“Con dinero baila el perro”, nos viene a decir Peso Pluma. Y quiere que Chile mueva la cola.
Así se llama una canción de Peso Pluma. Tal cual, “Con dinero baila el perro”. Es una verdad cínica. Sobre esto me referiré. El principal rasgo de la cultura del narcotráfico es el cinismo. La palabra es precisa, pero es triste que lo sea ya que tiene esta palabra un origen noble. Me permitiré contarlo para comenzar.
El cinismo original: libertad y desprendimiento
Diógenes de Sinope fue el padre del cinismo (que nació como corriente filosófica). En su opinión, la vida debía ser simple, no más sofisticada que la vida de un can, de un perro.
Se distanció del placer y del deseo, pues la búsqueda de la felicidad era libertad espiritual, no prisión de los impulsos. Tenía un barril para descansar (como el Chavo del ocho), tomaba sol constantemente y era capaz de decir la verdad con descaro, sin importar quién estuviera al frente.
Rechazó enormes ofertas del emperador Alejandro y se alejó de los convencionalismos sociales. Su anecdotario y talento están ampliamente descritos. Pero lo más importante fue lo siguiente: creía que todos los seres humanos eran iguales. No somos ciudadanos de un pueblo, somos ciudadanos del mundo, del cosmos. Eso dijo.
A usted le parecerá obvio, pero no lo era. Y no lo es. De aquí surge la palabra ‘cosmopolita’. Fue la primera vez que se dijo esto.
Luego hubo un líder que transformó este mensaje en un gran movimiento social y cultural, chocando contra su propia religión. Su nombre era Jesús, quien se llamó a sí mismo “Cristo” para usar la palabra griega en vez de “Mesías” (que sería en hebreo), manifestando así su gesto hacia la cultura que le había dado el centro del mensaje.
El cinismo nació así: como libertad, como desprendimiento de los deseos que te someten, como triunfo de la verdad ante el poder, como la capacidad de desentenderse de las convenciones sociales.
Desde que Diógenes habló de la igualdad de los seres humanos esta idea ha crecido y se ha transformado en lucha por derechos, revoluciones y en teoría y práctica de los derechos humanos. Se abrió así una mirada igualitarista que no tiene parangón en la historia (aunque los problemas derivados de creer en la superioridad de personas o grupos siga siendo una pesadilla).
Desvergüenza en el mentir
Lamentablemente la palabra tuvo una evolución triste. Hoy la RAE señala que ‘cinismo’ es “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”. Es decir, es la actitud impúdica de falsear la realidad para enaltecer aquello que en rigor merece repudio.
Esto es exactamente lo que hace “Peso Pluma” y aquellas obras que promocionan la narcocultura. Y es lo que hace la política desvergonzada que pretende lavarse las manos ante su responsabilidad.
El Presidente del Directorio de TVN dice que “se arrancó con los tarros” respecto a Peso Pluma, que generó muchos problemas. Pero el Directorio lo apoyó, mientras el mismo canal fue a la reunión con la Comisión de Promoción del Festival de Viña para hacer dos cosas opuestas entre sí: leer la declaración altisonante en contra de la actuación de Peso Pluma y, al mismo tiempo, señalar que es cosa hecha y no se puede hacer más. El Estado opina que está mal, pero resuelve que se quede como está.
Con dinero baila el perro
“Con dinero baila el perro” dice Peso Pluma en una de sus canciones. El título es muy apropiado para referir al valor que domina en nuestra sociedad y del cual el narcotráfico es un promotor: el gran logro en la vida es poseer dinero, ser poderoso, ser más fuerte, haber destruido a tus enemigos. Y es que el dinero hace que la gente se acerque a ti y la ausencia de dinero implica que te dejan de lado. Y es que “con dinero baila el perro”.
Esa fue la razón que adujo la Municipalidad de Viña del Mar en la voz de su alcaldesa Macarena Ripamonti cuando dijo que no se podía rescindir el contrato. Quería decir que los que pusieron el dinero no estaban interesados en perderlo y que ella no estaba dispuesta a buscar una solución que resolviera el entuerto. Y es que lo más desagradable del caso es que Peso Pluma tiene razón: “con dinero baila el perro”.
¿Por qué es fácil condenar la pedofilia y no el narcotráfico? ¿Por qué miramos con más resquemor y horror el tráfico de niños que el narcotráfico? La razón es simple. El tráfico de niños va contra nuestros valores sociales. La pedofilia va contra nuestros valores sociales. Pero el narcotráfico no va en contra de nuestros valores sociales.
