Producto de la inseguridad que se vive, desde hace un par de meses que alcaldes de varias comunas de la Región Metropolitana (RM) vienen pidiendo un estado de emergencia, uno de los estados de excepción constitucional que entregan el manejo y la responsabilidad a las fuerzas armadas. La solicitud no es solo de los alcaldes, sino también de los habitantes de las comunas mas
La solicitud no es solo de los alcaldes, sino también de los habitantes de las comunas mas afectadas por el crimen organizado y delincuencia, y del gobernador de la RM, quien siempre está en sintonía con los temas que mas preocupan al pueblo de Santiago.
Es bastante lógico que ante la escalada criminal las personas pidan la presencia de las instituciones de la Defensa Nacional, pues gozan de una alta imagen pública, sus mandos están entre las autoridades más prestigiadas, están apoyando a las policías en las fronteras con Bolivia y Perú, y más importante aún, su labor ha sido factor determinante en que el 2023 haya sido más tranquilo y menos violento que años anteriores en la Macrozona Sur.
El apoyo de las Fuerzas Armadas en el norte y noreste de Chile puede tener algo de sentido común ya que están custodiando la frontera, una función incluida en la modificación constitucional de la infraestructura crítica, a pesar de no serlo, pero que fue aceptada por el Congreso. Olvidaron indicar que estarían realizando funciones policiales de control de inmigración, que es algo para lo cual no están entrenadas y no tienen las capacidades humanas.
Para prestar apoyo logístico y tecnológico a las policías en las fronteras basta con el decreto 265 del gobierno de Piñera que permitía usar recursos de las Fuerzas Armadas. Los inmigrantes que ingresan a Chile no son tropas enemigas o ejércitos adversarios. Son personas mayormente inofensivas, que no significan un riesgo a la soberanía nacional, excepto por uno que otro criminal que se aprovecha de las circunstancias para ingresar a Chile.
La solución a la frontera norte no pasa por llenarlas de soldados y marinos. Pasa por tener buena inteligencia, sistemas de monitoreo e instrucciones claras de qué hacer con los inmigrantes que aun buscan llegar a Chile. También requiere que el Estado como un todo esté presente, y no descansen solo sobre militares y policías. De nada sirve que otros servicios solo operen de 8am a 6pm.
En el caso de la Macrozona Sur el ejercito y la marina están desplegadas desde fines del gobierno de Sebastian Piñera. En un comienzo el gobierno actual les dio un uso mas limitado, solo de resguardo de vías principales, para después entender que les debían dar libertad de acción para cumplir con los propósitos ordenados, lo que se ha reflejado en reducciones de tasas de incidentes violentos.
El mejor uso de las Fuerzas Armadas ha estado acompañado de esfuerzos más efectivos y coordinados del Ministerio Público, tribunales, agencias estatales y del aparato estatal como un todo, pero tiene sus limitaciones, ya que el problema está diagnosticado como uno de delincuencia y más recientemente, como terrorismo, pero la verdad es que estamos hablando de insurgencia, ya que los grupos mapuches que operan en la zona buscan el control territorial y reemplazar al Estado de Chile.
De ser así, de entender que estamos frente a movimientos insurgentes, que a veces parecen delincuentes o terroristas, lo militar tiene un rol importante, pero será inefectivo conforme no se les ordene eliminar o neutralizar a aquellos grupos que buscan ser soberanos y autónomos. Y, nuevamente, si es que no cuentan con esfuerzo de todo el Estado, es probable que lo militar no logre resultados duraderos.
El uso de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad interior debe ser excepcional. Así lo establece la constitución. Una cosa es usarlas para eliminar o neutralizar a aquellos que quieran atentar contra la soberanía y el territorio de Chile, como es el caso de los insurgentes que operan en la Macrozona Sur, y otra es que realicen funciones de control de inmigratorio en las fronteras, algo que es netamente policial.
Por ello es que la constitución limita las opciones del presidente de la República en esta materia. Busca que no se les de un mal uso y asume que otras instituciones, como las policías, el ministerio público y tribunales, harán su trabajo de buena forma, solo siendo excepcional el apoyo de las Fuerzas Armadas para sostener el orden público.
Las Fuerzas Armadas están diseñadas para otros propósitos
Su organización, equipamiento, doctrina, y capital humano obedecen a la lógica de la guerra entre estados y, eventualmente, atender problemas de insurgencia. Su uso prolongado en la Macrozona Sur y ahora en las fronteras con el Perú y Bolivia es ilógico, a pesar de tener las aprobaciones del Congreso. Se piensa que producto de sus capacidades polivalentes sirven para todos los propósitos, pero ello es incorrecto. No están diseñadas para ser policías, bomberos y salubristas.
No están diseñadas para ser fuerzas policiales en la RM. No tienen los recursos humanos y tecnológicos necesarios para cumplir la tarea. No están entrenadas ni tienen las doctrinas que se requieren. Tampoco tienen los resguardos legales que el empleo de la fuerza requiere, algo que tanto a policías como militares los hace poco proclives a soluciones del tipo de estados de emergencia, y que fue clave en el caso de Ecuador, una de las condiciones que las instituciones armadas de ese país colocaron para salir a la calle.
Chile no es Ecuador, pero puede llegar a serlo. La solución no esta en sacar ahora a la calle a las fuerzas armadas, está en asegurar que el gobierno, policías, fiscales y jueces hagan la pega en forma efectiva. Si no lo hacen no va a quedar otra que usar a los institutos armados, pero el uso de organizaciones entrenadas para la guerra en labores distintas a su rol principal implica que hay que asumir los costos que ello significa, no muy distintos a meter un elefante en una cristalería.
Espero haber dejado claro que la solución a la RM no es la fuerza militar, pero que puede eventualmente serlo si los que debieran hacer el trabajo no lo hacen en forma efectiva y eficiente. Pero una vez adentro es difícil sacarlas. Es cosa de ver los ejemplos del norte y del sur en donde la gente se acostumbró a que le den seguridad a pesar de no estar siendo empleadas correctamente y en todo su potencial.
No reclamemos si Chile se militariza y que quede claro que no es por iniciativa de las Fuerzas Armadas. Es por que chilenos lo piden y sus autoridades políticas les ordenan salir a la calle con el beneplácito del Congreso.