Con la agenda de 2030 de las Naciones Unidas, Chile se comprometió con los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) además de 169 metas o desafíos de diferentes dimensiones económicas, sociales y ambientales donde se pone en igualdad y dignidad de las personas como centro y siempre respetando el medio ambiente. El 2016 creó un Consejo Nacional para implementar esta agenda mediante el decreto Supremo Nº 49 presidido por el Ministerio de Relaciones Internacionales, pero también con la participación de otros Ministerio como el de Medio Ambiente, Desarrollo Social y Familia, Economía entre otros.
Según Foreign Investment Promotion Agency de Cambridge University Press, Chile se encuentra en el lugar 28 dentro de los 166 países en el ranking de ODS, ubicándose como el mejor país de América Latina, seguido de Costa Rica (35) y Uruguay (45).
Dentro de los 17 objetivos, se encuentra el ODS nº 11 el cual trata sobre las ciudades que desempeñan un papel importante en la consecución estos objetivos. “El cual lograr que todas las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, resilientes y sostenibles”. El cual cuenta con 10 metas para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas mejorando los servicios básicos, barrios marginales, acceso a sistemas de transporte seguro, aumentar la urbanización inclusiva sostenible, reducir el impacto ambientar negativo per cápita de las ciudades, etc.
Las zonas verdes y los espacios públicos ofrecen oportunidades para mejorar la salud y la calidad de vida de todos los habitantes de las ciudades. Estos se ven amenazados por las migraciones a las ciudades. A medida que aumenta el valor del suelo, estas zonas van cediendo lugar a viviendas residenciales y empresas sobrecargadas lo cual empeora la contaminación del aire y el descontrolado crecimiento urbano.
Hoy en día con la pandemia del Covid-19 este resultado ha ido empeorando por espacialmente por las personas que viven en barrios marginales dificultando el cumplimiento de las medidas recomendadas como lo es el distanciamiento físico además del autocuidado y autoaislamiento.
Existe un antes y un después con oportunidades de intervenciones identificadas por la necesidad de la pandemia que se transformen en posibilidades de desarrollo como por ejemplo el desafío de una nueva vida social urbana donde se involucre a los ciudadanos como parte primordial de este objetivo y así ser un aporte, aunque sea con un grano de arena para cumplir este desafío.
El espacio público es nuestro escenario, una nueva plataforma para poder lograr conectar a todos los ciudadanos. Transformando las calles en nuevos espacios públicos más lúdicos y participativos para la ciudadanía.
Valentina Galleguillos Negroni
Arquitecta UDD/MDCS
Experta en Accesibilidad Universal
Coordinadora Académica Arquitectura SurSur
Universidad del Desarrollo sede Concepción