La cuenta pública del presidente Gabriel Boric en materia de seguridad ha sido contundente. Junto con la economía, fue el eje que más destacó, dadas las expectativas y urgencias de la ciudadanía.

La cantidad de recursos invertidos en seguridad supera con creces a los gobiernos anteriores; del 0,7% de aumento en el presupuesto en el gobierno de Piñera, se pasó a un 4,4% y luego a un 5,8% en el actual gobierno.

En 2023 se aprobaron 35 proyectos de ley en materia de seguridad que, sumados a los 15 anteriores, representan el avance legal más relevante en nuestra historia democrática para controlar la violencia y el crimen. Si bien muchos de estos proyectos no estaban en el programa, el gobierno ha sabido adaptarse y proponer con urgencia una agenda amplia en estas materias.

Medidas en concreto

Se nota un apoyo muy explícito a Carabineros con una nueva dotación de más de 1.000 vehículos, equipamientos, relevo de labores administrativas e incentivos económicos como reconocimiento a su desempeño a 12.277 funcionarios. La derecha nunca tuvo políticas ni gestos de esta magnitud para la institución que dicen tanto apoyar.

Por otra parte, destacan la creación del Ministerio de Seguridad Pública, que debe ver la luz este año; las reglas del uso de la fuerza; la modernización del sistema de inteligencia del Estado; la política nacional de ciberseguridad; la política nacional contra el crimen organizado; la Fiscalía supraterritorial para investigar crímenes complejos; el Servicio de Reinserción Social Juvenil; la Defensoría de las víctimas; la actualización de la política migratoria y el refuerzo del control fronterizo, entre otras medidas.

Todo esto es un claro ejemplo de que estamos construyendo una nueva institucionalidad en materia de seguridad, lo cual es una excelente noticia dado los problemas que enfrentamos.

Discusión en materia de seguridad

Esperemos que las discusiones futuras en materia de nueva institucionalidad para la seguridad tengan un alto nivel de contenido. Nos preocupa especialmente que, en la discusión sobre la modernización del sistema nacional de inteligencia estatal, no se esté dando suficiente importancia al desarrollo de una adecuada inteligencia criminal y económica, con un presupuesto coherente.

Por otro lado, la reforma y modernización de las policías necesita estar mucho más conectada a las discusiones sobre seguridad; requerimos mejores policías y eso conlleva una reforma de su perfil y entrenamiento, además de su equipamiento.

Asimismo, nos preocupa la política carcelaria para terminar con la sobrepoblación penal y el crimen intrapenitenciario. La inhibición de la señal de celular desde las cárceles es una medida, aunque necesaria, muy menor para el tamaño del problema, que tampoco se resolverá construyendo más cárceles, sino con una adecuada aplicación de la ley, una buena política de ejecución de penas, de reinserción social y una reforma a Gendarmería, que aún no se asoma.

Visión de Estado

Lo más complejo en materia de seguridad es estar a la altura de las expectativas de la ciudadanía en cuanto a rapidez de los resultados y que éstos repercutan en disminuir la sensación de inseguridad.

Los problemas más serios en seguridad son producto de omisiones y fallas en el diseño y ejecución de políticas anteriores al gobierno de turno (más de uno). Asimismo, los aciertos de las buenas medidas que hoy se están tomando, a pesar de ciertas mejoras alentadoras, se notarán con mayor claridad al menos en 4 años, cuando este gobierno ya no esté.

Esperemos que quienes gobiernen en ese momento tengan la honestidad de reconocer los esfuerzos que hoy se están haciendo para tener mejores herramientas, en eso consiste tener una visión de Estado.