“Especialistas sin espíritu, hedonistas sin corazón”
¿Cómo puedo afirmar eso? Tal vez usted se escandalizó. Nuestra sociedad promueve el placer, el disfrute rápido, voraz, el desenfreno, el riesgo, la evasión, el consumo, el frenesí sexual, el éxito sin obra.
“Especialistas sin espíritu, hedonistas sin corazón” dijo Weber (citando a Goethe) en 1905 para referir a quienes habitaríamos el mundo futuro. Lo vio cien años antes. Y le hemos dado la razón.
Y es que la ‘propaganda narco’ se concentra en un lugar distinto a las drogas: se concentra en el dinero. La vida alrededor de las drogas es la vida deseable en nuestra sociedad de consumo. La narcocultura ama el mundo tal cual está. Incluso ama que las drogas sean ilegales porque eso permite los márgenes que se tienen: el costo de producción de una droga suele ser el 2% de su precio final.
La narcocultura no necesita cambiar nada de la sociedad que tenemos. Solo necesita que su propio cinismo sea aceptado por nosotros. Peso Pluma es exitoso, ha batido todos los récords, es el artista del año, es un gran invitado. Con eso basta. Nos lo tragamos, lo asumimos, lo aceptamos, lo felicitamos, le entregamos la gaviota de plata, de oro, de platino, unas joyas, un álbum de fotos, lo que sea. Estaremos rendidos a sus pies.
La vida en el cartel de drogas
Está sumamente investigada la gravedad de una cultura que considera a los jóvenes desechables, derivada de las necesidades de carne de cañón de los carteles de drogas.
El académico José Manuel Valenzuela Arce ha hablado de la muerte sistemática de jóvenes en México. La cifra es aterradora: 153.000 jóvenes muertos desde hace 17 años. Casi 10.000 muertos al año. En toda la guerra de Irak los muertos de la coalición occidental fueron 5.000. En el primer año de la guerra de Ucrania el Pentágono cifraba las muertes ucranianas en 17.000 personas.
México tiene la cantidad de muertos de una guerra de alta intensidad, pero de modo constante por casi dos décadas. Y los muertos y desaparecidos son jóvenes. Son esos mismos jóvenes que se excitan con el estilo de vida narco, que creen que vestirán de lujo, que (creen que) tendrán increíbles mujeres, que (creen que) pueden convertirse en un gran narcotraficante, que (creen que) vivirán protegidos por los jóvenes que lleguen.
Esos jóvenes necesitan una mentira para estar donde están, necesitan que les digan que el placer está cerca y que tiene su riesgo, pero que vale la pena. A esos jóvenes le dicen que el frustrante paso por el esfuerzo escolar es innecesario, que sudar y aburrirse estudiando es estúpido, que la vida es emocionante arriba de camionetas que se desenvuelven en territorio propio, hostigando a los honestos, demostrando tu poder, donde puedes ir a secuestrar a la chica que te gusta (a menos que le guste a un superior en la organización), donde puedes matar a tus enemigos, donde vivirás todas las experiencias que la vida narcisista de la sociedad de consumo procura.
La propaganda de la música narco
Las canciones de la narcocultura exaltan mucho menos el consumo de la droga que la vida en el cartel de drogas. Esto es importante. ¿Por qué? Porque los jóvenes carne de cañón son muy importantes. Los jóvenes trabajadores del cartel que caen presos son un riesgo, ya la lealtad de antaño no es igual y la calidad de los ‘trabajadores’ ya no requiere especialidad. Es mejor una realidad con dos opciones: si tienen éxito en la operación, está todo bien. Y si fracasan en la operación, que mueran. Todo o nada, negro o blanco. Los grises hay que administrarlos y eso es un problema.
Pero, ¿cómo incitar a los soldados jóvenes a estar dispuestos a esto? La propaganda. El origen de la música narco es propaganda. En nuestro día a día pensamos que es un género que nació de una realidad social. No es verdad. Lo que es cierto es que luego del éxito del nuevo género musical, proliferó hasta convertirse en un fenómeno real. Pero su origen es artificial ¿Y cómo se produce eso?
La industria musical, que vive de producir dinero y estaba presionada a la baja con la caída de ventas de discos (por la masificación de Internet), ha estado buscando éxitos, sin importar nada más que su masividad. Legítimo, por cierto. Es un negocio.
