Si bien la OCDE destaca los avances normativos e institucionales logrados recientemente, se hace eco del gran desafío de implementación, indicando que se deben fortalecer la institucionalidad ambiental y, sobre todo, garantizar recursos adecuados.
Hoy se presentaron en la sede de la CEPAL los hallazgos y recomendaciones de la tercera Evaluación de Desempeño Ambiental (EDA) de Chile realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las EDA son un examen independiente que evalúa el desempeño ambiental de un país, según sus objetivos nacionales y compromisos internacionales adquiridos con el fin de asesorar a los Estados en la evaluación de sus progresos, promover la rendición de cuentas, mejorar la coordinación de las políticas públicas y proponer recomendaciones.
Las EDA anteriores de Chile, presentadas en 2005 y 2016, han sido clave para los avances institucionales y normativos en materia ambiental en nuestro país, incluyendo la creación del Ministerio del Medio Ambiente, de la Superintendencia del Medio Ambiente y del Servicio de Evaluación Ambiental, así como la adopción de la Ley Marco de Cambio Climático.
Dado el rol que han jugado en el pasado, confiamos en que esta nueva edición constituirá una herramienta valiosa para avanzar hacia el desarrollo sostenible con objetivos a corto, mediano y largo plazo.
En sí misma, la EDA es una hoja de ruta a nivel país, que se nutre de diversas fuentes. Esto muestra la transversalidad del tema ambiental y, por tanto, va mucho más allá del Ministerio de Medio Ambiente.
Ejemplo de ello es que, para esta edición, participaron más de 20 servicios públicos, junto con representantes de municipios y gobernaciones regionales, además de organizaciones no gubernamentales, academia, expertos y expertas independientes, sindicatos y gremios.
Esta evaluación recoge así variadas opiniones y perspectivas sobre los desafíos y oportunidades de nuestro país en materia ambiental y plantea una agenda sobre cómo orientar nuestro desarrollo.
En términos de contenidos, además de una evaluación general, nuestro Gobierno decidió que la EDA 2024 incorporase un enfoque temático específico en gestión y políticas del agua, tema prioritario para nuestro país.
La EDA 2024 releva avances cruciales en nuestro país desde la última evaluación realizada por la OCDE en 2016, como la adopción de la Ley Marco de Cambio Climático, la creación reciente del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), la Ley de Reciclaje (Ley REP), la adhesión al Acuerdo de Escazú y destaca el inicio de la instalación de gobernanzas por cuencas, entre otros avances detallados en el informe, cuyo principal contenido ya está disponible en español.
Hallazgos, pero también recomendaciones
Sin embargo, el aporte principal de la EDA no se reduce a sus hallazgos, sino que se enmarca en sus recomendaciones, que nos permiten mirar hacia el futuro con la asesoría de una organización internacional reconocida en la materia.
En total, el examen dio lugar a 36 recomendaciones en diversos ámbitos asociados a componentes ambientales –cambio climático, biodiversidad y residuos-, y de desarrollo –gobernanza y gestión ambiental, instrumentos económicos y coherencia de políticas para un crecimiento ecológico-.
Así, por ejemplo, si bien la OCDE destaca los avances normativos e institucionales logrados recientemente, se hace eco del gran desafío de implementación, indicando que se deben fortalecer la institucionalidad ambiental y, sobre todo, garantizar recursos adecuados.
En cambio climático se señala que la implementación rápida e integral de la Ley Marco requiere priorizar el cambio climático en los sectores relevantes, tanto para mitigar como para adaptarnos a sus efectos, y con suficiente capacidad técnica a nivel nacional y regional para lograr articular la inversión pública y privada en carteras de proyectos que nos permitan construir ciudades y territorios bajas en carbono y más resilientes.
Asimismo, la recomendación sobre completar rápidamente el cierre de las centrales de carbón restantes, con un plan gradual, plazos claros y conscientes de la necesidad de garantizar una transición justa, son elementos claves para la transformación de nuestra matriz energética.
En materia de agua, la OCDE subraya la necesidad de mejorar la gestión de los recursos hídricos y, ante un diagnóstico de fragmentación, recomienda establecer una autoridad central y desplegar esfuerzos intersectoriales para avanzar hacia una gestión integral.
Estos son algunos ejemplos de las recomendaciones de la EDA 2024. Abarcando de manera transversal las diversas áreas de nuestras políticas ambientales, la EDA constituye una guía valiosa para seguir transitando hacia una sociedad que sea social y ecológicamente justa, otorgándonos herramientas para enfrentar los desafíos de desarrollo que como país hemos identificado para la próxima década.