El legado de Jorge Sharp en Valparaíso es su carta de presentación al país, con una ciudad más pobre, más polarizada y más deteriorada que nunca.

Existe una vieja anécdota que cuenta que una vez estando en París, al díscolo literato porteño, Joaquín Edwards Bello, le habrían consultado de donde era y éste respondió “de Chile”, evitando decir que era de Valparaíso para no quedar de presuntuoso, dado el prestigio universal que tenía la ciudad puerto en los albores del siglo XX. La ciudad era referente mundial, se le dedicaban canciones, loas y poesías, y era uno de los principales centros culturales de la costa pacífica americana.

Sharp, ¿a la carrera presidencial?

Pero poco o nada queda de la vieja gloria de Valparaíso que incluso llevó a Neruda a gritar “¡Te declaro mi amor, Valparaíso!”. Muy por el contrario, la ciudad de Valparaíso es un ejemplo de cómo se hacen las cosas mal y como en un siglo el que era el puerto austral más importante del mundo, hoy vive en un espiral de decadencia acelerada. Y de no creer, el último de sus verdugos, Jorge Sharp, tendría aspiraciones de ser Presidente de la República.

El movimiento Transformar ha señalado estar evaluando presentar al alcalde Jorge Sharp a unas eventuales primarias presidenciales el próximo año y así exportar su modelo de ciudad a todo el país. Una nueva apuesta del octubrismo por mantenerse con vida y que las ideas derrotadas el 4 de septiembre sigan traduciéndose en nefastas políticas públicas.

A diferencia del presidente Boric, de quien era complejo juzgar su incapacidad como candidato como bien podemos hacerlo hoy, a Sharp si es posible someterlo a escrutinio frente al estado real de la ciudad de Valparaíso. Es posible sacarlo al pizarrón y evidenciar los escuálidos resultados que ha conseguido en la ciudad.

“Mientras menos capitalista el mundo, mejor”

Son particularmente preocupantes las cifras tanto en materia de seguridad como transporte público o equipamiento urbano, donde Valparaíso ocupa los últimos lugares de la región en la mayoría de las mediciones y encuestas. Las mismas encuestas muestran un descenso sostenido en los últimos años de la percepción sobre la calidad de vida de los porteños. Los datos hablan por sí solos.

Ahora bien, de no importarles los números, cosa habitual en una izquierda más dada a la poesía que a los datos duros, los conceptos políticos de Sharp también están a la vista.

La colectivización de todo espacio de encuentro, de la privación de la individualidad y la diferencia, es el sello de la administración porteña. Con el concepto de “buen vivir”, vienen a poner en relieve que la satisfacción de necesidades materiales no es lo más importante, sino que la superación de las limitaciones, las desigualdades e injusticias del modelo capitalista de desarrollo. En otras palabras, mientras menos capitalista el mundo mejor, aunque eso implique más miseria.

Basta un paseo por la calle Condell

Es ese modelo el que ha acelerado y agudizado la decadencia que vive Valparaíso desde hace muchos años. Una ciudad sin polos de desarrollo y crecimiento económico, sin un ecosistema que invite a la inversión. Una ciudad que obliga a sus jóvenes a marcharse a la capital por la falta de oportunidades, donde el miedo e inseguridad se transforman en regla general en una ciudad anómica, nostálgica y humillada. Una ciudad patrimonio de la humanidad de la UNESCO abandonada y dejada en el olvido. Esa es hoy la realidad de Valparaíso.

El orgullo con que el alcalde se refiere a sus años a la cabeza del otrora puerto principal pone en relieve el modelo de sociedad en la que él cree. El legado de Jorge Sharp en Valparaíso es su carta de presentación al país, con una ciudad más pobre, más polarizada y más deteriorada que nunca.

Al menos, luego de 8 años de gestión en Valparaíso, la ciudadanía sabe qué esperar de Jorge Sharp y su modelo. En caso de duda, un breve paseo por calle Condell con sus vitrinas tapiadas y sus locales sin habitar, pueden dar un golpe de realidad de lo que le esperaría a Chile de la mano del alcalde Sharp y llevar a Chile, como en Valparaíso, al desprestigio absoluto.