Los narcotraficantes primero tomaron a algunos cantantes para lavar dinero. Firman un contrato con el artista, le dan un pago adelantado y se quedan con los derechos. El artista debe ser un éxito (porque necesitan lavar dinero) y lo logran, ¿cómo? Si quieres estar número 1 en una plataforma musical más importante, puedes lanzar la canción y programar miles de teléfonos móviles puestos en un galpón para que estén todo el día reproduciendo la canción.
Eso es así. Se llaman ‘granjas de celulares’ o ‘granjas de clicks’. La mayoría se encuentran en Asia y su tarea es reproducir muchas veces una canción en una plataforma o valorar con reseñas positivas una nueva aplicación. Se trata de clicks. El algoritmo está diseñado para ser sensible a lo que crece rápido y lo convierte en preferente. Ya que es un éxito, lo promociona.
Luego las personas reales ven que esto aparece por todos los sitios, lo que significa que está de moda. Y empieza a escucharlo porque es un éxito. Te ahorras la etapa 1 de la industria: que lo escuchen para que sea un éxito. No, no es necesario. Lo escucharás porque es un éxito. Las radios ven el fenómeno y lo programan. Y el dinero invertido en el artista vuelve, pero legal. O crece más.
Luego comprendieron que podían ir más lejos. Podían insertar contenidos específicos del mundo narco. Podían resolver problemas organizacionales y hacer publicidad a nuevos productos. Podían convencer de la emoción de vivir una vida absurda a los jóvenes, una vida que los llevaría a engrosar las estadísticas de muertos.
Imagine usted que en el periódico aparece un publirreportaje, un texto pagado por alguien, hecho cuidadosamente para dar apoyo a los intereses de quien financia. Imagine usted que esa página contratada aparece sin ninguna diferencia a cualquier otra, que parece una noticia, un reportaje o una entrevista verdadera, hecha por un periodista profesional.
¿Pensaría usted, al saber que el reportaje es pagado y no hubo trabajo editorial neutro, que es una farsa? Seguro que sí.
La música de la narcocultura es así, una farsa vergonzosa y peligrosa, la señal más clara de nuestra propia rendición ante un mundo cuyos hechos más ominosos no queremos confrontar. Nos hacemos los locos. Y los narcotraficantes nos lo dicen en la cara. Pero de verdad, en la cara. Vea la siguiente historia.
El Chapo Guzmán de fondo
El 1 de octubre de 2022 Peso Pluma se presentó en un festival de Culiacán, en el aniversario 491 de la ciudad mexicana, un evento organizado por el municipio. Culiacán es una ciudad ubicada en Sinaloa, una ciudad donde había vivido el Chapo Guzmán. Al terminar el show una imagen se vio reflejada en el escenario: durante prolongados minutos podemos presenciar una foto del Chapo Guzmán de fondo del escenario mientras el grupo vociferaba la frase “cuido la plaza del señor Guzmán”. Peso Pluma homenajeó al Chapo Guzmán en Culiacán.
En Culiacán hubo dos grandes batallas entre el Estado y el cartel de Sinaloa: una fue en 2019 (la batalla de Culiacán) y la otra acaba de ocurrir en 2023 (Segundo Culiacanazo).
Una lectura básica indica que en 2022 se dio el mensaje: se fue al evento del municipio, se mostró al Chapo Guzmán y se ostentó el triunfo de la familia Guzmán. El Estado había sido derrotado. Un año después el Estado reacciona. La batalla continúa. Los mensajes desde el narcotráfico son habituales, comprenden la importancia de dar señales claras.
Anabel Hernández, una destacadísima y premiada periodista mexicana, que ha arriesgado su vida investigando al narcotráfico, ha señalado que “Peso Pluma es uno de los mejores amigos de uno de los jefes de sicarios de los chapitos”, esto es, de los hijos del Chapo Guzmán.
La periodista dice que al entrevistar a uno de los principales miembros del cartel de Sinaloa que ahora colabora con la justicia, éste le señaló que la canción “el belicón” fue hecha para el jefe de sicarios Néstor Pérez. Y que el rancho donde se filmó es del mismo Pérez. Y que en ese lugar se usaron armas que solo legalmente puede usar el Estado.
Ella señala que no solo hace propaganda y apología, sino que usa en su beneficio bienes ilícitos. Y la periodista se pregunta: “habría que preguntarse quién realmente lo propuso”, para luego aclarar que Chile es importante por insumos químicos para la droga producida en Perú, Colombia y Bolivia. Señala que Chile es relevante para el cartel de Sinaloa.
