afortunada vendedora a esta fecha ya recibió un cierto porcentaje del precio pactado.
Entre tanto, debido a las presiones ejercidas por las interesadas autoridades de Colina y el consejero regional José Olavarría (UDI), hermano del exalcalde, el gobernador regional Claudio Orrego (DC) convocó a los consejeros del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago a una votación para decidir si se autorizaba modificar el PRMS para transformar el terreno en urbano y apto para el nuevo hospital. Con el voto favorable del mismo Orrego y de la mayoría de los consejeros, se aprobó dicho cambio, a pesar de las esclarecedoras expresiones vertidas por la consejera Regional Sofía Valenzuela (RD), quien antes de la votación, dejó en evidencia el trasfondo de la operación comercial descrita en el párrafo anterior.
Orrego, con el buen ojo que tienen los políticos, hasta ahora no ha dictado la resolución de modificación del PRMS, por lo tanto, tal acto administrativo no ha ingresado en la Contraloría General de la República para la correspondiente toma de razón. Suponemos que ninguno de los funcionarios públicos comprometidos en esta negociación tenía conocimiento que esa modificación del PRMS es contraria a la vigente “Estrategia Regional de Desarrollo”, tal como advirtió oportunamente la Contraloría en sendos oficios enviados al subsecretario y seremi del Minvu, al exintendente Guevara y al propio gobernador Orrego.
Así las cosas, estamos seguros de que el nuevo hospital se construirá en un terreno urbano bien conectado al sistema de transporte público en la comuna que decidan los especialistas en transporte y salud. En nuestra anterior columna publicada en esta tribuna, ya sugerimos que sea cercano al nuevo servicio ferroviario Santiago-Batuco que tendrá conexiones con estaciones de las Líneas 5 (Quinta Normal), 7 (Matucana) y 3 (Quilicura) del Metro, permitiendo incluso acceder al nuevo recinto desde amplios sectores de la ciudad con la tarifa integrada del Sistema Red Metropolitana de Movilidad (exTransantiago). Entendemos que las nuevas autoridades pretenden fomentar la movilidad sostenible y aquí tienen una excelente oportunidad de transformar en realidad sus promesas de campaña.
Por su parte, la alcaldesa de Colina tendrá que rescindir el imprudente contrato de compraventa del terreno rural, pues si no lo hace, le ocasionará un elevado detrimento al patrimonio de su municipalidad, lo que configuraría un notable abandono de deberes. Nuevamente le recomendamos a ella que se asesore con buenos abogados, que los hay en abundancia, ya que el asunto es bastante delicado.
Todos conocemos las picardías que han hecho las llamadas “corporaciones municipales” del sector oriente de Santiago, cuyos alcaldes han intervenido para, a través de ellas, pagarles jugosos sobresueldos a sus amiguitos y por ello sería necesario que el fiscal nacional, Jorge Abbott, analice si es necesaria una investigación de oficio, respecto de la curiosa compra, en una elevada suma de dinero, del terreno rural en Colina.
Finalmente se concluye que, Piñera, experto en transacciones bursátiles y Mañalich, competente médico, exgerente general de la Clínica Las Condes, no supieron ejercer sus atribuciones públicas al decidir a la ligera que en el lejano terreno de Colina se podía construir el hospital.