La tarea que se nos pone por delante es tan importante, que exige especiales dosis de sentido de Estado y visión de futuro. Poner el foco en lo que nos une y no en aquello que nos separa.

Después de tres días en el lanzamiento de las candidaturas de la Democracia Cristiana alemana (CDU), resuenan todavía las tres palabras claves del discurso de Friedrich Merz, probable próximo canciller de Alemania. “Futuro, unidad y victoria”. Con esta directa trilogía, se dirigió a más de 1.000 delegados de todos los estados de la República Federal.

Futuro

Nos dedicamos a hablar demasiado de la izquierda y del pasado, y poco de nuestras propuestas y del futuro de nuestros compatriotas. No se ganan elecciones solo en base a ataques del adversario, al ensalzamiento del miedo y a la apelación mística de “volver a un pasado mejor”. Por cierto, para ganar elecciones y ofrecer gobernabilidad hay que empatizar con los temores de los sectores populares y de las clases medias vulnerables.

Pero no basta agotarse en ese ejercicio de diagnóstico. Es preciso proponer caminos alternativos a los del mal Gobierno que nos conduce y a las derrotadas ideas refundacionales de su programa. Hay que hablar del futuro y renovar las razones para trabajar juntos por el sueño inagotable de un Chile mejor, que solo se construye levantándose temprano, cumpliendo con el deber y dando lo mejor de cada uno.

Unidad

El éxito en política no es fruto del esfuerzo de alguien en particular. Menos cuando se trata de construir alternativas perdurables, capaces de brindar estabilidad y gobernabilidad. No se trata solamente de ganar elecciones. Se trata de ofrecer un programa político que se haga cargo de las preguntas de la historia reciente, de los malestares coyunturales y de los temas de futuro. Y a partir de ahí, convocar a militantes e independientes, a políticos y a miembros de la sociedad civil, a profesionales, universitarios, técnicos y a jóvenes secundarios. A gastarse tiempo y esfuerzo por construir una coalición que impacte en los espacios de poder formal y también en los ámbitos de influencia informal.

Esto es un ejercicio que debe emprenderse con profesionalismo, dedicación y compromiso, liderado por aquellos que están en posición (y responsabilidad) de hacerlo.

Victoria

Los tiempos que corren no están para ejercicio puramente testimoniales, donde se aspire a nichos de apoyo que no alcanzan para ganar las elecciones. Terminar con el mal Gobierno del Presidente Boric y propiciar una alternancia en el poder es un anhelo de millones de chilenos, que implica una responsabilidad ineludible de las oposiciones. En eso, es preciso terminar con los tonos confrontacionales, divisionistas y rupturistas, los cuales son innecesarios, incluso para perfilar legítimamente los distintos matices entre las alternativas opositoras.

Se puede perfectamente marcar una identidad sin por eso descalificar al resto. La tarea que se nos pone por delante es tan importante, que exige especiales dosis de sentido de Estado y visión de futuro. Poner el foco en lo que nos une y no en aquello que nos separa. Las voluntades y actitudes de los distintos liderazgos son fundamentales para dicho cometido.

El foco propuesto por la CDU es el de las libertades y las seguridades. Las personas queremos escoger nuestro camino. Pero requerimos contar con certezas elementales para que dicha capacidad de elección no sea puramente nominal o un privilegio de una minoría de compatriotas. Enfrentar los miedos y las inseguridades es la prioridad política de nuestro tiempo. Y hacerlo desde la libertad, la solidaridad, la responsabilidad y la fraternidad, son las claves que orientan el camino.