Defendiendo los más altos valores de la sociedad, en nombre del narcotráfico
Volvamos a la pregunta. ¿Cómo fue la negociación? Peso Pluma es hoy un artista carísimo. ¿Estuvo dispuesto a una buena oferta? La pregunta de la periodista es clave, porque ella sabe cómo funciona. Hay municipios que lo han invitado y cuesta creer que hayan podido financiar al artista, municipios que en el año gastan US$100.000 en todas sus actividades culturales. Peso Pluma vale más que ello. La pregunta es pertinente.
Cuando ocurrió el escándalo en Culiacán el único grupo que levantó la voz, con enorme valentía, fue el Colectivo de Mujeres Activas Sinaloenses, una ONG que lleva 22 años defendiendo los derechos de las mujeres y particularmente buscando reducir los femicidios y todas las formas de violencia contra la mujer.
Esta agrupación denunció “apología del delito” y pidió sanciones, mencionando al ayuntamiento y al presidente municipal. Pero el ayuntamiento respondió que aun cuando condenaba lo ocurrido, la verdad es que está a favor de la libertad de expresión de los artistas.
¿Cuál fue la respuesta del Festival de Viña en Chile? Fácil: el Festival de Viña no incurrirá “en ningún tipo de censura ni discriminación”. Así, defendiendo los más altos valores de la sociedad, en nombre del narcotráfico.
El municipio de Culiacán se lavó las manos. Dijo que prácticamente había sido un accidente que cantara allí Peso Pluma, que fue una decisión repentina e inopinada, de última hora, porque otro artista falló. En su corolario la declaración del ayuntamiento señala: “con este tipo de eventos el Ayuntamiento de Culiacán busca apoyar el talento local, por medio de la producción de eventos en la ciudad”. Por supuesto Peso Pluma no había nacido allí, sino en Jalisco. Y por supuesto es imposible que haya llegado como reemplazo de alguien que falló. Peso Pluma ya era un artista consagrado, ya entonces era carísimo y ya entonces tenía la agenda repleta.
Desde la política simplemente se rindieron. La imagen del Chapo Guzmán quedó allí, mostrando la obscenidad de la situación. ¿Quiere usted ver esa imagen? Aquí está.
La canción se llama “siempre pendientes” en relación a las obligaciones de los soldados jóvenes, que deben estar siempre listos para su difícil y peligrosa tarea. Todo lo que es una estrategia de alineamiento organizacional de su compañía, a partir de una producción propia y específica (mientras se hace publicidad a nuevas drogas en la misma canción).
¿Por qué nos cuesta rechazar la cultura narco?
Porque es parte de nuestra alma creer en el éxito, asumir el fracaso como una experiencia horrible, porque todos luchamos por darle fácil y digerida la vida a nuestros hijos, porque creemos que la verdad está en el éxito y no viceversa.
Hemos fracasado con la educación, nuestros mejores colegios no compiten con un colegio rural de China. Pero hemos fracasado fácilmente y ello es porque nuestra cultura hedonista, facilista, consumista y de amor al riesgo encaja perfectamente con la práctica del narcotráfico.
Los académicos que han investigado esto en México lo dicen claramente: los jóvenes son presas fáciles y se convierten en carne de cañón, son concebidos por el crimen organizado como seres desechables. Pero les hacen una canción como anestésico.
El cinismo en su peor versión llegó más lejos.
Ahora a quienes planteamos este tema se nos sindica como violadores del pacto social más básico, como discriminadores, como censuradores. No hay examen alguno. ¿Cuál es la libertad de los jóvenes que ingresan a ese mundo? Si Peso Pluma está dentro de ese mundo, lo lamento por él. Si se mueve con cincuenta guardias, como se dice, implica que corre riesgo. ¿De qué? Ni idea. De otro cartel, del mismo cartel en el que estuvo, de la policía, quién sabe.
Aquí no hay libertad en juego, no hay verdad en juego. Esto es esclavitud y mentira. La forma de trabajo de quien ingresa a un cartel no es libre. La relación entre unos y otros es desigual hasta el extremo. No ha habido empacho en Chile para defender al exitoso artista, no ha habido empacho para que el gobierno diga una cosa y la contraria, no ha habido empacho en dejar que la verdad se muera en un rincón mientras la evidencia cae torrencialmente. He aquí el cinismo.
Lo repudiable vive.
Pero esta historia continuará. Y la evidencia del tamaño del error, que ya es visible, solo puede crecer con los días.
“Con dinero baila el perro”, nos viene a decir Peso Pluma. Y quiere que Chile mueva la cola.