El pasado lunes 1 de julio, fue detenido en Circasia, departamento de Quindío, en pleno eje cafetero de Colombia, el venezolano Larry Álvarez Núñez, conocido en el mundo delictivo como "Larry Changa". Se sospecha que es uno de los líderes fundadores del complejo criminal conocido como el Tren de Aragua, junto con el alias "Niño Guerrero" y "Johan Petrica", quienes se encuentran ocultos y protegidos en algún lugar de la región, ambos con múltiples órdenes de captura internacional.

La captura de “Larry Changa”, ejecutada por las fuerzas de élite de la Policía Nacional de Colombia, fue tan importante que el propio presidente, Gustavo Petro, señaló en su cuenta en X como “la detención de uno de los criminales más buscados de los últimos tiempos”.

En ese país el Tren de Aragua ha causado estragos; varios de sus líderes de facciones (conocidos como “luceros”) se encuentran recluidos en cárceles de ese país, pero aun así logran mantener activas sus operaciones. Un caso emblemático es del alias “Satanás”, cuya estructura sigue generando lógicas de terror extorsivo en algunas zonas de Bogotá, incluso con su líder preso en régimen de máxima seguridad.

Larry Changa no es cualquier delincuente

Changa es parte de lo que podríamos definir como el Pranato de la línea Tocorón del Tren de Aragua, un reducido grupo de criminales que surgen como los líderes basales que organizaron y crearon esa estructura dentro del Centro Penitenciario de Aragua, que ha funcionado durante décadas bajo lógicas de gobernanza criminal que han potenciado a estas estructuras dentro y fuera de los muros carcelarios.

El año 2018 representó un momento decisivo en la crisis migratoria de Venezuela, descrita por la Organización de Estados Americanos como la más significativa en la historia del hemisferio occidental.

Ese año, el complejo criminal Tren de Aragua se encontraba en una silenciosa pero efectiva etapa de transnacionalización, que involucraba reclutamientos criminales y la explotación de múltiples mercados ilícitos relacionados o funcionales con las oleadas migratorias.

Extorsión, cobro de rutas clandestinas, tráfico de armas y ketamina, trata de personas con fines de explotación sexual en condiciones de semi-esclavitud, entre otros. Todo ello potenció una brutal y sangrienta campaña de posicionamiento de la marca criminal, generando roces, pugnas, franquiciamientos y alianzas con otras estructuras criminales en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.

Larry Changa en Chile

En esas condiciones, en 2018, Larry Changa entró a nuestro país con su identidad real, pese a sus antecedentes por homicidios y haberse fugado de la cárcel en 2015. Es muy probable que, siendo prófugo de la justicia venezolana, supiera que no existía ninguna orden de detención o alerta roja emitida por su país, lo que le permitió entrar confiadamente como un turista más, de los que ingresaban a nuestro país, al menos de forma “regular”.

En Chile, mantuvo ciertos emprendimientos y negocios, algunos de los cuales se conocen y otros que iremos descubriendo con el tiempo. Todo esto cambió cuando un vehículo a su nombre se vio involucrado en secuestros y homicidios, lo que lo llevó a huir hace solo dos años.

En Colombia, Larry Changa se había convertido en Víctor Miguel Moreno Álvarez, un empresario de la zona cafetera. Poseía una camioneta de alta gama y vivía en lo que las autoridades colombianas han definido como una mansión, construida en un sector exclusivo y reservado, custodiado por una red de guardaespaldas armados. Además, tenía múltiples negocios que la investigación en Colombia está comenzando a develar.

Dos países se disputan su extradición: Chile y Venezuela

Venezuela no alertó sobre su fuga en 2015 y, en septiembre de 2023, ejecutó la “Operación de Liberación Cacique Guaicaipuro”, una sobredimensionada acción policial y militar realizada sobre varias cárceles, entre ellas Tocorón, donde supuestamente se encontraba recluido “Niño Guerrero”, de quien nunca se supo más.

Algunos expertos en seguridad y crimen organizado plantean que esta operación, lejos de ser simplemente un esfuerzo por retomar el control de las instalaciones penitenciarias, podría ser en realidad la mayor fuga de criminales de la historia reciente. Esto en un país cuyo canciller, Yvan Gil, considera que el Tren de Aragua es una “ficción creada por los medios internacionales para tratar de crear una etiqueta”.

Es muy probable que Colombia también inicie investigaciones en su contra que demoren la extradición, o que Perú también la solicite. Sin embargo, la lógica indica que Chile avanza más rápido en este proceso, respaldado por la institucionalidad que el Ministerio Público ha demostrado para exigir su extradición al país. En Chile, al menos está siendo investigado por dos secuestros con homicidio ocurridos en el año 2021.

Las repercusiones

El viejo Larry, como también es conocido a sus 47 años, es clave para entender no solo la expansión del Tren de Aragua en la región, sino también, el manejo de sus economías ilícitas y el pago de “la causa”, como le llaman las estructuras asociadas o franquiciadas al financiamiento de la organización.

Su detención es fundamental y tendrá repercusiones que abarcan desde los vacíos de poder, fraccionamientos, intentos independentistas o el fortalecimiento a través de la violencia de la estructura.

El Tren de Aragua es una organización nacida en las cárceles, que no le son ajenas y que trata de adaptar a sus necesidades para lograr lógicas exitosas de gobernanza criminal. Esto es algo que ya comenzamos a observar en el motín prolongado de junio pasado en el recién inaugurado REPAS.

Es diferente ser un líder criminal recluido en un régimen duro a estar libre dirigiendo las operaciones o manejando las finanzas, normalmente bajo el amparo de estructuras corruptas y “fixers” que los protegen.

Larry Changa estaba acostumbrado hasta el año 2015 a tener cierta gobernanza criminal intrapenitenciaria. Desde su fuga de la cárcel y su ingreso a Chile, su verdadera gobernanza estaba enfocada en medio libre, aunque sea una especie de actividad clandestina. Él ejercía el manejo de los negocios criminales desde el exterior.

El laberinto de Larry Changa

Si el laberinto de Larry Changa aterriza en nuestras cárceles, no será el criminal más importante que ha pisado nuestras prisiones, pero al menos será el primer “pran” encarcelado fuera de Venezuela. Todo en un momento de reconocida fragilidad de nuestro sistema penitenciario.

Llegará a nuestro país, en momentos que varios integrantes y violentos sicarios de esa estructura criminal se encuentren en prisión preventiva o ya condenados.

Habrá que poner atención a los mensajes; la semiótica criminal genera lógicas de violencia que normalmente surgen de los vacíos de poder provocados por la detención de líderes importantes y reconocidos.

Algunos grupos pueden ver esto como una oportunidad para fraccionarse o independizarse, mientras que otros pueden buscar fortalecer la estructura desde el interior de las prisiones. Será necesario observar si su jerarquía será respetada, fortalecida o desafiada.

El Tren de Aragua es un modelo perfecto para entender esta nueva emergencia de crimen organizado en América Latina, caracterizado por nuevos modelos criminales y liderazgos brutales, algo que describo en mi libro “Un Virus entre sombras” de Editorial Catalonia.